Título: Mientras escribo Autor: Stephen King
Páginas: 320
Editorial: Debolsillo
Precio: 9,95 euros
Año de edición: 2021
«Mientras escribo» es tres cosas: una pequeña autobiografía de Stephen King, un brillante ensayo sobre el oficio de escribir y una defensa de
la escritura como terapia para superar un desastre personal. Las tres
partes del libro son interesantes. King demuestra su capacidad para
conectar con los lectores. Nadie más alejado de los pedantes que exigen
descifrar cada párrafo. Alguien dirá que escribe superventas. Pues sí,
pero buenos. Combina la sencillez con una calidad decente
(con un pero: demasiadas páginas). Muy americano: optimista, liberal,
algo moralista y maniqueo. Confianza en uno mismo. Vende por todo el
mundo. Un escritor universal.
Stephen King nació en Nueva Inglaterra. La familia era de clase media baja. Un
día el padre se fue de casa. Su madre los sacó adelante con mucho
trabajo. Stephen vio desde niño que los currantes deben sudar hasta el
último centavo. Nueva Inglaterra es tierra puritana: el trabajador
honrado tiene reservado su lugar en el cielo. Los vagos no tienen cabida
en este mundo, ni en el otro. El trabajo dignifica y santifica.
Fue un muchacho de mala salud e imaginación macabra. Devora
literatura popular y cómics. Empieza a escribir. Le publican algunos
cuentos. Estudia. Llega a la universidad. Se casa con la también
escritora Tabitha King. Tiene tres hijos. Es profesor, pero se gana mal
la vida. Vive en una caravana, sin teléfono, sin coche. Bebe mucho, fuma
y toma drogas. Tardará en salir de su alcoholismo. Es el sueño
americano al revés. En 1974, «Carrie» le catapulta al éxito: 100.000
dólares al bolsillo. El profesor King se convierte en el superventas Stephen King. Empieza el espectáculo. Que sigue.
King nos enseña asimismo su taller de escritor y su caja de herramientas.
Explica qué funciona o no funciona en la literatura popular. Lo esencial
es una buena historia. Todo lo demás es accesorio. Si una novela tiene
valor intelectual o simbólico será como consecuencia de su
calidad narrativa y no al revés. Narrar, dice, consiste en seducir y
simplificar. Escribir es entretener. Atraer la atención. El mejor
estilo es el que menos se nota. Un estilo que abriga, pero no asfixia.
El arte de escribir sin arte. La retórica se suprime por innecesaria.
Los diálogos son naturales, como escuchados en la calle. El escritor
inventa un mundo para compartirlo con los demás. No se recrea dentro de
su torrecilla de marfil. La vida corriente alimenta la novela. De esta
forma, el lector se involucra en un ambiente que conoce y con el cual se
identifica. Stephen King escribe novelas costumbristas americanas con
monstruos. Este es el secreto de su éxito: escribe de lo que sabe e
intuye que gustará a los otros. Acierta. Puro olfato comercial.
En
1999, Stephen King fue atropellado por un conductor indeseable. Quedó
roto por varios sitios. La convalecencia fue muy dura: dolores,
operaciones, infecciones, noches de fiebre. La escritura le ayudó a
superar este bache. Poco a poco, salió adelante. El sufrimiento se fue
convirtiendo en rutina, hasta desaparecer. La rutina de un escritor es
la página en blanco: sentarse y escribir.
A King le gusta lo que hace. Asegura que el dinero no le importa. Que
diga esto quien se ha forrado con sus libros podría resultar cínico.
Pero nuestro hombre es sincero, claro, simpático. No hay en él cinismo, ni
chulería. La escritura es para él una necesidad y un placer. Un buen
día, le tocó la varita del éxito. Así sucedió. En América todo es
posible.
Lean este
estupendo libro de King sobre King. Enseña las entretelas del escritor
sin arrogancia ni desplantes. Lleva décadas diciéndonos que el
monstruo más temible puede ser el lechero. Sabe que los horrores que más
asustan son los cotidianos. Y esto la gente lo entiende. Gracias,
maestro. Stephen King
Stephen King (Portland, 1947) vive en Bangor, Maine. De familia humilde, en los
años 70 se dio a conocer con «Carrie», «El misterio de Salem's Lot» y «El resplandor». Tres magníficas novelas que revolucionaron el género
fantástico. A partir de ahí, éxito comercial absoluto. Muchos de sus
libros han sido adaptados al cine. La crítica «seria» considera a King
un escritor bizarro que vende horrores baratos a lectores poco
exigentes. Es un juicio demasiado negativo. Quien se acerque sin
prejuicios a sus libros descubrirá un escritor mucho más sofisticado de
lo que aparenta, con un gran dominio de la técnica y un saludable
sentido del horror y el humor negro. Lo ideal para pasarlo bien durante
unas horas. King sigue infatigable publicando sus fantasías. Su
domicilio es una mansión gótica, quizá por aquello de la inspiración.
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