Páginas: 272
Editorial: Alfaguara
Precio: 17,95 euros
Año: 2011
Me gusta saber lo que leen mis escritores favoritos. Me fio de sus gustos, y no fallan. Por eso me ha gustado tanto leer esta compilación de artículos escritos por mi admirada Rosa Montero y publicados en El País desde 1998 hasta el 2010. Por eso y porque escribe de una manera tan singular, mezcla de profundidad, exactitud, saber hacer, sentido del humor y cercanía que hace de la lectura de sus escritos de no ficción una experiencia gozosa.
A lo largo de 45 artículos nos habla, como reza el título, de lo que más ama en su vida, la lectura y la escritura. Nos cuenta historias personales, o no, de libros, autores y personajes, así como del hecho de escribir y lo hace con un elenco tan amplio que va desde «Las mil y una noches» que guarda como acertado colofón al ejemplar, pasando por sus libros «talismán» como «Lolita» de Nabokov o «El corazón de las tinieblas» de Joseph Conrad, que siempre le impresionó por narrar su brutal experiencia cuando el escritor era marino, experiencia que le acarreó problemas de por vida. Nos cuenta también cómo consiguió Charles Darwin su viaje de descubrimiento, que sería vital para la humanidad, un escritor que antes de serlo iba para párroco rural, oficio que era una buena salida para caballeros de buena familia que no servían para nada.
Nos cuenta una enorme cantidad de cosas de autores famosos y despierta en nosotros un interés por conocer más de las vidas de aquellos a quienes hemos leído y también de los que tenemos anotados en nuestro cada vez más abultado cuaderno de pendientes. Y no es un interés malsano, sino que lo sentimos como un acercamiento a la comprensión de sus obras, porque, así como los pintores a lo largo de su vida dejan marcas de su vida en la evolución de su pintura, lo mismo ocurre con los escritores pues, como dicen muchos de ellos, todos escriben desde algún sitio y ese sitio son ellos y sus circunstancias en cada momento y así impregnan sus obras de alguna manera, aunque no sean autobiográficas. Esto viene a confirmar lo también repetido de que no se puede hablar —escribir— de lo que no se conoce.
Algunos de los personajes de quienes nos habla tuvieron problemas psicológicos o los tuvieron los suyos y eso influyó en su escritura. Es una idea fija siempre presente en Rosa Montero, que ya en «La loca de la casa» y con aún más decisión en su último libro «El peligro de estar cuerda» habla de esa característica muy común de, digamos, inestabilidad mental. Pero es algo frecuente no solo entre los escritores, sino también en otros grupos como el de los presidentes de los EE. UU. que, según los datos, el 29 % sufrió dolencias psíquicas estando en el cargo. Y como ella, además de interesarle el tema de manera personal es psicóloga, estudia mucho y recomienda un libro de divulgación «Fantasmas en el cerebro» del neurólogo V.S. Ramachandrán, con prólogo del muy conocido Oliver Sacks. De Daniel Tammet que es una persona de increíbles capacidades y con el síndrome de Asperger, capaz de vivir solo, nos recomienda «Nacido en un día azul», su autobiografía.
También habla de los escritores que tuvieron al alcohol como compañero de vida, lo que no fue en ningún caso la mejor de las ayudas para la inspiración, y también habla de la cantidad de borrachos que aparecen en la literatura.
Y, como no podía ser menos, están muy presentes las escritoras, algunas con vidas más que curiosas, como la de Stella Rimington que fue espía y con sesenta y nueve años publicó su primera novela. No podía faltar Mary W. Shelley que tuvo una vida realmente agitada por ser demasiado liberal y moderna. Tampoco podían faltar las que escribieron para que firmaran sus maridos sus trabajos, como Colette. Otras sufrieron los efectos de las tiranías y dejaron constancia, como Jung Chang. Nos cuenta la vida de Gertrude Stein, una mujer sin duda peculiar, que fue retratada por Picasso en París, que se puso el mundo por montera y vivió más de cuarenta años con su compañera. También era impensable que no apareciera Carmen Laforet. Además, están presentes escritoras noveles y Montero nos habla de lo estupendas que son las nuevas generaciones de escritoras, de entre las que destacan Nuria Labari y Myriam Chirouse.
No podían faltar el trío de mujeres más famosas de la literatura, Madame Bovary, Ana Karenina y Ana Ozores, las tres obra de varones insignes. Reflexiona acerca de la mujer y cuenta historias de los libros, como, por ejemplo, lo que tuvo que sufrir Clarín para que se lo publicaran, tanto que pidió a Galdós que le prologara la segunda edición y así aprovechar su ya gran fama.
La literatura y el cine han sido siempre temas de estudio y están también en este abanico de referencias literarias. Se entusiasma y nos recomienda vivamente «La edad media en el cine» de J. J. Alonso y E. A. Mastache. Asimismo, interesante han sido las relaciones de la literatura y la música, de lo que habla la colección «Los escritores y la música».
Hay varios artículos dedicados al mundo clásico, sea en formato de ensayos, como el de Carlos García Gual, «Encuentros heroicos, seis escenas griegas», o novelas como la trilogía sobre Alejandro Magno de Mary Renault, sin olvidar la lectura directa de algunos de ellos como «Vidas paralelas» de Plutarco.
Y entre autores y libros mil y una reflexiones acerca de lo que son los libros: compañía, lugar y estímulo para compartir sentimientos; aprendizaje; olvido de dónde estamos y quiénes somos; comprensión de los otros. Depende de para quién, son también talismanes, objetos de culto.
Reflexiona, cómo no, sobre la situación de cantidad de autores que desaparecen y no serán sacados del olvido; de la condena del mercado editorial con sus tiradas pasadas por la destructora de papel porque no se venden; del por qué se editan libros malos y quedan sin ver la luz otros estupendos y alude a esas pequeñas editoriales que hacen apuestas increíbles por autores que no son publicados; del significado, en fin, de lo que son «los clásicos» y recomienda para saberlo a ítalo Calvino en su «Por qué leer a los clásicos».
Destaco, para finalizar una reseña que podría alargarse enormemente pues se trata de un libro inagotable, las reflexiones de la autora acerca de cuestiones tan diversas como los gustos personales de los lectores que son totalmente respetables; de los libros «tocho» a los que les sobran muchas páginas aunque sus autores sean consagrados; de que no hay que respetar a los libros, sino amarlos, vivir dentro de ellos; de la función de la literatura que, en suma, no es más que luchar contra el tiempo finito, como hizo Sherezade contando un cuento cada día.
Magnífica guía de lectura de una autora más que fiable.
Publicado por Paloma Martínez.
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