Título: La bruja Leopoldina y otras historias reales Autor: Miguel Delibes
Páginas: 288
Editorial: Destino
Precio: 19,50 euros
Año de edición: 2018
Editorial: Destino
Precio: 19,50 euros
Año de edición: 2018
Gran libro este que hoy traemos aquí, publicado originalmente en 1988 y uno de los que mejor definen la personalidad de Delibes, ese vallisoletano, hombre de campo, sobrio y serio, que escribía un castellano terso y sin ningún tropezón.
El título proviene de un cuento en verso de doce páginas, con dibujos en color y todo, que realizó el autor a los 20 años. Se incluye al final, en forma de facsímil. Una curiosidad para bibliófilos, que demuestra que el joven Miguel ya apuntaba maneras y tenía vocación de escritor por aquel entonces.
Sin embargo y en mi opinión, la parte más interesante de este volumen es la que queda disimulada en una coletilla tan gris como «y otras historias reales», que esconde dos partes a cual más interesante: «Mi vida al aire libre», subtitulada «Memorias deportivas de un hombre sedentario», en donde rememora pasajes de su vida relacionados con sus horas como ciclista, sus excursiones en moto y andando, sus experiencias de caza y pesca, su práctica del fútbol, el tenis y la natación, y «Tres pájaros de cuenta», sobre la grajilla, el cuco y el cárabo.
En la primera, cuenta retazos de su vida y anécdotas varias, con amenidad y sentido del humor, píldoras biográficas que le retratan con más fidelidad y hondura que una biografía formal. Delibes era un enamorado del campo, de las tierras de Castilla, además de un hombre inquieto y curioso, al que todo en su entorno le interesaba y un caballero, educado y se nota que de otra época.
Se incluyen historias que no tienen desperdicio, como los partidos de fútbol con los jesuitas, el éxito de la llamada Ley Delibes (el equipo que, después de perder en casa, visita al otro que ha ganado fuera, nunca pierde), lo que hacían él y todos sus hermanos para no pagar tasas arbitrarias por ir en bici, lo pinturera que era en los años 50 una Montesa 125, lo que refina los modales la práctica del tenis, los secretos de la pesca del cangrejo, la historia del sordo Zamora, por qué se tiró vestido para rescatar a un bañista, el caso de la perdiz caída en el manicomio y mil historias más, a cual más jugosa e interesante.
Lo más curioso es que, como decíamos, queriendo repasar su vida al aire libre, sin querer lo que no ofrece es un retrato de la España de la época, sus usos y costumbres y un fiel autorretrato. Delibes era un hombre sagaz, observador y que aprendía rápido, un excelente prosista y también una persona tímida y reservada. Por más que leamos anécdotas íntimas y detalles de su vida cotidiana y su familia, nos queda siempre la impresión de que el autor se guarda muchas cosas y mantiene siempre una reserva, de la que solo saca a la luz una pequeña parte.
En la segunda parte, la titulada «Tres pájaros de cuenta», demuestra su agudo sentido de observación y su amor por la naturaleza. Detalla la historia de una grajilla que recogieron sus hijos y se convirtió en un miembro más de la familia y relata sus observaciones y experiencias sobre dos pájaros tan curiosos y llamativos como el cuco y el cárabo.
La redacción es excelsa, creo que el texto está escrito en sus mejores años y plenitud de facultades. Es sencillo, muy preciso, claro, limpio y transparente, tanto que el estilo pasa desapercibido muchas veces si no fuera por alguna que otra palabra desconocida cuyo significado se adivina por el contexto.
Un libro con mucha clase, maravillosamente escrito, que me parece que define muy bien a su autor y que por eso es una de las mejores opciones para iniciarse en el mundo de este escritor castellano y universal que ya es un clásico.
Miguel Delibes (Valladolid, 1920-2010), catedrático de Derecho,
cazador, periodista y vallisoletano de pro, ha sido conocido por escribir un castellano puro y limpio.
Hijo de un catedrático de Derecho, nació en una familia de ocho hermanos. Hizo las carreras de Comercio y de Derecho, pero curiosamente comenzó a a trabajar en el periódico más antiguo de España, «El Norte de Castilla», como caricaturista a los 21 años. Llegó a dirigir el periódico durante cinco años, desde 1958 a 1963, pero tuvo problemas con la censura y finalmente tuvo que dimitir por un enfrentamiento con Manuel Fraga, a la sazón Ministro de Información y Turismo.
Mientras tanto se había hecho catedrático de Derecho mercantil en la Escuela de Comercio, se había casado y desde 1947, año en el que obtuvo el Premio Nadal con «La sombra del ciprés es alargada», escribía novelas con una regularidad envidiable, que llegó a estabilizarse en un ritmo de una por año. En 1950 pasó una tuberculosis, en 1973 ingresó en la Real Academia Española y ocupó el sillón «e». En 1974 falleció su esposa, lo que le marcó profundamente. Se ha convertido en un escritor de culto.
Publicado por Antonio F. Rodríguez.
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