jueves, 18 de marzo de 2021

El viento que arrasa - Selva Almada

 

Título: El viento que arrasa                                                                                              Autora: Selva Almada

Páginas: 168

Editorial: Mardulce

Precio: 13 euros

Año de edición: 2015

Selva Almada para mí es un descubrimiento reciente, que he conocido por este blog (gracias, Antonio). Esta es su primera novela y la de mayor éxito entre la suyas. Cuenta la historia de un pastor protestante, un tanto fanático y perseverante, que viaja junto con su joven hija en un desvencijado coche; se ven obligados a hacer una larga parada por una avería en un taller de un pueblo pequeño perdido en el norte de Argentina, en medio de la nada. Allí comparte espacio y tiempo, soledad y aislamiento con un viejo y solitario mecánico, descreído, escéptico y pragmático, con su ayudante, un chico joven que ha criado como su hijo, y con el grupo de perros que siempre le rodean.

El tiempo y la convivencia obligada se prolongan porque, mientras se arregla el automóvil, se ven atrapados por una tormenta violenta, que les retiene en el lugar y les obliga a compartir la pequeña casa, cervezas, la poca comida de que disponen y largas horas de espera. Los dos hombres tienen en común que ambos tienen a su cargo a un menor con el que no tienen una relación fluida. El predicador, sumergido en su misión evangelizadora, se ha separado de su mujer, su empresa es tan absorbente que su hija adolescente solo tiene como recuerdos los viajes en el viejo coche con el que recorren el Chaco y Entre Ríos en su intensa labor pastoral, que no les da tregua. El huraño mecánico tiene a su cargo a un chaval que le ha dejado una mujer al emigrar a la capital con el argumento de que puede que sea su hijo.

La autora maneja con gran habilidad y mucho oficio la situación que se ven obligados a compartir los personajes, bloqueados por una violenta y simbólica tormenta. La descripción del entorno del pueblo es magnífica y los diálogos son intensos, muy buenos, los personajes quedan retratados perfectamente en ellos, en especial el reverendo con unas parrafadas que lo convierten en un maestro de la persuasión, la constancia y también de la puesta en escena, diálogos en un lenguaje cercano y natural que abordan la libertad individual, la conciencia y el fanatismo.

Selva Almada nació en la provincia argentina de Entre Ríos en 1973. Fue una chica tímida de provincias, que se refugió en la lectura de literatura juvenil. Comenzó estudios de Comunicación Social, que luego dejó para estudiar Profesorado de Literatura, participó en talleres literarios y pronto comenzó a escribir relatos, cuentos y poemas. El éxito le llegó con esta novela en 2012, reeditada muchas veces, traducida a varios idiomas y premiada en su país en varias ocasiones y en Edimburgo con el First Book Award. Curiosamente, dio origen a una ópera, estrenada en 2016.

Tras esta, ha escrito otras dos novelas que conforman su «trilogía de varones», cuentos y relatos de no ficción de corte feminista y un libro de cuentos infantiles. Reside en Buenos Aires e imparte varios talleres literarios. Con frecuencia regresa a la zona rural de su infancia para obtener datos y material informativo que traslada luego a sus novelas.    

Selva Almada

Publicado por Cris de la Fuente.

3 comentarios:

  1. De nada, Cris. Para mí, también ha sido todo un descubrimiento. Acabo de finalizar "No es un rio", la novela corta que cierra la trilogía de varones, y es también excelente. Una maravilla.
    Un abrazo, salud y libros.

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  2. Muy buena reseña, Cris. Leí este libro hace unos años.

    Es difícil saber qué libro es el más popular en el caso de Selva Almada. Yo hubiera dicho que es _Ladrilleros_. He leído ambos y son buenísimos. Ojalá pueda hacer como Antonio, y leer pronto _No es un río_. Desconocía que estas tres novelas formaran una trilogía. A las dos que he leído, no les habría encontrado cohesión.

    Un saludo.

    Jesús Rojas

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  3. Gracias a los dos. Si, son muy buenos y forman una trilogia llamada " de los varones", donde sale a relucir el ambiente dominante masculino de la argentina rural.
    Saludos.
    Cris de la Fuente

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