Título: La vida verdadera
Autora: Adeline Dieudonné
Páginas: 192
Editorial: Salamandra
Autora: Adeline Dieudonné
Páginas: 192
Editorial: Salamandra
Precio: 17 euros
Año de edición: 2020
¿Cómo interpretan los niños una cotidianidad
familiar en la que la violencia y el miedo son una constante? ¿Cómo viven el maltrato
a la madre por un padre depredador? ¿Cómo sobreviven en la hostilidad absoluta,
sin una caricia, sin un acercamiento afectivo de sus padres? ¿Cómo conjuran la
violencia dirigida hacia ellos?
Una de las claves del gran éxito obtenido por esta pequeña novela editada en 2018 quizás sea la mirada infantil a esos graves problemas. El punto de vista no es habitual, ni en la literatura ni en la vida. Son temas que se hablan entre adultos, pero no con los niños en un intento, ¿adecuado?, de protegerlos. Es la mirada infantil como un grito solitario y desgarrador, mudo al fin, que refleja la necesidad de salir, aunque solo sea mentalmente, de ese ambiente agobiante donde el miedo campa y tiñe todos los aspectos de la vida y donde no hay agarre posible pues, en la novela, la madre está tan aterrorizada que no tiene otra actitud de supervivencia que la de hacerse invisible en su sumisión y no centrarse más que en el cuidado de unas cabras que no reclaman de ella explicaciones a su actitud.
Ricardo Piglia, gran escritor y crítico argentino, reflexionaba acerca de cómo narrar el terror y llegaba a la conclusión de que solo puede hacerse desde la ficción destinada a decir la verdad y que sea otro el que narre. En esta novela es una niña de 10 años, sin nombre, quien nos cuenta en primera persona lo que vive en su casa junto a su hermano de 6 años. A partir de un accidente del que fueron testigos principales, a ella le quedará una imagen mental indeleble dispuesta a asaltarle bajo el mínimo estímulo y al pequeño, la pérdida de la alegría y un ensimismamiento cuasi autista. A la vista de la situación de imposibilidad de contar con ayuda, ella se erige en protectora de su hermano y decide «salvarlo». Es el estímulo necesario para que se desencadene en su mente, a manera de obsesión, la necesidad de transformación de la realidad. La fórmula clave, la solución, está clara, la ha visto en películas en la tele y funciona, un viaje hacia atrás en el tiempo para cambiar los hechos que han ocurrido, borrar el accidente que les trastorna. ¿Cómo hacerlo? Necesita una nave para tan portentoso viaje del que nos contará las vicisitudes de su construcción.
Hasta aquí estamos ante un relato amable en el que la imaginación de la niña y su candidez nos ha hecho incluso sonreír, aunque al final la sonrisa se nos vuelva mueca pues la inevitable confrontación con la realidad del fracaso supone el comienzo de la pérdida de la inocencia y haber vuelto a la casilla de salida, pero sin la opción soñada.
A partir de este momento, la protagonista nos va a ir desgranando hechos que ocurren a lo largo de 5 veranos, hechos que nos van a llenar primero de asombro y luego de estupor, por la escalada de violencia y horror que vive en soledad. Mientras, su hermano se va haciendo cada vez más extraño e introvertido, ya no comparten juegos y cada uno tiene su vida al margen del otro. Su soledad aún se intensifica más cuando el padre, que es cazador, apunta al hermano al club de tiro creando así un espacio de relación en el que no cabe ella y que es pieza clave para el episodio culmen de maldad que la chica sufrirá y que nos dejará sin aliento. Pasan los años y la niña se va convirtiendo en una adolescente bonita con pulsiones que se centran en admiración primero, y deseo después, por un adulto a cuyos hijos cuida. Es la parte del viaje vital que marca el fin de su niñez y, por tanto, la necesidad de enfrentarse a su situación, al mal, y tomar una decisión si no quiere terminar como su madre. Y no quiere terminar como su madre.
Es una novela que se lee de un tirón, en una tarde, no solo por su brevedad, sino por el poder de atracción de la manera de contar, esquemática, gráfica, eficaz, y por la intriga bien manejada mediante una tensión que va creciendo hasta un final sin concesiones a la redención. Una novela en la que, desde «la ficción destinada a decir la verdad», la revela, algo que los niños no se atreven a hacer.
Una de las claves del gran éxito obtenido por esta pequeña novela editada en 2018 quizás sea la mirada infantil a esos graves problemas. El punto de vista no es habitual, ni en la literatura ni en la vida. Son temas que se hablan entre adultos, pero no con los niños en un intento, ¿adecuado?, de protegerlos. Es la mirada infantil como un grito solitario y desgarrador, mudo al fin, que refleja la necesidad de salir, aunque solo sea mentalmente, de ese ambiente agobiante donde el miedo campa y tiñe todos los aspectos de la vida y donde no hay agarre posible pues, en la novela, la madre está tan aterrorizada que no tiene otra actitud de supervivencia que la de hacerse invisible en su sumisión y no centrarse más que en el cuidado de unas cabras que no reclaman de ella explicaciones a su actitud.
Ricardo Piglia, gran escritor y crítico argentino, reflexionaba acerca de cómo narrar el terror y llegaba a la conclusión de que solo puede hacerse desde la ficción destinada a decir la verdad y que sea otro el que narre. En esta novela es una niña de 10 años, sin nombre, quien nos cuenta en primera persona lo que vive en su casa junto a su hermano de 6 años. A partir de un accidente del que fueron testigos principales, a ella le quedará una imagen mental indeleble dispuesta a asaltarle bajo el mínimo estímulo y al pequeño, la pérdida de la alegría y un ensimismamiento cuasi autista. A la vista de la situación de imposibilidad de contar con ayuda, ella se erige en protectora de su hermano y decide «salvarlo». Es el estímulo necesario para que se desencadene en su mente, a manera de obsesión, la necesidad de transformación de la realidad. La fórmula clave, la solución, está clara, la ha visto en películas en la tele y funciona, un viaje hacia atrás en el tiempo para cambiar los hechos que han ocurrido, borrar el accidente que les trastorna. ¿Cómo hacerlo? Necesita una nave para tan portentoso viaje del que nos contará las vicisitudes de su construcción.
Hasta aquí estamos ante un relato amable en el que la imaginación de la niña y su candidez nos ha hecho incluso sonreír, aunque al final la sonrisa se nos vuelva mueca pues la inevitable confrontación con la realidad del fracaso supone el comienzo de la pérdida de la inocencia y haber vuelto a la casilla de salida, pero sin la opción soñada.
A partir de este momento, la protagonista nos va a ir desgranando hechos que ocurren a lo largo de 5 veranos, hechos que nos van a llenar primero de asombro y luego de estupor, por la escalada de violencia y horror que vive en soledad. Mientras, su hermano se va haciendo cada vez más extraño e introvertido, ya no comparten juegos y cada uno tiene su vida al margen del otro. Su soledad aún se intensifica más cuando el padre, que es cazador, apunta al hermano al club de tiro creando así un espacio de relación en el que no cabe ella y que es pieza clave para el episodio culmen de maldad que la chica sufrirá y que nos dejará sin aliento. Pasan los años y la niña se va convirtiendo en una adolescente bonita con pulsiones que se centran en admiración primero, y deseo después, por un adulto a cuyos hijos cuida. Es la parte del viaje vital que marca el fin de su niñez y, por tanto, la necesidad de enfrentarse a su situación, al mal, y tomar una decisión si no quiere terminar como su madre. Y no quiere terminar como su madre.
Es una novela que se lee de un tirón, en una tarde, no solo por su brevedad, sino por el poder de atracción de la manera de contar, esquemática, gráfica, eficaz, y por la intriga bien manejada mediante una tensión que va creciendo hasta un final sin concesiones a la redención. Una novela en la que, desde «la ficción destinada a decir la verdad», la revela, algo que los niños no se atreven a hacer.
Adeline Dieudonné
Adeline Dieudonné es una joven actriz belga (1982) que había escrito algún cuento y una
obra de teatro y con esta, su primera novela, ha tenido un estreno
espectacular. Buenas críticas, muchos lectores, más de 14 premios, entre ellos
uno muy interesante, el Reanudot des Lycéens. Parece que habrá película y no lo
ha puesto difícil porque la narración es muy visual.
Publicado por Paloma Martínez.
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