miércoles, 2 de marzo de 2022

Escribir es vivir - José Luis Sampedro

 

Título: Escribir es vivir                                                                                                       Autor: José Luis Sampedro

Páginas: 288

Editorial: Debolsillo

Precio: 9,95 euros

Año de edición: 2007

«Cada vez que acabo un libro suyo me siento en cierta medida transformado, me parece que he aprendido una lección, que soy un poco más persona».

Esto es lo que escribía Antonio F. Rodríguez, artífice de este blog, al reseñar aquí uno de los libros de José Luís Sampedro, «Octubre, octubre». Comparto la impresión de haber aprendido no una lección, sino muchas, y cierro este libro también con la aspiración de ser mejor persona.

Se trata de su vida contada por él mismo en un ciclo de conferencias en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo que tuvieron lugar en 2003 y tenían como título genérico «El autor y su obra».

La vida y la obra de José Luís Sampedro, como él mismo dijo, están entremezcladas. No podía ser de otra manera en alguien que confiesa que para él escribir era una necesidad muy anterior a su dedicación como economista, aunque la fama le viniera antes por esta segunda faceta de su vida.

Al hilo de los hechos y situaciones que han jalonado su vida, va desvelando no solo aquello que desencadenó la escritura de la mayor parte de sus novelas y de algún ensayo, sino el clima social y político, y en muchas ocasiones su posicionamiento tanto social como político. No hay que olvidar que fue uno de los intelectuales comprometidos del pasado siglo, lo que no le impidió estar en puestos de alta responsabilidad. Tampoco olvidamos que prologó la versión en español de «¡Indignaos!» de Stéphane Hessel, ya en este siglo.

Entremezclado con el desarrollo de su vida, pero en perfecto orden, va dando las claves literarias que consideraba fundamentales. En unos casos lo hace con ejemplos didácticos, no en vano era catedrático y declaraba que la segunda cosa que más le gustaba era la docencia, en otros casos utiliza el humor o alguna anécdota. Todo el libro está plagado de citas que dan cuenta de su amplísima cultura, así como de personas relevantes a quienes trató en los variados ámbitos en los que se movió.

Da también los elementos imprescindibles para llegar a ser «un buen escritor de segunda», que es lo que decía él que era su objetivo: autenticidad, que no es sinónimo de calidad, decía; creer lo que se está contando, vivirlo y documentarse bien para ello; saber que el escritor escribe desde su propio mundo, que es diferente al de otros; humildad; trabajo constante; saber que la escritura es un medio de comunicación y exige ser consciente de que habrá alguien que la leerá, y compromiso.

Relata algunos ejemplos de la construcción y control de la estructura de sus novelas y de los personajes, de cómo se hacía unas tablas de doble entrada para controlar en qué capítulo aparecía cada personaje y así conseguir un equilibrio adecuado. En otros casos eran las características de los personajes las que anotaba en sus tablas. El significado para él del dicho «los personajes tienen vida propia» es que cada vez que se califica a un personaje a lo largo de la narración, el escritor pierde libertad, pues ya no pueden hacer o decir cualquier cosa. Por ello, se hacía una bibliografía ad hoc de cada uno de los personajes para no incurrir en ese tipo de errores tan fáciles de cometer. Esos elementos que creaba eran lo que llamaba «los andamios» de sus novelas, que no verían los lectores, pero que eran imprescindibles para la escritura. Explica también las diferencias entre lo que él llamaba la novela mundo, «Octubre, octubre»; la novela de situación, «Congreso en Estocolmo», y la novela río, «El río que nos lleva».

Cuando habla de su faceta de economista, cuenta que lo fue, pero no para hacer ganar más a los que más tienen, sino para estudiar la economía desde un punto de vista social, cómo afecta a los seres humanos y ver dónde están los fallos que hacen que la situación sea de injusticia. De hecho, en uno de sus trabajos editado en 1972, «Conciencia de subdesarrollo», que volvió a revisar veinticinco años después junto con quien fue su alumno, el catedrático y ex Rector de la Universidad Complutense, Carlos Berzosa, constató que no solo no se había ganado en equilibrio, sino que la brecha entre ricos y pobres se había agrandado. Si en este año, que sería el 75 aniversario del trabajo inicial, se hiciera con los datos actuales, la conclusión sería que aún ha seguido agravándose todavía más la situación.

Tuvo una larga y trabajosa vida, tanto que, mientras se lee, en algunos momentos nos parece mentira que una sola persona pueda llegar a tanto. Por ello tardaba mucho en escribir sus novelas como «Octubre, octubre» que le llevó diecinueve años. Consciente de ello, decía que «mordía más de lo que podía tragar».

Es un libro, como él fue, estupendo, que consigue una sensación de cercanía por la gran sencillez y naturalidad de su discurso. Parece que lo estemos viendo y escuchando. Su publicación fue pulida a partir de las grabaciones de las cinco conferencias por su mujer Olga Lucas (escritora, poeta y traductora) de tal manera que resulta, en sus propias palabras, «una autobiografía escrita por otro autor».

Un verdadero placer «escucharlo».
 

José Luis Sampedro

José Luís Sampedro (Barcelona, 1917–2013) fue un escritor y economista español. Qué decir de tan gran persona que no suene ya a leído y sabido. En esta fotografía muestra esa vitalidad y alegría que transmitía. Fue un humanista con un ansia incansable de aprendizaje. «Uno hace la obra y la obra le hace a uno» y se refería no solo a la escritura, sino a la vida en general; las cosas se hacen por necesidad interior, decía. Decía tantas cosas que llevan a la reflexión que tras la lectura he terminado con el libro lleno de banderitas de todos los colores que me recuerdan que tengo que volver a leer y pensar. ¡Magnífico Sampedro!

Publicado por Paloma Martínez.

2 comentarios:

  1. Qué interesante, Paloma. Muchísimas gracias por esta reseña. Un título imprescindible en nuestras bibliotecas personales. Qué gran maestro de oficio y vida fue José Luis Sampedro.

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  2. Muchas gracias María. Tienes razón, afortunadamente nos quedan las obras de tan extraordinaria e imprescindible persona.

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