Ya somos el olvido que seremos.
El polvo elemental que nos ignora
y que fue el rojo Adán y que es ahora
todos los hombres, y que no veremos.
Ya somos en la tumba las dos fechas
del principio y el término. La caja,
la obscena corrupción y la mortaja,
los ritos de la muerte, y las endechas.
No soy el insensato que se aferra
al mágico sonido de su nombre.
Pienso, con esperanza, en aquel hombre
que no sabrá que fui sobre la Tierra.
Bajo el indiferente azul del cielo
esta meditación es un consuelo.
Este soneto de Jorge Luis Borges (Buenos Aires, 1899-1986) se ha hecho últimamente especialmente conocido gracias a la película colombiana, dirigida por Fernando Trueba y protagonizada por Javier Cámara, que toma el título de su primer verso (El olvido que seremos, 2020).
La cinta, altamente recomendable, está basada en el maravilloso libro de Héctor Abad Faciolince del mismo título, que cuenta la historia y personalidad de su padre, Héctor Abad Gómez, médico, especialista en salud pública y defensor de los derechos humanos, asesinado en Medellín en el verano de 1987. Lo mataron a balazos, en la calle y a plena luz del día y en el bolsillo de su chaqeta, encontraron este poema y el nombre del poeta argentino.
Héctor Abad Faciolince publicó su novela 20 años más tarde y en ella decía que el poema era de Borges. Llegaron los expertos y dijeron que no era de él, que era un apócrifo, ya que no figuraba en ninguna de sus publicaciones, Héctor inició una larga y complicada pesquisa, que le llevó varios años y se cuenta en este artículo. Finalmente, y a pesar de la opinión en contra de María Kodama, la viuda de Borges y depositaria de sus derechos de autor, parece demostrado que el soneto no es apócrifo y junto a otros cuatro, todos sin título, fue dictado por el genial argentino al final de su vida.
Fue uno de sus últimos poemas, publicado en la revista colombiana Semana, de donde lo tomó el doctor Héctor Abad Gómez para leerlo en una emisora de radio. Y como dice su hijo, resulta un desenlace bonito saber que cuando lo mataron en la calle Argentina de Medellín, su pecho estaba protegido solo por un papel y un bello soneto, que le sirvió de epitafio, y que su muerte sirvió al menos para recuperar del olvido un poema de Borges sobre el olvido que seremos.
Para más información, véase este suelto: «Un poema en el bolsillo».
Publicado por Antonio F. Rodríguez.
Si os interesa saber más sobre el libro y la película, aquí tenéis un coloquio en el que intervienen Héctor Abad Faciolince y Fernando Trueba, orgaizado por la Universidad de Zaragoza:
ResponderEliminarhttps://www.youtube.com/watch?v=wTfi2z8clVQ
Creo que es uno de los libros que más me ha gustado de todos los leídos. Así es mi recuerdo emocional. Como emocional es la promoción que están haciendo de la película, lo que nos está dando la oportunidad de volver a sentir lo que es buena literatura, lo que es buen cine y comprobar que la bondad se desparrama alrededor de todos los que se acercan a ella. Es el caso de Javier Cámara, quien dice que le ha cambiado la vida, y Fernando Trueba y según ellos mismos cuentan, de todo el equipo de la película, amén del escritor Héctor Abad Faciolince que nos cautivó y lo sigue haciendo cada vez que le oímos hablar con tanta coherencia y tanto corazón. Un lujo a nuestro alcance. Añado otro interesantísimo coloquio, el que tuvo lugar en La casa de América:
ResponderEliminarhttps://youtu.be/d0Hyj2ET2Y8
Muchas gracias Antonio
Paloma
Gracias, Paloma. Sí, el libro es uno de los más emotivos que he leído y tiene mucho mérito escribir una novela así, porque en literatura es conveniente tomar distancia de lo escrito y novelar un tema tan cercano creo que es lo más difícil.
EliminarSalud y libros.
Muy buena la película
ResponderEliminarSí, extraordinaria. Pero la novela no se queda atrás.
ResponderEliminarSalud y libros.
Excelente película!!!! Me comprometo a leer el libro!!!!
ResponderEliminarEs uno de esos casos raros en los que la película no demerece frente al libro. Ambos son buenísimos.
ResponderEliminarSalud y libros.
no desmerece frente al libro pero si ante la historia del país y la marcada idiosincracia tipica de las producciones de Dago García...
Eliminarmuy buena novela, candor de parte del autor a contarnos la visa de su padre y la suya misma. fortaleza por haberla escrito a pesar de los problemas políticos ysociales que sigue habiendo en Colombia. me comprometo a leer el libro. hoy a la tarde la discutiremos en grupi
ResponderEliminarExcelente.
ResponderEliminarNo he leído el libro, si vi la película y es una gran cinta, provoca interés, conmueve y se experimenta indignación ante la violencia. Ver y sentir una vida familiar tan cálida y admirar la convicción social del doctor salubrista, es emplear positivamente el tiempo.
ResponderEliminarLa he recomendado mucho y ahora compraré el libro y me voy a sumergir en detalles que tal vez no fueron captados por la película. Felicitaciones al escritor y a los que trabajaron en la película.
Pues el libro ta va a encantar. A mí me fascinó. Salud y libros.
ResponderEliminarMe gusto mucho la película no e leído la novela pero la buscaré me imagino q la novela me cautivará como la película me da nostalgia q hoy en día ya no produzca nada haci
ResponderEliminarGracias por el comentario. Si te ha gustado la película, no te pierdas la novela. Es maravillosa. Salud y libros.
ResponderEliminarLa grandeza y humildad de don Héctor Abad Gómez me llena de orgullo, un legado que muchos colombianos deberían conocer, gracias Héctor Abad junior por su aclaración y juiciosa investigación
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