¿Sabías que estas dos estrellas, de apariencia tan dispar, tuvieron un tórrido romance y estuvieron locamente enamorados? Yo, desde luego, no tenía ni idea y la historia es tan curiosa que vale la pena recordarla, aunque sea de manera resumida.
Se conocieron en 1957, cuando ella, la hermosa mujer, elegante y enigmática, tenía 25 años y acababa de rodar Vértigo con Hitchcock, y él, bajito, feo, tuerto, judío y negro —como él mismo se definía— contaba 31 primaveras. Ella le vió cantar en Chez Paree, el local de moda en Chicago, quedó fascinada, fué a verle después de la actuación y el flechazo fué instantáneo. El matrimonio formado por los actores Tony Curtis y Janet Leigh ejerció de celestino, al organizar una fiesta para que los enamorados pudieran charlar tranquilamente. El idilio era muy apasionado el enamorado llegó a hablar con los padres de Novak. Estaban a punto de prometerse y la noticia corrió como la pólvora. Fué un auténtico terremoto.
Hacía solo dos años que Rosa Parks se había negado a ceder su asiento a un blanco en un autobús y faltaban seis años para que Luther King tuviese un sueño. Estados Unidos era un país muy racista y que el icono sexual del momento formase una pareja con un negro tan peculiar resultaba muy poco conveniente.
Davis había sufrido el racismo en carne propia. En el ejército, con solo 17 años, sufrió vejaciones sin cuento. Sus compañeros sureños le obligaron a beber orina y le dieron tales palizas que le deformaron la nariz para siempre. Sin embargo, esos mismos animales que le maltrataban, le aplaudían a rabiar cuando se subía al escenario. Simpático y gracioso, con un encanto personal irresistible, siempre estuvo rodeado de bellas mujeres y era tan versátil —cantaba, bailaba, tocaba varios instrumentos, actuaba, contaba chistes, hacía monólogos desternillantes...— que le llamaban Mister Showbusiness.
Volviendo a nuestra historia, la bella Novak eligió un mal momento para enamorarse. El star-system estaba en todo su apogeo y las estrellas firmaban contratos draconianos con las grandes productoras, que eran prácticamente dueñas de su imagen, vida y costumbres. Ella había sido contratada por el «Weinstein» de la época, el todopoderoso, rijoso e iracundo director de Columbia Pictures, Harry Cohn, apodado King Cohn, que entró en cólera cuando se enteró del asunto.
Se decía que Cohn era el magnate más rudo y mezquino de Hollywood, un tipo que blandía constantemente una fusta, tenían un retrato de Mussolini en su despacho y acostumbraba a realizar sus despidos en Nochebuena. Él fichó a una bailarina llamada Margarita Carmen Cansino, la sometió a una terrible dieta de adelgazamiento, le quitó el pico de viuda, la convirtió en pelirroja y la transformó en Ryta Hayworth mientras se enamoraba de ella. La estrella de Gilda sa acababa de ir a la Fox y Cohn deseaba vengarse de ella lanzando a una mujer que deslumbraba a todos con su belleza, Marilyn Novak. Le cambió el nombre, le tiñó el pelo de un color rubio muy especial, la obligó a elegir la lavanda como su fragancia personal y le pagó unos cursos para que aprendiese a actuar.
En ese momento apareció un cantante negro y bajito y el gran empresario no podía tolerar que le chafase el plan. Consultó inmediatamente su problema con la mafia y Davis recibió una llamada en la que alguien le explicó que si no se casaba rápidamente con una mujer negra, le romperían las dos piernas, le sacarían el ojo bueno y lo enterrarían en un agujero. El pobre se quedó aterrorizado. Llamó a sus amigos mafiosos, pero eran hombres de honor y le dijeron que podían protegerle en Las Vegas, pero que en cuanto fuera a Hollywood estaría perdido. Comenzó a repasar su agenda telefónica y a cada persona que llamaba le decía «Estoy buscando a alguien con quien casarme».
La vida siguió su curso. Sammy Davis se divorció, se volvió a enamorar y se casó con una bella actriz sueca, May Britt, con la que estuvo sin problemas en Suecia, pero al volver a Estados Unidos volvió a saborear la amargura del racismo y el rechazo social. A pesar de vivir entre guardaespaldas, la feliz pareja duró ocho años y tuvo dos hijos, hasta que una infidelidad de nuestro galán con otra hermosa actriz acabó en divorcio. En 1970 se volvió a casar, parece que felizmente, esta vez con una actriz negra, Altovise Gore, que ya le acompañó toda su vida.
Es curioso que en esa epoca con tanto racismo pudiera conquistar a una actriz blanca y hermosa. Pero parece que su carisma le dio el exito.
ResponderEliminarHay personas con un magnetismo especia y creo que fue su caso.
ResponderEliminarPablo ureña desde ssnto domingo
Pues parece que sí, que era muy simpático y tenía algo especial.
ResponderEliminarSalid y libros.