Título: Lo que escucha la lluvia Autor: Francisco Solano
Páginas: 120
Año de edición: 2015
Pues aquí tenemos un libro arriesgado como pocos y a la vez, tremendamente atractivo, innovador y brillante, poético y rompedor , tremendamente atractivo y original. Está escrito por un escritor singular, un autor raro e inclasificable, que puede llamarse casi un escritor secreto, porque es muy poco conocido.
Esta novelita, de poco más de 100 páginas de texto escurrido y neto, y de título tan enigmático como poético hace de la digresión filosófica y existencial su seña de identidad. Sobre una trama mínima, una autobiografía mínima basada en su recuerdo de infancia más antiguo —un caserón, un río entre juncos, un niño que juega con un barquito de corcho y el grito de su madre, que le llama para darle la noticia de la muerte de su padre—, el autor construye un discurso tentativo, vacilante, de indagación en su pasado, su vida, su forma de ser y cien temas colaterales. Se define a sí mismo como un encuadernador profesional, aunque ya no ejerce su oficio y una persona improbable. A partir de ahí, con una voz que duda, se retuerce sobre sí misma y se confiesa insegura, cambiante, volátil, se dedica a rondar inevitablemente el problema de la identidad indeterminada y nos embarca en un discurso maravilloso que es pura literatura.
Porque la gracia de este texto está en un estilo fluido, magnífico, espléndido y bien engrasado, que rueda armoniosamente página tras página sin cansar al lector y encandilándole con su belleza y su poesía. Mantiene un metadiscurso casi continuo, plagado de conjeturas e hipótesis, de posibilidades, que apela al lector con frecuencia, haciéndole dudar, planteándole preguntas y enigmas. Como resultado, este libro es un gigantesco ejercicio de estilo, que levanta todo un edificio lógico y semántico sobre un tema mínimo, que podría parecer una patochada. El escritor oficia como un mágico alquimista, que transforma un guijarro argumental en oro puro. Y en el fondo del todo, laten preguntas fundamentales que a todos nos atañen en lo más profundo: ¿quiénes somos, en realidad? ¿podemos estar seguros de conocernos a nosotros mismos? ¿somos un conjunto de ficciones inventadas de las que nos hemos convencido, pero que no se sujetan en nada sólido? Pero el buen lector no debe desesperar, al final se proporciona un desenlace al problema original del niño autor y de paso, una solución existencial al lector. A la postre, a pesar del pesimismo inicial, todo se arregla al final y el libro acaba bien.
Una selección de citas puede dar buena cuenta de lo insólito de esta obra: «El fracaso, si bien se mira, es como una semilla que arrastra el viento; no es preciso sembrarlo y, si cae en suelo fértil, crecerá como la hierba», «Es cierto que la derrota y el mal fascinan y aturden», «Los aplausos del público despiertan al actor de su sueño. Es solo un hombre corriente, no un rey, ni un príncipe, ni tan siquiera un conde», «A cierta edad, es lamentable y muy triste que, al volver la vista atrás, no veamos el camino recorrido, sino el lugar abandonado y, con frecuencia, ni siquiera ese lugar, tan solo un horizonte famélico que se aferra a las nubes que ensombrecen la tierra del origen», «... estas páginas tratan sobre un tema que, en la práctica, es impronunciable... », «La vida es un agravio», «Es de aceptación común que, como la voz grabada, también el propio rostro produce extrañeza. Lo que ven los otros ¿es exactamente eso?», «Yo no soy solo memoria, sino un compuesto de incertidumbre y tenacidad», «Agrietado, pero no roto, el silencio es la casa simbólica de la verdad», «Elijo las palabras mediante un proceso invariablemente monótono, por sonoridad o por avidez de contagio...».
En fin, una obra excelente, entre el ensayo y la autobiografía, originalísima y profunda, de un nivel altísimo y una factura deslumbrante, que no entiendo por qué no es más conocida. Todo el mundo debería estar hablando de Solano. Bueno, que lo tenéis que leer y no se hable más.
Francisco Solano (La Aguilera, Burgos, 1962) es un escritor y crítico literario español. Creció en Madrid y actualmente reside en Barcelona. Colabora regularmente en Babelia y ha publicado una docena de títulos, la mayoría novelas, pero también un poemario y dos volúmenes de cuentos. En 1997 ganó el Premio de Novela de Jaén.
Publicado por Antonio F. Rodríguez.