Título: El país de las ranas Autora: Pina Rota Fo
Año de edición: 2019
«Todo depende de dónde haya nacido uno», escribió el Nobel Darío Fo en el primer capítulo de su autobiografía «El país de los cuentacuentos». El mismo concepto es el que subyace a lo largo de las estupendas páginas de este -el único- libro escrito por su madre.
Y es que esta novela es también autobiográfica. Nos cuenta, en una progresión temporal lineal, sus recuerdos desde que era una niña hasta la muerte de su padre. Casi medio siglo, en el que los muchos acontecimientos importantes que ocurrieron fueron conformando la evolución de la población y así queda reflejado como fondo, ambiente y causa de los muchos cambios que se van produciendo en su familia, que es el eje de la narración.
En la primera parte, la narradora elige los ojos y el lenguaje de esa niña curiosa que se mete allá donde puede -le esté o no permitido- y participa, en unos casos como espectadora y en otros como protagonista, de las pequeñas grandes cosas que ocurren en la granja en donde su padre es un pierde pies, o pequeño arrendatario firmemente atado a la tierra, y su madre siempre está en rebeldía contra esa misma tierra «solo capaz de producir ranas». Como pasa siempre en el medio rural, toda la vida gira fundamentalmente en torno a las cosechas y las tareas de la granja.
Serán los hijos de esa familia numerosa los que irán, a medida que van creciendo, mostrando su rebeldía contra una vida muy dura, que no produce más que para una dudosa supervivencia. A pesar y en contra de su furibundo padre, irán marchando a la ciudad que ya reclama mano de obra para la reciente y creciente industrialización, atraídos por la oferta de modos de vida diferentes y, en principio, muy atractivos, como agua corriente y otras comodidades domésticas, además de unos salarios que, aunque escasos, permitían el acceso a bienes que en el medio rural eran impensables.
Contrasta la sencillez de la narración, en donde todo es conciso, con lo completo del cuadro total de situaciones que conforman esa vida. Los personajes están perfectamente definidos, muy especialmente el padre, ya que, a la postre, todo el libro es un gran homenaje a su figura. Se nos muestra como hombre de fuertes convicciones, socialista, ateo y descreído de los políticos, inteligente, estudioso y machista como correspondía a la época y era, por tanto, la indiscutible autoridad familiar. Es un personaje que evoluciona gracias a que uno a uno sus hijos van dejándolo solo en sus ansias de progreso agrícola, y aunque nunca diera su brazo a torcer en sus fundamentadas ideas de la importancia del campo, sin embargo, al hacerse mayor se apaciguaría y aprovecharía los nuevos inventos de la naciente industria agraria.
Un personaje estupendo es el veterinario, amigo del padre, con quien mantiene conversaciones muy interesantes y plagadas de un inteligente sentido del humor. Hablan de lo divino y de lo humano, de las cosas y problemas cotidianos, de la religión y ¡cómo no! de los terribles acontecimientos que se van sucediendo -las dos guerras mundiales y entre ellas el ascenso de Mussolini- además, claro está, de los temas agrarios y el modo de hacer progresar al campo.
Es un libro nostálgico de un tipo de vida que la autora conoció bien, pero la conclusión es que no se trata del conocido tópico de fray Antonio de Guevara, «Menosprecio de corte y alabanza de aldea», pero sí se trasluce el reconocimiento a un modo de vida que dió sentido a muchas gentes y que en los momentos actuales parece que aprendemos a valorar más.
Estupenda lectura, más que recomendable.
Un aplauso a Tyto Alba quien realizó por encargo de la
editorial Errata naturae la
delicada y bonita portada, para la que se inspiró en el cuadro La Masía de Joan Miró.
Publicado por Paloma Martínez.
Qué interesante. Ignoraba que la madre de Darío Fo fuera escritora. Se ve que Darío heredó de ella bastante más que un apellido resultón para las portadas de los libros. Sí y desde luego da cuenta de una forma de vida muy parecida a la que tuvo nuestra España vaciada. Vidas difíciles que esta historia (recuperada) recupera poniendo el acento en lo importante, en lo sólido. Gracias por recomendarnos esta obra
ResponderEliminarYo tampoco lo sabía y el libro parece muy interesante. Un estupendo descubrimiento,
ResponderEliminarSalud y libros.
María, Antonio, muchas gracias por vuestros comentarios. Ojalá os guste tanto como a mí.
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