Título: En la cárcel Autor: Pedro Luis Gálvez
Páginas: 115
Editorial: Alcaná
Precio: 12 euros
Año de edición: 2021
La ínclita librería de segunda mano Libros Alcaná, además de tener un inabarcable fondo de armario de más de 240 000 volúmenes a precios de ganga, organizar exposiciones y encuadernar libros, tiene el capricho de realizar de vez en cuando ediciones de títulos curiosos y rescatar autores del olvido, como ya hizo, por ejemplo, con SIlverio Lanza y sus estupendas memorias seminventadas «Desde la quilla hasta el tope».
Ahora le ha tocado el turno al bohemio y peculiar Pedro Luis Gálvez, personaje excéntrico y pluma de mucho talento, que nos cuenta aquí parte de sus experiencias en la cárcel, vividas en 1905, a la tierna edad de 23 años. El libro se divide en dos partes. En la primera, cuenta su traslado, pasando por Pueblo Nuevo, Bélmez, Espiel, Córdoba y San Fernando, hasta llegar a la prisión de Cádiz. Algunos tramos los hizo encadenado y en burro, otros esposado y en tren, algunos andando, con diversos compañeros de viaje y circunstancias (la amante abandonada de un alcalde rural, el anarquista condenado por no quitarse el sombrero frente a un edil...), en una narración ágil y entretenida, en la que el narrador critica siempre que puede al sistema establecido y al rey.
La segunda parte se compone de siete retratos de otros tantos personajes que conoció en prisión, gente peculiar y variopinta, lo mejor de cada casa: un ingeniero italiano con maneras de timador, un asesino peligroso que mataba solo por honor, un moro playboy sin un duro, un andaluz espabilado robavacas y ganajuicios, un cura muy peculiar, un gallego muy sentimental, el hijo de un canónigo, el Duende... un elenco de marginados sociales, más estrafalarios y excéntricos que otra cosa.
El texto está escrito con un estilo de gran expresividad, escueto y directo, con algunas reminiscencias modernistas y una utilización cuidadosa del lenguaje. La narración es realista, casi naturalista diría yo y empapada de crítica social y compasión por los deshechos de la sociedad.
En fin, un volumen muy curioso, que vale la pena leer. Las memorias carcelarias de un pícaro anarquista, algo sórdidas y tristes, que recuerdan a ratos los cuadros de Solana y el esperpento de Valle-Inclán. aunque no llegan a ser tan extremas. Un libro estupendo, felizmente recuperado y editado por Libros Alcaná en una edición de tan solo 100 ejemplares. Corre a por uno antes de que se agoten. Se pueden comprar en la librería (Marqués de Viana, 52) y en la página web, donde se puede solicitar el envío por correo dentro de España porun euro adicional. Una bicoca.
La edición se completa con un jugoso prólogo de Juan Manuel de Prada, una introducción de Juan V. de Portela, criminalista gaditano de la época y un epílogo de María Marín.
Pedro Luis Gálvez (Málaga, 1882-1940) fue un poeta y escritor de la bohemia española. Hijo de un militar carlista y muy conservador, tuvo una educación religiosa en el seminario de Málaga hasta que se escapó. La guardia civil lo devolvió a su casa y, tras un breve paso por Albacete, debido a los destinos de su padre, la familia se instaló en Madrid.
Gálvez ingresó en la Academia de Bellas Artes de San Fernando, con el número 2 en el examen de ingreso, pero fue expulsado al poco tiempo por intentar seducir a las modelos que posaban. A los 16 años ingreso en el Correccional de Santa Rita, del que fue expulsado por destrozar la capilla y amenazar al capellán con un martillo. A falta de un plan mejor, se hizo poeta y anarquista. Probó suerte como actor de teatro, pero su padre subió un día al escenario, le propinó una paliza y lo expulsaron de la compañía. Fue mendigo en París, conferenciante anarquista, peligroso revolucionario, consumado sableador, antimonárquico y preso condenado por injurias al rey Alfonso XIII.
Conoció en Sevilla a Borges, que quedó fascinado por sus poemas, al igual que Valle-Inclán, Apollinaire o Gómez de la Serna. Durante la Guerra Civil, salió a la calle con un mono azul, dos pistolas y un máuser, avisó a escritores que iban a ser detenidos, y le salvó la vida al portero Ricardo Zamora, entre otros detenidos.
No quiso exiliarse, aunque tuvo oportunidad y después de la guerra, fue denunciado en 1940, juzgado sumariamente y fusilado. Tuvo una vida atrabiliaria y bohemia, algo disparatada y extrema, pero fue un gran poeta y un consumado sonetista. Juan Manuel de Prada le hizo protagonista de su novela «Las máscaras del héroe».
Publicado por Antonio F. Rodríguez.