lunes, 31 de octubre de 2022

Salvo mi corazón, todo está bien - Héctor Abad Faciolince


Título: Salvo mi corazón, todo está bien                                                                           Autor: Héctor Abad Faciolince

Páginas: 360
 
Editorial: Alfaguara
 
Precio: 19,90 euros 

Año de edición: 2022

La armonía, en términos filosóficos, se dice que ocurre cuando existe un equilibrio y una conveniente y adecuada proporción, concordancia y correspondencia de unas cosas con otras. Algo armónico, en general, es algo bello, alegre, agradable, relajante y sosegado.

Armonía es lo que siento cuando leo y escucho a Héctor Abad Faciolence, uno de mis escritores favoritos. Sus palabras en las entrevistas, sus gestos, su sonrisa, su suave acento, lo que nos cuenta y cómo lo hace, su amabilidad, nos hablan de él, de su bonhomía, de su humildad, de su amor por la belleza, por la familia y por la amistad. Y también muestran su deseo de agradar y una cierta coquetería seductora.

Armonía podría ser la palabra que definiera con la mayor parquedad posible el resultado de la lectura de esta novela, biografía ficcionada, en la que resuena el propio autor camuflado tras sus personajes, especialmente en Aurelio, el narrador, pero también tras el protagonista, Luis de Córdoba, nombre traspuesto de Luis Alberto Álvarez que fue amigo del autor, un hombre bueno, además de cura.

El escritor, que perdió hace un año a su madre, sentía que le debía un homenaje, al igual que lo hiciera con su padre en esa maravillosa novela, reseñada aquí por Antonio F, Rodríguez, artífice de este blog, «El olvido que seremos», que fue llevada al cine de manera magistral por Fernando Trueba con guion de David Trueba y en la que Javier Cámara nos emocionó.

Como él mismo cuenta, para hacer el homenaje a su madre, que era profundamente religiosa y no comprendía el ateísmo del hijo, Héctor Abad eligió el tema que quizás más difícil le podía resultar, hablar de curas que es, inevitablemente, hablar de la religión en la que fue educado, pero en la que el escritor no cree, aunque la respete.

Leemos el relato de la vida del protagonista, Luis Córdoba «el Gordo», en palabras del cura Aurelio o «Lelo», como le llaman los amigos, compañero suyo desde el seminario. Veinte años de convivencia forjaron un vínculo muy sólido que les dio fuerza a los dos y un profundo conocimiento mutuo. Son unas «notas» en primera persona en las que rememora múltiples y variados hechos y lo hace a solicitud del amigo común, Joaquín, escritor que lleva muchos años dedicándose a la publicidad y pretende conocer los detalles de la vida de Luis Córdoba que se le escapan para, basándose en esas notas, escribir él la biografía del cura.

Sin una linealidad en el tiempo, así son los recuerdos que van y vienen al antojo de no se sabe muy bien qué fuerza inspiradora, aunque en la novela es la estrategia narrativa elegida por ser muy cinematográfica. Así conocemos de una manera muy próxima y cariñosa, la historia de esa persona tan especial que fue el padre Luis Alberto Álvarez.

El narrador, Lelo, nos habla de que su compañero y amigo fue un cura esencialmente bueno, gran amante y conocedor del cine y de la ópera, que logró de su arzobispo no solo poder dedicarse a enseñar esas dos disciplinas, sino vivir en la que fue su casa y recibió en herencia junto al propio Lelo fuera del convento. Eran los momentos posteriores al Concilio Vaticano II ,que abrió posibilidades a los curas antes impensables y él lo supo aprovechar.

El título de la obra lo tomó el autor del último verso del poema del también colombiano Eduardo Carranza, «Soneto con una salvedad». Es un título más que conveniente porque habla mucho del corazón, su funcionamiento y alguna de sus disfunciones como, en palabras para no iniciados, «tener el corazón grande», que es la enfermedad que padece el padre Luis y para lo que el autor utiliza un lenguaje didáctico. El conocimiento que tiene Héctor Abad se debe a que mientras estaba escribiendo el libro tuvo que ser operado de corazón y se informó mucho.

El título también da idea del tono poético que tienen muchos de los pasajes del relato y que tanto nos gusta de la escritura de Abad Faciolince, pues hablar del corazón es hablar de sentimientos y el escritor nunca lo rehúye, aunque lo hace con la necesaria contención. Tampoco está ausente su constante buen humor suave y amable que nos provoca tan a menudo la sonrisa.

El tema principal es la fraternidad, como una amistad con matices que la ensalzan aún más si cabe. Inseparable de ella, la lealtad, la generosidad, la libertad y el amor a la vida.

La belleza se contempla como valor necesario para disfrutar y ser feliz, que es uno de los objetivos vitales para el cura expresado en una de sus manifestaciones artísticas más sublimes, la música y en particular, la ópera. En el libro aparecen códigos QR que nos permiten escuchar la pieza de la que se habla en unos momentos determinados, lo que es una novedad muy agradable. También el cine tiene un papel destacado pues el protagonista es un experto profesor de la materia.

Es una novela sobre curas buenos en la que no falta la descripción de algunos de los más aberrantes pecados de la Iglesia en general y de algunos curas, obispos y arzobispos en particular. Todo ello lo conocíamos y se cuenta con rigor, pero sin un apasionamiento que conduzca al lector a que el sentimiento nuble el raciocinio de lo que son hechos abominables, que todos condenamos y para los que aún existen círculos renuentes a su confesión. Como contrapunto, la visión de esos curas buenos que aparecen en la novela, que conciben la religión con grados importantes de libertad. En las palabras que el autor pone en boca de los dos curas, «Lelo» y «El Gordo« defienden «un catolicismo que permita el amor en todas sus manifestaciones y que no excluya la felicidad del cuerpo, la dicha de estar vivos y de gozar con nuestros sentidos, con todos nuestros sentidos, que no separe el espíritu y el cuerpo porque no existe el uno sin el otro».

No he desvelado demasiado pues, como casi siempre, el argumento viene sintetizado en la contraportada y creo que es suficiente para permitirnos el descubrimiento que solo debe experimentarse durante la lectura, pero hay mucho más en esta estupenda novela que recomiendo de manera entusiasta.

Héctor Abad Faciolince

Héctor Abad Faciolince (Medellín, 1958) es un celebrado escritor, traductor y periodista que se formó en letras tanto en la universidad de Medellín, donde también comenzó medicina y periodismo, como en la de Turín, donde estudió Lengua y Literaturas modernas. Premiado como periodista y como novelista, incluso en China, ama la poesía, aunque dice que «le salen malos poemas». Viaja con frecuencia a España, donde vivió y se sintió muy a gusto, y es muy generoso presentando sus libros no solo en instituciones prestigiosas, sino también en librerías o clubs de lectura. Ya lo está haciendo en España, recién llegado su libro a las librerías y esperamos verle muy pronto en la librería Cálamo, donde ya obtuvo el premio en 2015 por «La oculta».

Si la novela que le hizo mundialmente famoso fue la mencionada «El olvido que seremos» editada en 2006, cualquiera de sus obras merece disfrutarse. No tardaremos en seguir reseñando su trabajo porque nos gusta, y mucho.

Publicado por Paloma Mattínez.