Existen antiguas leyendas sobre hombres gigantes en muchas culturas. Todos hemos oído hablar del temible Goliat, los terribles Cíclopes, los Titanes de la mitología griega... parecen historias poco creíbles, basadas más en leyendas y mitos que en hechos verificables. Como las historias orales sobre enanos.
Sin embargo, en 2004 se encontraron restos del llamado Hombre de Flores (Homo floresiensis), un homínido de menos de un metro de altura y 25 kg de peso que habitó la Isla de Flores, en Indonesia, hace unos 50 000 años. Hacía tiempo que se conocían las leyendas que contaban los nativos sobre hombres diminutos que raptaban niños y eran hostiles. Nadie las creyó... hasta que encontraron restos óseos.
¿Y si ha ocurrido algo parecido con alguna raza de gigantes? ¿Es posible que hayan existido en algún caso? Desde luego, parece probado que en el sur de América había unos nativos muy altos, los patagones, aunque su estatura estaba entre el 1,90 y los 2 metros, muy grandes, pero no gigantes.
En la Mesoamérica precolombina estaban muy extendidas las leyendas sobre pobladores gigantescos, que aterrorizaban a los olmecas y a los nahuas, hasta el extremo de tenerlos dominados. Eran los temibles quinametzin, que se dice que habían construido la ciudad de Teotihuacán. Cuando llegaron los conquistadores españoles, encontraron testimonios de varias tribus que aseguraban haber luchado con ellos hasta haberlos extinguido hacía poco tiempo.
Hay grabados, tradiciones y folclore abundante. Según se decía, habían habitado la región donde está la actual ciudad de Puebla, en México. Se alimentaban de animales y frutos silvestres e iban desnudos. Al principio, recibieron amablemente a los indígenas que llegaron allí y les permitieron cultivar sus tierras, a cambio de agar cuantiosos tributos. Pero con el paso del tiempo empezaron a tratarles de manera despótica y a humillarles, hasta que la situación se hizo insostenible y tuvieron que guerrear contra ellos y los exterminaron. Según los olmecas, les prepararon una trampa: les invitaron a un gran banquete y les embriagaron; cuando estaban indefensos, les atacaron y acabaron con todo ellos.
Ya en la época colonial, algunos frailes decían haber encontrado huesos enormes de gigantes primigenios, pero en cuanto la Arqueología avanzó lo suficiente, se descubrió que eran huesos de animales, no de humanos de gran tamaño.
Así que parece que no hay pruebas, pero las leyendas y tradiciones eran muy insistentes. ¿Qué habrá de verdad en las historias de los quinametzin? ¿Existieron realmente?
Publicado por Antonio F. Rodríguez.
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