Título: Cuentos
Autor: Alfonso Reyes
Páginas: 248
Editorial: Océano
Precio: 17,94 euros
Año: 2000
Esta antología del gran escritor mexicano Alfonso Reyes ha sido preparada poer su nieta, Alicia Reyes, que se dedica a la tarea de ordenar y difundir la obra de su abuelo. Incluye 47 cuentos, 47 trozos de vida porque este autor es un maestro en contar lo vivido
Autor: Alfonso Reyes
Páginas: 248
Editorial: Océano
Precio: 17,94 euros
Año: 2000
Esta antología del gran escritor mexicano Alfonso Reyes ha sido preparada poer su nieta, Alicia Reyes, que se dedica a la tarea de ordenar y difundir la obra de su abuelo. Incluye 47 cuentos, 47 trozos de vida porque este autor es un maestro en contar lo vivido
Una lectura muy amena, que muestra le elegancia del estilo de Reyes, su inteligencia, su modernidad y un fino humor. Son textos variados, algunos costumbristas, otros parecen apuntes de viaje y algunos, cuentos que recuerdan vagamente al mejor Cortázar. Van desde el lirismo a la ironía. Contiene varios de los mejores cuentos de este mexicano universal, curiosamente muy poco conocido en nuestro país, como «La cena» o mi preferido, «Del hilo al ovillo».
Desde luego este hombre es un poeta, que sigue escribiendo en tono poético cuando redacta en prosa. Exhibe un dominio del lenguaje soberbio, lleno de hallazgos y expresiones felices. A veces escribe frases recortadas, casi conceptistas y desde luego, no se parece a nada de lo que he leído, quizás su forma de escribir recuerde también a Borges, sólo que Reyes escribe sobre temas cotidianos.
Ya sabéis que me gusta seleccinar alguna especialmente significativa que me ha llamado la atención. Aquí van dos ejemplos que me han encantado y casi parecen greguerías: «Con una pantufla en un pie y un zapato en el otro, el espacio ofrece una cuarta dimensión.»; «Al bebé de mantequilla sucede el párvulo de mazapán».
Un escritor morrocotudo, de primera línea, un clásico potente y magnífico que despliega un estilo deslumbrante. Un autor enorme que os recomiendo que conozcáis y para ello, nada mejor que este libro de cuentos, ameno y divertido, que se lee en un par de ratos.
Desde luego este hombre es un poeta, que sigue escribiendo en tono poético cuando redacta en prosa. Exhibe un dominio del lenguaje soberbio, lleno de hallazgos y expresiones felices. A veces escribe frases recortadas, casi conceptistas y desde luego, no se parece a nada de lo que he leído, quizás su forma de escribir recuerde también a Borges, sólo que Reyes escribe sobre temas cotidianos.
Ya sabéis que me gusta seleccinar alguna especialmente significativa que me ha llamado la atención. Aquí van dos ejemplos que me han encantado y casi parecen greguerías: «Con una pantufla en un pie y un zapato en el otro, el espacio ofrece una cuarta dimensión.»; «Al bebé de mantequilla sucede el párvulo de mazapán».
Un escritor morrocotudo, de primera línea, un clásico potente y magnífico que despliega un estilo deslumbrante. Un autor enorme que os recomiendo que conozcáis y para ello, nada mejor que este libro de cuentos, ameno y divertido, que se lee en un par de ratos.
Alfonso Reyes Ochoa (Monterrey, 1889-1959) uno de los escritores mexicanos más clasicos y a la vez más innovadores que hay. Polígrafo, prolífico, universal, general, ha influido a varias generaciones de autores latinoamericanos.
Fue el noveno de los doce hijos que tuvo el General Bernardo Reyes. Estudió Derecho en la Universidad Nacional Autónoma de México y antes de acabar la carrera fundó con otros compañeros el Atenejo de la Juventud, donde opinaban sobre el panorama literario en México. La revolución mexicana no favoreció a su familia, bien relacionada con el dictador Porfirio Díaz. Reyes recuerda que escribía en un cuarto de la capital mexicana con una carabina cargada encima de la mesa, preguntándose si sería capaz de dispararla.
Luego se exilió a España, donde vivió entre 1914 y 1924. En esa época disfruto su etapa más creativa, Es ese señor mayor con aspecto de español de los años 40 vagamente franquista, cuyo aspecto contradice su modernidad, su fin humor y un estilo exquisito y muy personal. Un escritor que es un maestro de la palabras, como para no perdérselo.
Fue el noveno de los doce hijos que tuvo el General Bernardo Reyes. Estudió Derecho en la Universidad Nacional Autónoma de México y antes de acabar la carrera fundó con otros compañeros el Atenejo de la Juventud, donde opinaban sobre el panorama literario en México. La revolución mexicana no favoreció a su familia, bien relacionada con el dictador Porfirio Díaz. Reyes recuerda que escribía en un cuarto de la capital mexicana con una carabina cargada encima de la mesa, preguntándose si sería capaz de dispararla.
Luego se exilió a España, donde vivió entre 1914 y 1924. En esa época disfruto su etapa más creativa, Es ese señor mayor con aspecto de español de los años 40 vagamente franquista, cuyo aspecto contradice su modernidad, su fin humor y un estilo exquisito y muy personal. Un escritor que es un maestro de la palabras, como para no perdérselo.
Alfonso Reyes
Publicado por Antonio F. Rodríguez.
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