Título: Layla y Majnún Autor: Jami
Páginas: 176
Editorial: Editorial Sufí
Precio: 8 euros .
Año de edición: 2001
Como bien dice el escritor sirio Rafik Schami, las verdaderas historias de amores imposibles, los más desesperados y difíciles, se dan en oriente y en el mundo árabe. En esos países en los que los matrimonios se conciertan a edades muy tempranas y las chicas permanecen inaccesibles tras velos, puertas cerradas, tapias y muros. Y la más tradicional historia de amores desgraciados es la de Layla y Majnún, un clásico que ha influido en la literatura universal, aunque apenas si es conocida por estos pagos.
La historia comienza cuando Mulawwih se enamora de una bella muchacha, Layla (noche), la corteja, le escribe poemas y es correspondido. Pero los padres de ella no le consideran digno de su hija, la encierran y la prometen a otro hombre. El joven vaga por el desierto, enloquece de amor y le llaman Majnún (loco). Finalmente muere y poco después, le acompaña su amada. La narración está inspirada en el amor udrí y es un buen ejemplo de historia trágica de amor virgen, o amor platónico, el que nunca llega a consumarse.
Parece que los protagonistas vivieron en Arabia en el siglo VII, que su historia circuló de boca en boca en forma de poema durante años y que el poeta azerí Nezamí Ganyaví fue el primero en ponerla por escrito allá por el año 1188. La historia ha conocido múltiples versiones, hay quien dice que más de mil, de las que las más conocidas, y probablemente las mejores, son ésta de Jami de 1484 —redactada a los 70 años— y la que escribió Fuzûlî en 1535. Lord Byron la conocía y puede que haya influido en muchas historias europeas. En 1908, sirvió de argumento para la primera ópera del mundo árabe. En 1970, Eric Clapton lanzó uno de sus temas más conocidos, Layla, inspirado por su amor no correspondido por la mujer de su amigo el beatle George Harrison. Se considera que es el romance más influyente de la historia de la literatura y todo un clásico en todo Oriente Medio.
La novela, en realidad una novela corta, de 144 páginas netas, es una delicia. Una apasionada historia de amor entre dos jóvenes beduinos que se enamoran violentamente, llena de poesía y delicadeza. A lo largo de 42 capítulos muy cortos, conocemos las peripecias de los dos enamorados, la belleza y fuerza de su amor, las dificultades a las que se enfrentan y su triste final. La redacción es muy polar y algo exagerada, pero es que el enamor es así, intensamente poética, evocadora y de gran belleza. Es inevitable emocionarse al leer estas páginas. Tengo la impresión de que los escritores árabes no tienen miedo de parecer cursis, como los occidentales, y consiguen escribir textos hondamente líricos y conmovedores. En la obra se mezclan varios temas interesantes: lo inevitable del destino; que el amor es sufrimiento desde el primer día, por eso se le llama la dulce herida; el estatuto diferente del hombre y la mujer; la valoración de la virginidad como una pureza deseable; el amor como locura arrebatada; la violencia y sinceridad del auténtico amor; la naturaleza y su belleza; los animales como símbolos de los afectos humanos... En realidad, puede decirse que este poema narrativo es una obra romántica avant la lettre y que en la culta Edad Media árabe apareció algo parecido al Romanticismo mucho antes que en Occidente.
Veamos algunos ejemplos: «Pero el astro radiante, que con su jornada hace morir y renacer los colores, comenzaba a recoger el velo de oro que de mañana había hecho flotar en el oriente», «¡Qué suerte tienen los hombres! [...] El amor, esa pasión irresistible que honra al hombre que cede a ella, en nosotras resulta un crimen», «Sus palabras son más dulces que el azúcar y la leche», «Mientras mis ojos gocen de la luz del cielo, juro que solo tu recuerdo ocupará mi alma», «Layla es el alma que me da el aliento», «... más preciosa a mis ojos que el más raro colirio», «Soy una ligera mota de polvo en la casa de la desesperanza», «Tal es el orden irrevocable de la naturaleza: vivir por algún tiempo en la inquietud y morir», «En el semblante sereno y feliz del pastor, reconoció la influencia de la mirada vivífica de Layla».
Esta versión en castellano del original es una traducción de la versión francesa de A. L. Chezy , realizada al alimón por los colombianos Carolina Sanín y Juan Tafur. Aunque tiene ya 23 años, es fácil de encontrar en Iberlibro o encargándola en vuestra librería favorita.
Un libro encantador y apasionado, emocionante, de hondo lirismo, que se mece en la belleza y la fuerza irresistible del enamor, ese sentimiento terrible y maravilloso que nos arrebata y nos lleva. Una novela impresionante y bellísima. Al leerla, es inevitable recordar aquella época en la que nos enamoramos y el mundo cambió.
Nur ad-Dīn Abd ar-Rahmān Jāmī (Jam, actual Afganistán, 1414-1492), hijo y nieto de jueces, fue un poeta y teólogo sufí persa. Estudió peripatetismo, matemáticas, literatura persa, ciencias naturales, lengua árabe, lógica, retórica y filosofía islámica en la Nizamiyya (una especie de antigua universidad persa) de Herat. Completó su formación en Samarcanda y se estableció definitivamente en Herat, donde murió. Su epitafio dice: «Cuando tu rostro se oculta de mí, como la luna oculta en una noche
oscura, derramo estrellas de lágrimas y, sin embargo, mi noche sigue
siendo oscura a pesar de todas esas estrellas brillantes».
Como poeta en lengua persa, alcanzó fama por sus logros como estudioso prolífico y escritor de literatura mística suíi. Fue un teólogo y pensador destacado de la escuela de Ibn Arabi y un Khwājagānī, reconocido por su elocuencia y por su análisis de la misericordia metafísica. Dejó escritos 87 libros de los más variados temas: Filosofía, Historia, poesía, un tratado de riego muy interesante y tres colecciones de poesía lírica de gran influencia en la poesía de Oriente Medio.
Jami
Publicado por Antonio F. Rodríguez.