Sí, las amazonas existieron

Joven amazona enterrada en posición de montar a caballo (Academia Rusa de Ciencias)

Dice la leyenda que existió un pueblo de mujeres guerreras, gobernado por féminas, con un ejército temible que hacía temblar a los más valientes guerreros. El análisis de los textos más antiguos las sitúa en Asia Menor, en la península de Anatolia. Allí, en la desembocadura del río Termodonte, habría estado su capital, Temiscira. Heródoto las situaba un poco más al norte, en el actual Kazajistán.

En 1988 se hallaron en la República de Tuvá (Rusia), un poco más allá de Kazajistán, siete tumbas de la Edad del Hierro, aproximadamente del siglo IV antes de Cristo. Y ahora, según ha publicado en un artículo la Academia Rusa de Ciencias, el análisis del ADN ha revelado que uno de los esqueletos es de una chica, una adolescente de unos 13 años. Los huesos están enterrados en posición de montar a caballo y rodeado de sus armas, un arco, flechas, lanzas y picos de batalla. Es una guerrera. Hay otros tres enterramientos con las mismas características.

Picos de batalla de la amazona adolescente (Academia Rusa de Ciencias)

Cuando los griegos conocieron a los escitas, que habitaban las llanuras asiáticas, quedaron impresionados por la habilidad de sus mujeres para montar a caballo.

Según dicen los mitos griegos, Aquiles luchó contra la amazona Pentesilea en la guerra de Troya, Hércules contra Hipólita, hermana de la anterior, como parte de uno de sus doce trabajos, y Belerofonte defendió el país de Licia de su ataque montado en un caballo alado. La leyenda nos ha dejado el nombre de más de 20 guerreras amazonas y en la conquista de América, la imaginación europea las situó en el nuevo continente.

Así que sí, parece que todas esas leyendas tienen alguna base real, las amazonas existieron, al menos en Asia Central. Mujeres guerreras que montaban a caballo, peleaban y disparaban flechas. Temibles mujeres de la guerra. Por fin se ha encontrado algo real detrás del nombre del río más largo y caudaloso del mundo.

Publicado por Antonio F. Rodríguez.