domingo, 28 de febrero de 2021

Quinametzin, los legendarios gigantes prehispánicos

Hombres arrastrando a un gigante muerto, (Códice Vaticano)

Existen antiguas leyendas sobre hombres gigantes en muchas culturas. Todos hemos oído hablar del temible  Goliat, los terribles Cíclopes, los Titanes de la mitología griega... parecen historias poco creíbles, basadas más en leyendas y mitos que en hechos verificables. Como las historias orales sobre enanos.

Sin embargo, en 2004 se encontraron restos del llamado Hombre de Flores (Homo floresiensis), un homínido de menos de un metro de altura y 25 kg de peso que habitó la Isla de Flores, en Indonesia, hace unos 50 000 años. Hacía tiempo que se conocían las leyendas que contaban los nativos sobre hombres diminutos que raptaban niños y eran hostiles. Nadie las creyó... hasta que encontraron restos óseos.

¿Y si ha ocurrido algo parecido con alguna raza de gigantes? ¿Es posible que hayan existido en algún caso? Desde luego, parece probado que en el sur de América había unos nativos muy altos, los patagones, aunque su estatura estaba entre el 1,90 y los 2 metros, muy grandes, pero no gigantes.

En la Mesoamérica precolombina estaban muy extendidas las leyendas sobre pobladores gigantescos, que aterrorizaban  a los olmecas y a los nahuas, hasta el extremo de tenerlos dominados. Eran los temibles quinametzin, que se dice que habían construido la ciudad de Teotihuacán. Cuando llegaron los conquistadores españoles, encontraron testimonios de varias tribus que aseguraban haber luchado con ellos hasta haberlos extinguido hacía poco tiempo. 

Hay grabados, tradiciones y folclore abundante. Según se decía, habían habitado la región donde está la actual ciudad de Puebla, en México. Se alimentaban de animales y frutos silvestres e iban desnudos. Al principio, recibieron amablemente a los indígenas que llegaron allí y les permitieron cultivar sus tierras, a cambio de agar cuantiosos tributos. Pero con el paso del tiempo empezaron a tratarles de manera despótica y a humillarles, hasta que la situación se hizo insostenible y tuvieron que guerrear contra ellos y los exterminaron. Según los olmecas, les prepararon una trampa: les invitaron a un gran banquete y les embriagaron; cuando estaban indefensos, les atacaron y acabaron con todo ellos. 

Ya en la época colonial, algunos frailes decían haber encontrado huesos enormes de gigantes primigenios, pero en cuanto la Arqueología avanzó lo suficiente, se descubrió que eran huesos de animales, no de humanos de gran tamaño.

Así que parece que no hay pruebas, pero las leyendas y tradiciones eran muy insistentes. ¿Qué habrá de verdad en las historias de los quinametzin? ¿Existieron realmente?

Publicado por Antonio F. Rodríguez.

sábado, 27 de febrero de 2021

El gran secreto sobre el 23 de febrero - Javier Cercas

Javier Cercas

El martes de esta semana se han cumplido 40 años de la intentona de golpe de estado del 23 de febrero y, con motivo de la efeméride, Javier Cercas (Ibahernando, Cáceres, 1962) ha publicado un artículo que me parece extraordinario. En él realiza una síntesis de las conclusiones a las que ha llegado tras mucho tiempo de análisis hermenéutico del acontecimiento: qué significa, cuales son su claves y sus héroes, cuáles sus secretos y consecuencias, qué es exactamente lo que se intentó, por qué fracasó... y así sucesivamente hasta quintaesenciar toda su opinión sobre un tema tan fundamental de nuestra historia cercana.

Cercas es el escritor que más ha reflexionado y con más acierto sobre todo aquello. Atinado, lúcido, inteligente, perspicaz y muy bien redactado, este resumen me parece fundamental y de lectura obligada. Aquí lo tenéis, por si alguien no lo ha leído:

«El gran secreto sobre el 23 de febrero».

Como lectura complementaria, vale la pena echar un vistazo a esta entrevista, publicada el día anterior, en la que el autor aporta algunos detalles más de interés.

El teniente coronel Antonio Tejero en el Congreso

Publicado por Antonio F. Rodríguez.

viernes, 26 de febrero de 2021

Penélope y las doce criadas - Margaret Atwood

  

Título: Penélope y las doce criadas                                                                                    Autora: Margaret Atwood

Páginas: 176

Editorial:
Salamandra

Precio: 18 euros

Año de edición: 2020

Tenía muchas ganas de leer algo de esta autora, era una de esas lecturas pendientes y, cuando me recomendaron esta novela no muy larga, me lancé a por ella; la verdad es que me ha entusiasmado, me parece buenísima y muy recomendable.

La autora nos da una nueva visión del mito de la Odisea desde otro punto de vista: el de Penélope, símbolo máximo de la fidelidad conyugal, y su espera en Ítaca, junto con sus fieles doce criadas que la acompañaron en todo momento, del regreso de Odiseo su marido. Las criadas atendieron a los pretendientes de Penélope que, siguiendo las leyes de Ítaca, la asediaban para casarse con ella por considerarla viuda. Las jóvenes criadas que habían empezado a trabajar desde niñas, atendieron a los invitados con fidelidad, siguiendo las normas de hospitalidad del reino. Pero, cuando regresa Odiseo para recuperar su trono, su mujer y su isla, da muerte a todos los pretendientes y a las doce criadas por traidoras ¿Por qué? ¿Qué sucedió en realidad?

La relatora de la historia es Penélope en forma de espíritu, una visión autobiográfica póstuma de lo que sucedió en Ítaca, pues tanto ella como los demás personajes de La Odisea están desde hace siglos en el jardín de Hades lleno de praderas de asfódelos. Penélope era hija del rey de Esparta y de una náyade con poco instinto maternal que, en vez de cuidar de ella, se pasa el tiempo bañándose, contando chistes y haciendo bromas con delfines y otras criaturas marinas; es un espíritu mordaz, que hace múltiples comentarios irónicos (el que diseñó el Hades se lució, sólo praderas y praderas de asfódelos) y ajusta cuentas con Odiseo y con Helena.

Sí, con su prima Helena, la de gran belleza que antes traía de cabeza a todos los hombres y ahora a todas las almas y ella, muy frívola, lo sabe y lo utiliza. Menuda se organizó por su culpa en Troya y de rebote en su isla y en su familia.

También se encuentra con su marido Odiseo, rey de una isla pequeña poblada de cabras, un rico de pueblo mentiroso, astuto, tramposo y seductor con el que se casó a los quince años, que se fue a la guerra y tardó en hacer el viaje de vuelta ¡diez años! Y vuelve contando historias como la lucha con un cíclope (¿no sería un tabernero grandullón y tuerto?) o que fue retenido por una diosa que se convirtió en su amante (quizás una prostituta de lujo que se encaprichó de él y Odiseo se dejó querer y se aprovechó). Y resulta que vuelve él solo sin que haya ningún testigo de sus historias ¿y pretende que Penélope le crea a pies juntillas? ¿No se podía haber buscado explicaciones más normales y lógicas? ¿Vamos hombre!

El libro es un relato arrollador, de gran ímpetu, muy original, que le da otra vuelta distinta a este capítulo de la mitología. Está basado en La Odisea y también en la obra de Robert Graves Los mitos griegos. Las criadas. a lo largo de la obra, forman un coro en el que, al igual que en el teatro griego clásico, cantan y recitan al unísono.

Margaret Atwood

Margaret Eleanor Atwood nació en Ottawa, Canadá, en 1939. Lectora voraz desde pequeña, comenzó a escribir a los 16 años. Estudió Filología Inglesa en la universidad de Toronto y cursó estudios de posgrado en la de Harvard. Ha escrito novela, relatos, ensayos, poesía y literatura infantil, su obra alcanza unos sesenta libros traducidos a treinta idiomas. Escritora de corte feminista, un rasgo frecuente en su obra es la mujer y su explotación social y económica, junto con otros como su interés en temas medioambientales, derechos humanos y la relación Canadá-EE. UU.

Ha sido docente en varias universidades de EE. UU. y Canadá, es miembro de Amnistía Internacional y copresidenta de Bird Life International. Ha ganado múltiples premios literarios como el Premio Booker en dos ocasiones, el Premio Hammett y el Príncipe de Asturias en 2008. Su nombre suena habitualmente como candidata al Nobel de Literatura. 

Publicado por John Smith.