viernes, 11 de julio de 2025

Underground - Haruki Murakami

Título: Underground                                                                                                      Autor: Haruki Murakami

Páginas: 560

Editorial: Tusquets

Precio: 12,95 euros

Año de edición: 2015

En marzo de 1995 unos terroristas inundaron de gas sarín el metro de Tokio. Miles de personas resultaron intoxicadas y trece fallecieron. Después del terremoto de Kobe, Japón recibió ese segundo mazazo. Quedó en evidencia la vulnerabilidad de una sociedad pacífica. La economía japonesa tampoco marchaba bien después de unas décadas de crecimiento prodigioso. Cuando el desastre se fue aclarando llegó la hora de buscar a los culpables. Pertenecían a la secta apocalíptica de AumShinrikyo, fundada en 1987 por el gurú medio ciego Shoko Asahara, adorado como un mesías por sus adeptos. Gente rara, vigilada por la policía y con objetivos confusos. 

El discutido novelista japonés Haruki Murakami decidió entender el porqué de este atentado. Para ello entrevistó a docenas de supervivientes y a varios adeptos de la secta responsable de la burrada. El resultado fue este fascinante Underground (2015, edición original de 1997). Murakami advierte lúcidamente que una cosa es la responsabilidad legal de los criminales (que acabaron siendo colgados con su líder, Shoko Asahara y otra, comprender las razones o sinrazones de unos fanáticos que, después de todo, eran tan japoneses como sus víctimas. No eran locos ni extraterrestres, sino individuos (algunos con formación académica) que decían comportarse de acuerdo con un riguroso código moral de perfeccionamiento espiritual. Entender sin justificar siempre es más arriesgado que condenar sin más. También los malos creen actuar en nombre del bien. 

Las personas que sufrieron el ataque tóxico una tranquila mañana de marzo eran gente normal y corriente, de la calle, como usted y como yo. Como todos los días, iban a trabajar en metro. Encontraron un infierno bajo tierra. Eran funcionarios, técnicos, secretarias, empleados de imprenta, programadores informáticos, hombres de negocios o comerciantes. Empezaron de repente a sentirse mal. Se les nublaba la vista. No dejaban de toser. Algunos se desmayaron en los trenes, los andenes o las escaleras mecánicas. Hubo casos de ataques epilépticos. Al principio la gente carraspeaba, abría una ventana del vagón o cambiaba de sitio. No tardó en desatarse el pánico. Un pánico relativo tratándose de una sociedad como la japonesa en donde cada cosa debe estar en orden. El centro de Tokio se colapsó. Los hospitales se llenaron de miles de afectados. Nadie entendía nada. Se hablaba de bombas. Desconcierto total. 

La muerte se escondía en unas sencillas cajas cubiertas de papel de periódico. Los terroristas las agujerearon con la punta de un paraguas. Salió una sustancia blanquecina, de aspecto inofensivo, que se extendió por la red del metropolitano. Era el terrible gas sarín. Los empleados del metro lo limpiaron con una fregona, como si tal cosa. No sabían lo que era. El gas sarín se pega a la ropa, el pelo y se expande rápidamente. Un ataque tan absurdo y asesino resultaba impensable. 

Las entrevistas de Murakami permiten entender algunos aspectos de la sociedad japonesa. Una reacción de casi todos los entrevistados fue intentar llegar al trabajo como fuera. Estaban más preocupados por el retraso que por su salud, aunque tampoco se imaginaban que los habían rociado con gas venenoso. Quienes no cayeron redondos al suelo llegaron a sus trabajos a trancas y barrancas. Desde allí, con la vista nublada y terribles dolores de cabeza, cuando ya no podían más, acabaron por ir al hospital. Pero su instinto les llevaba a la mesa de trabajo y no al médico. Otro dato interesante es que esas personas hacen jornadas laborales larguísimas, se levantan muy temprano, los viajes en metro pueden durar hasta dos horas y suelen llegar al trabajo una hora antes del horario oficial. Una sociedad gregaria, conformista y laboriosa es la receta del éxito japonés. No todos están de acuerdo con ese plan de vida. 

Murakami también habló con personas que pasaron por la secta de Aum. Rechazan el atentado. Insisten no obstante en que, si formaron parte de este grupo religioso, no fue por deseo de hacer daño a nadie sino por una carencia de espiritualidad. Para ellas los valores de la sociedad secular son negativos. Por esa razón apostaron por un colectivo aparte, basado en una estrecha comunión entre sus miembros, el misticismo, la vida austera y una gran devoción al gurú ciego. Advirtieron que a medida que pasaba el tiempo el rigor de la secta aumentaba e incluía crueles castigos con aquellos que desobedecían las reglas. Se trataba de un grupo destructivo de la conciencia individual y potencialmente peligroso. Al principio no se vio de esta manera. Ni lo vieron las autoridades ni lo vieron sus miembros. 

Un libro, en definitiva, de gran interés para entender la sociedad japonesa y la mentalidad de sus gentes. Y es que las reglas sociales niponas no son aceptadas por determinadas personas que buscan un camino de perfección espiritual. Esto último es altamente respetable. No todos tienen la obligación de ajustar sus vidas a normas convencionales que tantas veces han demostrado ser estrechas y alienantes. El problema, como indica Murakami, es que las preguntas de los miembros de Aum tuvieron la peor respuesta posible por parte de Shoko Asahara. Su terapia llevó al aislamiento, al fanatismo y finalmente al crimen. Underground es un libro para leer y pensar. Recomendado. 

Haruki Murakami

Haruki Murakami (1949) es un escritor japonés nacido en Kioto. Murakami es un apellido habitual entre los descendientes de los clanes de samuráis. Su familia era culta. Estudió literatura griega en la Universidad de Waseda. Durante ciertotiempo, regentó un bar de jazz llamado El gato Pedro. También fue traductor. Murakami está casado y no tiene hijos.

Su literatura está influida por la tradición occidental, en especial por autores posmodernos como Kurt Vonnegut o Richard Brautigan. Vivió varios años en los EE. UU.. Sus cuentos y novelas lo han hecho muy popular tanto en Japón como en el resto del mundo. Es candidato habitual al Premio Nobel. En general, se discute sobre la calidad de su obra, aunque es innegable su capacidad para mostrar los entresijos de la sociedad japonesa en obras fantásticas de gran fuerza imaginativa. 

Publicado por Alberto.

jueves, 10 de julio de 2025

Leonera - Fernando León de Aranoa


Título: Leonera                                                                                                      Autor: Fernando León de Aranoa

Páginas: 192

Editorial: Seix Barral

Precio: 19 euros

Año de edición: 2025

Poético e ingenioso. Ésas son las dos primeras palabras que se me ocurren para describir este libro. Poético por las imágenes que evoca, por los hallazgos expresivos que contiene y por el uso continuo y atrevido de la metáfora que realiza. Ingenioso porque ejecuta malabarismos insospechados con los significados y las ideas, nos sorprende casi siempre con sus ocurrencias, en un juego que recuerda lejanamente a autores como Juan José Millás, Gómez de la Serna y Oscar Wilde, el escritor ingenioso por excelencia. El autor juega con los conceptos, descubre en ellos vertientes ignoradas, les da la vuelta como a un calcetín y construye pequeñas joyas, con minuciosidad de orfebre.

Porque esta obra se compone de cien piezas cercanas al aforismo. Son textos cortos, muy cortos, algunos de una línea, la mayoría de un párrafo y algunos, los más largos, de dos o tres páginas. Pequeñas píldoras de literatura entre el microensayo y el minirrelato, creativas, enjundiosas y refrescantes, muy apropiadas para leerlas en verano, ya que parecen una literatura ligera para descanso de nuestras neuronas, aunque tienen mucha más profundidad de la que aparentan. Cuestionan a menudo lo establecido, ponen en solfa muchas cosas que damos por supuestas y nos ayudan a ver la vida y las cosas de otra manera, desde otro punto de vista. Por eso son tan estimulantes estas páginas.

El estilo es elegante, algo recortado, preciso y ameno, inteligente y muy sugerente. León demuestra aquí que tiene la cabeza llena de ideas, un verbo versátil, ojos de observador detallista y una imaginación inquieta, que no reposa ni un minuto. Parece ser un contador de historias nato, sea para escribir relatos o hacer películas, siempre con una visión del mundo poco convencional. Este hombre ve lo que le rodea con ojos de niño, con esa inocencia sin sesgar que nos descubre nuevos aspectos y nos deja una sensación de inadaptación al mundo. Estas líneas parecen escritas por alguien no del todo aclimatado a la vida, por un disidente que no se resigna a que las cosas sean como son y no como debieran ser.

Por supuesto, hay muchas frases memorables como veredictos en este libro, veamos algunos ejemplos: «A partir de una edad, los espejos se vuelven en tu contra», «El amor nunca es propio, la vergüenza nunca es ajena», «Temo morir porque temo moriros a todos», «Sin fluidos no hay verdad», «En los bancos se envejece más deprisa», «Lo único que de verdad nos pertenece es el tiempo».

Todos los cortes de este libro tienen un nivel muy alto, pero claro, uno tiene sus preferidos. A mí me han gustado especialmente el que explica la relevancia relativa que tienen los parques en función de lo que no ha pasado en ellos, el que detalla con gracia por qué el autor odia los paraguas y el que es en realidad un pequeño cuento de terror, titulado «Adagio nº 4». Los temas son muy variados, cubren una amplísima gama de asuntos. Quizás se percibe que el autor nota ya en su cuerpo el peso de los años tiene ya 57 porque el paso del tiempo aparece en varios textos. Y se diría que el desamor le ha dejado más huella que el amor, porque es otro tema recurrente. Es curioso ver cómo un escritor se retrata en cierta medida, de manera indirecta y aunque no lo pretenda, en lo que escribe por los temas que elige, las ideas que se repiten en su obra y el tono que escoge.

En fin, un libro muy recomendable, entretenido, creativo y lleno de ingenio. Una obra muy notable de un escritor creativo, asombrado y en disidencia frente al mundo, punto de vista que tiene mucho que ver con sus películas. Una obra especialmente adecuada para leerla en verano. 

Fernando León de Aranoa (Madrid, 1968) es uno de mis directores de cine favoritos. Os recomiendo todas y cada una de las películas que ha hecho hasta ahora: Familia (1996), Barrio (1998), Los lunes al sol (2002), Princesas (2005), Amador (2010), Un día perfecto (2015), Loving Pablo (2017),  El buen patrón (2021) y Sintiéndolo mucho (2022). Todas rebosan frescura, naturalidad y un toque especial.

Fernando estudió Ciencias de la Imagen en la Universidad Complutense de Madrid. Comenzó como guionista de «Turno de oficio», «Un, dos, tres, responda otra vez» y escribiendo diálogos para Martes y trece. Con su primera película «Familia» ganó su primer Goya (ya tiene diez) y comenzó una carrera cinematográfica llena de éxitos. Ha escrito varios cuentos, con los que ha ganado el Premio Antonio Machado dos veces, y ha trabajado también como dibujante e ilustrador.

Fernando León de Aranoa

Publicado por Antonio F. Rodríguez.