sábado, 26 de abril de 2025

Lo que nos hace humanos

He encontrado en la cuenta de Facebook de National Geographic una anécdota muy bonita. Un estudiante le pregunto a la famosa antropóloga Margaret Mead qué consideraba ella que era el primer signo de civilización, esperando que la respuesta fuera alguna herramienta, un instrumento primitivo de música o algo relacionado con la creación artística. Sin embargo, Mead le dijo que un fémur curado, como el de la foto. 

Le explicó que en el reino animal, cuando un ejemplar se rompe un hueso como ése, muere porque o no puede cazar o no puede escapar de sus depredadores, y tampoco puede desplazarse al mismo ritmo que sus congéneres. Pero un hueso reparado significa que alguien se quedó, que alguien cuidó de la persona herida, se preocupó por ella y le dedicó tiempo y atención suficientes hasta que se curó. Por lo tanto, el primer signo de civilización no es ninguna invención, es la compasión, es el ayudar a otros en momentos de dificultad. En esa actitud es donde comienza realmente la civilización humana.

Una historia preciosa, pero... que parece ser completamente falsa. Cuando Gideon Lasco, un despierto antropólogo y médico filipino, encontró la historia en la red y le sonó demasiado extraña, tal y como cuenta en un artículo. La anécdota se ha convertido en un meme que ha circulado en internet de manera imparable. Una de sus primeras versiones procede de la revista Forbes. Sin embargo, no hay ninguna fuente fiable que acredite que Mead dijo eso en sus clases y conferencias. La primera vez que apareció el cuento fue en 1980, pero cuando se le preguntó directamente a la antropóloga en una entrevista cuándo una cultura se convierte en una civilización, su respuesta fue muy diferente. Dijo que se suele hablar de civilización cuando aparecen grandes ciudades, división del trabajo y algún tipo de registro escrito.

Por otro lado, los huesos fracturados y luego soldados suelen hablar más de guerra y violencia que de cuidados. Además, hay ejemplos de huesos reparados en chimpancés jóvenes y el «comportamiento médico» se encuentra en bastantes especies: monos que curan las heridas de otros aplicando insectos, lobos y elefantes que se automedican comiendo hierbas... hay muchos ejemplos. Finalmente, el concepto de «civilización» es problemático y difícil de definir.

Sin embargo, la popularidad de relatos apócrifos y la difusión de memes revela una de los aspectos más característicos y esenciales del ser humano: nuestra necesidad de contarnos unos a otros historias interesantes y evocadoras, que nos enseñen cosas y nos emocionen.

Publicado por Antonio F. Rodríguez. 

viernes, 25 de abril de 2025

La perra de Alejandría - Pilar Pedraza


Título: La perra de Alejandría                                                                                                Autor: PIlar Pedraza

Páginas: 320

Editorial: Valdemar

Precio: 14 euros

Año de edición: 2023

Esta sugestiva novela de Pilar Pedraza transcurre a finales de la Antigüedad. La ciudad es Alejandría. El mundo antiguo se va desintegrando. En su lugar se impone la civilización cristiana. Lo viejo se resiste a morir. Lo nuevo tiene la agresividad de los triunfadores. La sociedad conserva el aroma descompuesto del paganismo agonizante. Los dioses no quieren morir. Su futuro no es prometedor. 

Por las páginas de La perra de Alejandría (2003) pulula una multitud abigarrada, multicolor y fascinante. Un personaje sirve de hilo de Ariadna en la trama laberíntica. Se trata del joven filósofo cínico Bárbaro. Viene de la lejana Dacia, hoy Rumanía. Hijo de un rey, estudió con preceptores griegos que custodiaban la sabiduría antigua. Toda su familia fue liquidada por los cristianos. Tras muchas vicisitudes alcanzó la gran ciudad de Alejandría. Vive en la calle. Es discípulo de Elpidio, patriarca peripatético de los cínicos. 

Para Bárbaro no existe más realidad que el cuerpo. Del alma nadie sabe nada. Las leyes nunca han de ser impuestas. Deben emanar de la conciencia del individuo para ser obligatorias. No es bueno acomodarse en un lugar durante demasiado tiempo. Quien se asienta, acaba por someterse. La libertad es sagrada. Hay que deambular para evitar el lazo, como los perros callejeros.  

Bárbaro asistirá desde su rincón a sucesos alucinantes, sangrientos y sobrenaturales. El mundo pagano estaba encantado. La magia se encarnaba en lo real: realismo mágico. Con los cristianos el cielo se aleja de la tierra. Dios se hizo hombre, pero luego Cristo se esfumó con la promesa incumplida de que regresaría. Quedó la iglesia, el dominio terrenal absoluto. En Alejandría, el obispo es un tipo implacable. De fe encendida, quiere abrasar hasta el último vestigio del diabólico paganismo. Pero los rescoldos de la vieja religión continúan encendidos. Las familias prominentes siguen siendo más o menos paganas. Las autoridades no quieren explosiones de fanatismo que alteren la tranquilidad pública. Y la secta que adora a Dionisio, dios del vino, el teatro y la ebriedad, celebra sus extraños ritos. 

Pilar Pedraza ha escrito una novela sensorial. El lector oye el murmullo multicolor de las calles alejandrinas. Ahí están las maravillosas mansiones de los poderosos. A su sombra miles de desgraciados sobreviven entre inmundicias. Un mundo de contrastes: la refinada riqueza de las damas griegas se codea con las barbas mugrientas y pobladas de parásitos de filósofos costrosos. Un museo medio abandonado atesora la sabiduría del pasado. Cerca sobrevive un teatro en donde aún se representa a Eurípides ante la indignación de los monjes cristianos. Los barcos arriban al puerto con mercancías provenientes de regiones más soñadas que reales. Marineros de mirada dura y clara llenan las tabernas. De repente, un ruido de címbalos anima la calle: es la procesión de un Dios todavía no prohibido por el obispo. 

Lo macabro está muy presente en La perra de Alejandría. En pleno delirio orgiástico se superan los límites de la sensualidad alcanzando el éxtasis. El horror es hermoso cuando brota como un licor embriagador idéntico a la muerte. Eros y Thanatos. Dejamos al lector que disfrute de estas escenas magistrales, apasionadas, de un barroquismo espeluznante. Conclusión: una novela estupenda, entretenida y que hará las delicias de quien se acerque a ella. Recomendada. 

Pilar Pedraza

Pilar Pedraza (1951) es una escritora española nacida en Toledo y que vive en Valencia. Doctora en historia y profesora, Pilar fue consejera de cultura de la Comunidad Valenciana entre 1993 y 1995. Ha escrito cuentos, novelas, ensayos y traducciones. Se la considera una de las mejores representantes de la literatura fantástica española de las últimas décadas. Lo siniestro se despliega en su obra con una extraordinaria capacidad para evocar atmósferas de pesadilla: vampiros, brujas, resucitados, criaturas del otro lado del espejo. Pilar Pedraza es una autora de culto.  

Publicado por Alberto.

jueves, 24 de abril de 2025

Conversación en Sicilia - Elio Vittorini


Título: Conversación en Sicilia                                                                                              Autor: Elio Vittorini

Páginas: 227

Editorial: Gadir

Precio: 17,50 euros

Año de edición: 2004

Un linotipista de 30 años, que atraviesa un momento depresivo, hace un viaje a su Sicilia natal, en la que vivió hasta los 15 años y a la que no ha vuelto desde entonces. Allí encontrará la belleza arrolladora y casi olvidada del paisaje, la gente humilde del campo y, muy especialmente, a su madre que vive sola y que le traerá mil recuerdos de su infancia.

Ése es el tema de esta atractiva novela, una obra moderna y arriesgada, sencilla en apariencia, basada sobre todo en los diálogos del protagonista con su madre, un largo coloquio de tres días y tres noches, y en lo que ve y siente al regresar a su patria chica. Se trata de una novela claramente autobiográfica, por más que el autor asegure en el epílogo que todo es ficción, costumbrista, neorrealista, muy innovadora en su tiempo, hay que pensar que se publicó originalmente en 1941 y es un texto sin un argumento claro, que huye del esquema clásico de planteamiento, nudo y desenlace. Una obra sencilla, tranquila y evocadora, empapada de cierto lirismo y con un marcado estilo zen.

La primera frase marca ya el tono que va a tener toda la novela: «Aquel invierno me sentía preso de abstractos furores [...] pensaba en el género humano perdido. Inclinaba la cabeza; llovía, no cambiaba una sola palabra con mis amigos, y el agua entraba en mis zapatos».

A partir de ahí, se describe con calma el viaje en tren a Catania y Siracusa, los viajeros que le acompañan, su llegada a su pueblo, la casa de la madre, las costumbres de la familia, las comidas, las salidas de su madre como practicante y la despedida, todo salpicado por numerosos diálogos, naturales, frescos y creíbles, con los que queda retratado el carácter de las personas que van pasando por estas páginas.

Hay una larga lista de detalles curiosos, que llaman la atención, como que los sicilianos de verdad, nunca comen por la mañana, las comidas con las que se arreglaba la gente pobre, como habas con cardos, hierba, flores o caracoles, las cigarras omnipresentes y la malaria, los maravillosos melones que la madre escondía para ir sacándolos en invierno, un mozo que recorría 100 km para ver a su novia, la miseria terrible y a la vez, el orgullo indomable, un afilador filósofo, el agua que llaman agua viva no sé qué diferencia puede tener con el agua muerta—, un soldado que descansa en el camposanto...

En fin, una gran novela, diferente de las que se leen habitualmente, moderna, aunque tiene ya cerca de un siglo, relajante, de lectura cómoda e interesante. Un texto muy atractivo y altamente recomendable, que pasa por ser la mejor novela de Vittorini, un autor poco leído que creo que merece ser conocido más a fondo. Nos dedicaremos a ello.

La traducción del original en italiano es del madrileño Carlos Manzano, un traductor políglota y multipremiado, ya conocido en este blog. Es un libro difícil de encontrar. Existe otra traducción, titulada Coloquio en Sicilia publicada en 1969 en la colección Rotativa de Plaza y Janés. Cualquiera de las dos versiones es una pieza que vale la pena cobrar en librerías de lance.

Elio Vittorini (Siracusa, 1908-1966) es otro escritor siciliano. Nacido en una familia humilde, su padre era ferroviario, siempre fue inquieto y rebelde. Se fugó de casa varias veces para conocer mundo y a los 17 años dejó el instituto y comenzó a trabajar como corrector de pruebas de textos en inglés en una imprenta, lo que le permitió aprender ese idioma. En esos años, contactó con los círculos anarquistas siracusianos, que mantenían una lucha en la sombra contra el fascismo.

Dirigió primero la revista Il Politecnico (1945-1947) y luego, con Italo Calvino, la revista literaria Il Menabo (1959-1966). Se casó con la hermana pequeña del poeta Salvatore Quasimodo y se estableció en Florencia. Gracias a su amistad con Curzio Malaparte empezó a colaborar con La Stampa y a partir de ahí, con una larga lista de diarios y revistas. 

Fue un pionero de la traducción de autores estadounidenses e ingleses al italiano. Rompìó con la tradición literaria italiana con textos neorrealistas, que hablaban del fascismo y de las dificultades sociales, políticas y existenciales del siglo XX. Publicó ocho novelas, dos libros de relatos y multitud de artículos.

Elio Vittorini

 Publicado por Antonio F. Rodríguez.