Páginas: 224
Editorial: Temas de Hoy
Precio: 17,90 euros
Año: 2019
Desde que leí su primer trabajo, «Partir», sabía que me animaría con la siguiente novela que publicase Lucía Baskaran. Ha resultado ser «Cuerpos malditos» y es un «suma y sigue» en la línea narrativa tan personal con la que publica la autora. En esta obra, ha dado un paso adelante más y la ha hecho más íntima todavía, si cabe. En esta ocasión, la protagonista se llama Alicia y en un potentísimo inicio en segunda persona, de los mejores que he leído últimamente, nos cuenta que se habría quedado viuda de haber estado casada, pues ha fallecido Martín, su novio:
«Doce corazones sangrantes en tu mano derecha. Y después: tú agachándote para recoger algo que viste en el suelo, el coche impactando contra tu cuerpo. Resultado: doce corazones sangrantes en la carretera más el tuyo… ».
La novela transcurre en nuestros días, pero hay continuos flashbacks para retrotraernos a la infancia de Alicia, en los que conoceremos sus relaciones familiares y afectivas con las compañeras del colegio. Todas esas vivencias nos llevarán a una adultez joven, la protagonista ronda los treinta años de edad, en la que la fortuna en algunos aspectos de la vida se combina fatalmente con el reciente recuerdo de haber perdido a un ser tan querido. Sin embargo, en los hechos narrados hay pasajes muy esperanzadores en la vida de Alicia para que supere el duelo de Martín más pronto que tarde.
Alicia se encuentra en una fase vital de gran actividad social, eso siempre contribuye a la recuperación, y tiene un perfil fácilmente identificable con una generación. Esa generación es la mía, y veo en ella a una chica moderna, de clase media con aspiraciones al menos a media/alta y a vivir, por qué no, de una afición. Todo ello rodeado de un entorno en el que el coqueteo con las drogas está a la orden del día y la homosexualidad es una inclinación tan natural como cualquier otra.
Lucía Baskaran (Zarautz, 1988) es una autora que en sus dos novelas escritas deja testimonio de una evolución vital que es también una evolución en sus historias —aún estamos, por supuesto, ante una obra bastante de juventud—, y como lector hay una sensación que no me quito, lo ya me sucedió en su anterior novela, y es que me imagino a la protagonista, en este caso Alicia en vez de Victoria, como alter ego de la autora.
Creo que es una novelista con mundo propio en el que merece mucho la pena sentir el placer de sumergirse en él, porque es eso, precisamente, lo que crea en cada una de sus novelas, un mundo particular. Que yo sepa, actualmente lleva un tiempo en silencio narrativo, quizás sumida en esa vida plácida en la que parece estar, conviviendo con la también escritora Danele Sarriugarte y un gato negro. Pero ojalá pronto, alguna editorial nos sorprenda con su tercera novela.
Publicado por Jesús Rojas.
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