Título: Los ojos de la oscuridad
Autor: Dean Koontz
Páginas: 344
Editorial: Debolsillo
Precio: 18,90 euros
Año de edición: 2005
El libro del que os
vengo a hablar ha protagonizado recientemente algún que otro artículo
periodístico. Aunque yo hoy, os lo voy a desmitificar un poco. Eso sí, la
reseña será para hablaros sobre él, y no únicamente sobre la fenomenal
popularidad que está cosechando con motivo de la epidemia que nos tiene
enclaustrados en casa.
«Los ojos de la
oscuridad» de Dean
Koontz (Pensilvania, 1945) es una novela de temática paranormal –más
incluso que estas extrañas semanas que estamos atravesando–, que fue escrita
para gustar y entretener a su lector, ayudándose de un don, la facilidad de escritura
del autor, que no se encuentra frecuentemente.
La sinopsis que, debo
reconocer que me recordó al argumento de las películas típicas del sábado por
la tarde, contrasta con el buen hacer de Koontz para contar la historia. Una
madre busca a su hijo muerto o desaparecido, no lo sabremos, porque tiene el
presentimiento de que vive y está en peligro. Además, «conoce a chico» que le
va a echar, desinteresadamente, una mano. A partir de ahí, oscurantismo,
agencias de inteligencia secreta, experimentos médicos espeluznantes, y
peligros varios para nuestros protagonistas, coparán las páginas de la novela.
La parte paranormal
me reservo de contarla para que la podáis descubrir vosotros, pero es curioso
que, esa parte, es precisamente la que se asocia con las dotes predictivas que,
erróneamente, se le han atribuido al autor.
La
tan mencionada en los medios de comunicación parte premonitoria es una página
del libro que habla de un virus procedente de un laboratorio de la maldita URSS
–recordad que estamos en 1981– que, cierto editor, en 1989, con el final de la
Guerra Fría en el horizonte, decide achacar a probaturas médicas chinas y lo
bautiza Wuhan-400, como la ciudad en la que casualmente se ha iniciado la
enfermedad de la que hablamos a diario.
Sin embargo, lo que yo he podido leer ha sido
la «versión rusa», y no me consta que la modificada en 1989 haya tenido
traducción a nuestro idioma. Eso sí, avalo esta novela como un muy buen
pasatiempo para estar entretenido en casa leyendo.
Publicado por Jesús Rojas.
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