Título: Las tumbas de Saint-Denis y otros relatos de terror
Autor: Alexandre Dumas
Páginas: 272
Editorial: Valdemar
Precio: 8,40 euros
Año de edición: 2006
Los relatos que integran este volumen constituyen la primera entrega de un gran proyecto de Dumas, iniciado en 1844 y que quedó inacabado, y que él llamaba «Los mil y un fantasmas». No es casual que ese nombre recuerde al de «Las mil y una noches», porque el plan general de la obra es parecido. Todo arranca cuando el narrador principal participa en una partida de caza y presencia un crimen poco agradable. Después de firmar su declaración, como otros cazadores, y de presenciar cómo el criminal sufre un ataque de pánico, los compañeros empiezan a hablar de historias de terror durante la cena y al final, organizan la velada para que cada uno cuente su experiencia más espeluznante relacionada con el más allá.
El resultado de este todoterreno llamado Dumas, que igual daba a luz una obra de teatro llena de épica e historia, un libro de aventuras deliciosamente irónico como «Los tres mosqueteros», un melodrama como «El conde de Montecristo», una novela romántica o los libros de viajes más chispeantes, es una de las mejores colecciones cuentos de terror que se han escrito. Una obra muy notable, que se merece ser más conocida.
El volumen se abre con un cuento basado en uno de los episodios más macabros y vergonzosos de la Revolución Francesa, la profanación durante días de las tumbas de la basílica de Saint-Denis, en la que estaban enterrados los reyes de Francia. La mayoría de los cuerpos fueron exhumados y dañados parcial o totalmente. La lectura del relato resulta especialmente inquietante porque el lector sabe en todo momento que está basado en cosas que sucedieron realmente.
A partir de ahí se enlazan una tras otra las historias terroríficas, unas más sobrecogedoras que otras, pero todas llenas de imaginación y muy bien contadas. Este hombre era un gran narrador, que hacía muy ameno todo lo que escribía. El tono, la redacción y el estilo resultan sorprendentemente modernos, muy ágiles y en ocasiones el autor tiene esa habilidad típica de los escritores de superventas que le invita a uno a leer y seguir leyendo sin parar. Son escritores que parecen escribir textos cuesta abajo, en los que no se puede uno detener.
Suele utilizar el truco de situar su relato en un escenario o paraje que existe realmente, como las impresionantes cataratas de Terni, en la Umbría italiana, con lo que vincula la historia a la realidad y la hace más creíble. Son relatos dotados de un gran dramatismo, intensos y conmovedores, que dejan una profunda impresión en el lector.
Me ha llamado especialmente la atención el titulado «Los dos estudiantes», en el que cuenta una historia de amor gay entre dos caballeros estudiantes con la mayor delicadeza, citando la vieja tradición de los compañeros de armas de compartir el lecho. Curioso. El relato es impresionantemente bueno.
La narración es tan detallada y realista, que se mencionan muchas cosas que describen las costumbres de la época, como comer tortilla de mortadela, usar vajillas de porcelana y plata en las grandes ocasiones, y otra de estaño a diario, la abundancia de ladrones y salteadores en algunos parajes, la tradición todavía existente de batirse en duelo por cuestiones de honor, el hecho de que ya había tarjetas de estudiante, que algo de grafología se practicaba, las ropas y vestimentas habituales... así hasta proporcionar casi un documental sobre cómo se vivía entonces.
Un libro estupendo que ha envejecido muy bien, como los grandes vinos. Muy bien escrito y ejecutado. Vale la pena conseguirlo porque es en estas obras menores (en teoría) donde uno se da cuenta dle genio y habilidad de un gran autor. Siempre vale la pena revisitar un título de Dumas, da igual cuál. Todos son buenísimos.
Alexandre o Alejandro Dumas (Villers-Cotterêts,
1802-1870) era mulato, por ser hijo de Thomas-Alexandre Dumas, hijo a su vez de un aristócrata francés y una esclava haitiana, que fué llevado a los catorce años a París por su padre. Era alto, apuesto, un espadachín consumado y un gran jinete. Llegó a ser general de Napoleón, su nombre está grabado en el Arco del Triunfo parisino, pero murió joven de un cáncer galopante y dejó al pequeño Alejandro huérfano a los cuatro años. Debido a la
escasa pensión que le quedó a su madre recibió una educación muy
deficiente. Trabajó como mensajero, vendedor de tabaco y como pasante de
un notario, hasta que se colocó como escribiente gracias a la
perfección de su caligrafía.
Reunió
una considerable fortuna que dilapidó en pocos años en fiestas,
banquetes, en construir un castillo de capricho, un divorcio mal
resuelto y una cadena de negocios a cual más ruinoso. Murió de un ataque
al corazón y parece que hizo lo que le dió la gana durante toda su
vida. Dejó escritas más de 300 obras y una multitud de artículos, y es
uno de los escritores franceses que más popularidad, éxitos y fama
consiguió en vida.
Acabó de formarse de manera autodidacta, era un lector voraz y compulsivo, se leyó todo Shakespeare y a los veintisiete años ya había triunfado como autor de dramas históricos. Viajó por Suiza, Italia, Bélgica, Alemania
y también se hizo famoso con sus diarios de viajes. Cada género que
tocaba le reportaba más éxitos y lectores, tenía tal demanda que
contrató a colaboradores, como Auguste Maquet (1839-1851), que le ayudó en sus novelas más famosas, «Los tres mosqueteros» y también en «El conde de Montecristo». Sin embargo, parece que Dumas siempre mantenía el control y la supervisión de todo.
Publicado por Antonio F. Rodríguez.
Indice de los relatos que contiene??
ResponderEliminarHola, Magus: Pues lo siento, no me acuerdo. Leí el libro sacándolo de una biblioteca y no lo tengo. Solo me acuerdo de que eran tres. Los dos primeros: «Las tumbas de Saint-Denis» y «Los dos estudiantes». Salud y libros.
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