Título: El país de octubre Autor: Ray Bradbury
Páginas: 365
Editorial: Minotauro
Precio: 12,95 euros
Año de edición: 2020
Todo buen aficionado a la literatura fantástica conoce a Ray Bradbury (Waukegan, Illinois, 1920-2012). Este autor norteamericano ha escrito dos novelas esenciales de la literatura de anticipación. En «Fahrenheit 451», nos habló acerca de un futuro totalitario que, en nombre del bien común, había proscrito la posesión y lectura de libros. Así pues, los lectores impenitentes eran empujados hacia los bosques, en donde quizá con el tiempo nacería una nueva leyenda, la de los bardos de la sabiduría destruida. En «Crónicas marcianas», la afable y profundamente humana civilización alienígena será destruida por la brutal expansión del hombre civilizado.
Estas dos obras maestras resumen las características de la obra de Bradbury: defensa del humanismo, defensa de la cultura, aversión a cierta modernidad despersonalizada, interés por lo fantástico como alegoría de lo real, buen humor, a veces negro, y un cierto romanticismo, en ocasiones ciertamente un poco acaramelado, pero que encubre muchas veces el horror, y una bella nostalgia por un pasado más cercano y más humano, que identifica con una infancia dorada entre campos de trigo en un rincón de la América profunda. Era un poco conservador, cierto, pero un gran escritor.
Pues bien, todos estos elementos aparecen en su espléndida recopilación de relatos fantásticos, terroríficos y alegóricos que forman el volumen «El país de octubre». Estos cuentos fueron apareciendo en revistas y publicados en libro en 1955. Su influencia ha sido grande en la literatura fantástica (desde Stephen King hasta Mariana Enríquez). En ellos, Bradbury nos cuenta cosas melancólicas y misteriosas; muy extrañas, con un aliento poético; a veces, cómicas o grotescas. Pero siempre con el gusano dentro. Porque el horror es la raíz y consecuencia de estos cuentos. Y el horror da miedo. Sí, son cuentos de miedo. Algunos ejemplos, para que los futuros lectores de este libro vayan entrando en el mundo del maestro Ray Bradbury.
Imagínense que un matrimonio norteamericano está de vacaciones en el exótico México. En Guanajuato, nada menos. Que visitan la famosa cripta del cementerio de esta localidad, en donde se conservan apergaminadas unas preciosas momias de algunas personas allí enterradas. El marido es tonto e insensible. Su mujer, lo contrario. El espectáculo expresionista de las momias la atormenta. Quiere salir de ese pueblo. Quiere irse ya. Está aterrorizada. Pero el marido no la entiende. En realidad, no entiende nada de nada, excepto ganar dinero. Y entonces... pero lean el cuento. Es una pequeña obra maestra.
Otro. A todos nos gustan los bebés. Tan bonitos, tiernos, simpáticos y sonrosados. Nos provocan ternura. Pero pueden existir ciertos bebés que no sean tan encantadores como indica su apariencia. Que engañan. Que no quieren a sus progenitores. Y que la dulce mamá lo sabe y se asusta. Horrible posibilidad, cierto. Otro relato excepcional; léanlo.
Hay más, muchos más. Son 19 cuentos. Un hombre guarda en un bote algo raro y repulsivo que da sentido a su vida. Otro señor tiene alas. En las alcantarillas viven unas personas que están muertas. Entre las multitudes que se arremolinan después de un accidente siempre aparecen unos tipos siniestros y demacrados que mueven más de la cuenta al herido. A veces, el viento puede mostrarse vengativo. El nuevo inquilino de una pensión es un individuo alto y que no tiene al parecer entrañas, aunque sí hambre, o sed, o las dos cosas. Solo un niño lo entiende. Porque los niños están más cerca del misterio que los mayores. Como ven, es un libro que promete.
Ahí lo dejo. Una maravilla, o un horror, este país crepuscular y de hojas cárdenas y secas, aunque a veces a Bradbury se le va la mano con el ternurismo, el costumbrismo y la alegoría. Pero en conjunto, magistral. Totalmente recomendable.
Publicado por Alberto.
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