Mary Anne Smith
¿Habéis oído hablar de los despertadores humanos (knocker-ups)? Eran personas cuyo trabajo consistía en ir por las casas despertando a los trabajadores a una hora convenida para que no llegasen tarde al tajo. Increíble, pero cierto. En Irlanda e Inglaterra, en plena era industrial, más concretamente durante el siglo XIX y principios del XX, había turnos de trabajo en fábricas y minas que comenzaban a horas bastante intempestivas, a las 4:00 de la mañana, por ejemplo, y no era fácil para algunos levantarse a tiempo. Hay que pensar que los relojes despertadores aparecieron a mediados del XIX, pero eran aparatos bastante caros y poco fiables.
Para solucionar el problema, había mujeres como la de la foto, Mary Anne Smith, que se levantaba todos los días a las 3:00 de la madrugada, ganaba seis peniques a la semana y hacía un recorrido despertando a sus clientes lanzando guisantes secos contra su ventana con una pequeña cerbatana. El método de los guisantes era el más extendido, pero también había quien usaba una caña de pescar o un palo largo para llamar a las ventanas de los pisos altos. Otros colegas trabajan con un mazo de madera para golpear la puerta. Lo convenido era que el «despertador» actuase hasta que el cliente diera señales de vida.
Esta práctica se mantuvo en algunos sitios hasta los años 70, pero las fotos que ilustran esta entrada son de los años 30. En la novela «Grandes esperanzas» de Charles Dickens hay una breve descripción de este peculiar oficio.
(Visto en Agente provocador y en Atlas obscura).
Publicado por Antonio F. Rodríguez.
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