Páginas: 442
Editorial: Fanes
Precio: 19,50 euros
Año: 2022
El título alude a una alteración psicológica grave que padecieron miembros de las fuerzas de Seguridad del Estado destinadas en el País Vasco y Navarra, que participaron en la lucha antiterrorista en los años 80 y 90, tuvieron peligro de enfrentamiento en las operaciones que realizaron, y sufrieron la tensión continua de ser objetivo de la banda, el rechazo del entorno y la gran presión social que padecieron ellos y sus familiares. Los psicólogos reconocen su existencia, los afectados lo denuncian y lo reclaman, pero el Ministerio no lo acepta.
Se han escrito varias novelas y ensayos sobre el terrorismo de ETA, algunos thriller de calidad, otras obras donde se aborda el tema desde el dolor o la pérdida, desde el disturbio social o el intento de reconciliación; pero el autor pensó que, tras numerosos atentados con más de 800 víctimas, era factible pensar en una historia de venganza, una historia de daño cruel, violento y enloquecido.
En esta novela hay tres personajes centrales, el primero de ellos es Lola Montenegro, una mujer que ha perdido a su padre y a su hermano en dos atentados, su vida está deshecha sin posibilidad de rehacerla, una mujer que para desgracia de los terroristas no tiene nada que perder, no tiene miedo ni límites. Otro personaje importante es el agente Torres, un servidor del Estado desde las cloacas procedente de los antiguos servicios secretos que en democracia se integraron en el CNI, con mayor o menos adaptación, un tipo duro carente de escrúpulos y de sentimientos. El tercer personaje central es Andoni Miura, alias Toru, un terrorista militante desde su juventud en la organización, en la que ha ido ascendiendo en la estructura gracias a su discurso obcecado, constante e irracional, y a su participación en actos terroristas.
Luego, el autor va añadiendo otros personajes con menos peso y ficticios sólo a medias. Por ejemplo, el director de un periódico de amplia tirada, que siempre usa tirantes y está casado con una diseñadora; un dirigente de la banda armada apodado Apache, extremista y sanguinario; un alto mando de la Guardia Civil, torturador y corrupto; un político local al que su partido (no se menciona cuál) le empuja a iniciar conversaciones secretas con la banda; un infiltrado en ETA que se mantuvo bastante tiempo; una juez ambiciosa bien posicionada con gran protagonismo, y políticos de distinto signo. Personajes necesarios para apoyar el relato y en los que que el lector puede encontrar paralelismos con personajes reales de aquella época. El libro está documentado con hechos auténticos y comprobados, pero los personajes, pese a esos guiños, son imaginarios, al igual que la trama y las acciones; también son imaginarios algunos hechos que se atribuyen a personajes reales. La historia se deforma un tanto por exigencia de la ficción.
El hecho central de la novela es el atentado contra un autobús de la Guardia Civil en la madrileña plaza de la República Dominicana en 1986, que va a marcar todo el relato. La acción va dando saltos continuos en el tiempo hacia adelante y hacia atrás, los capítulos se nombran por la fecha y la diferencia de tiempo con el atentado cubre un amplio rango de fechas (1969-2018), desde los inicios de la actividad terrorista hasta el comunicado de la disolución de la banda, con una cierta inclinación cronológica. Estos vaivenes continuos en las fechas pueden dificultar algo la atención, nos obligan a estar atentos para ir comprendiendo y casando todos los datos según avanza la acción, hasta llegar a los giros inesperados y sorprendentes, de los que no defraudan.
El ritmo del relato es ameno y fluido, se desarrolla en escenarios variados, lo que le aporta mayor rapidez y agilidad. El autor emplea diferentes tonos según sea el narrador del capítulo, consigue meterse en el interior de cada personaje y lo hace bien, logra adaptar el tono del escrito a cada uno de ellos.
Daniel Palencia (Rentería, 1992) estudió
Derecho, pero pronto manifestó gran inclinación por la escritura. Ha sido
redactor publicitario en varias agencias de San Sebastián y Madrid. Escribe
columnas y colaboraciones en varios medios de prensa. Otra actividad suya
aparte de la literatura consiste en ser arbitro profesional de futbol. «El
síndrome del Norte» es su segunda novela y ha tenido una gran acogida.
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