Título: El polizón del Ulises Autora: Ana María Matute
Páginas: 464 pág.
Editorial: Destino
Precio: 10,95 euros
Año de edición: 2018
Se suele mencionar «El polizón del Ulises» (1965) como una de las obras de literatura infantil y juvenil más significativas de Ana María Matute. Siempre he sentido una especial debilidad por esta escritora barcelonesa, una mujer que escribe un castellano espléndido, de muchos quilates. Parece una viejecita encantadora, llena de compasión y humanidad, que sufrió mucho durante la guerra y parece que esa experiencia le ha dejado una tendencia permanente a la depresión, una humildad profunda y una gran capacidad de empatía por los que sufren, por los más desfavorecidos.
Así que, cuando el otro día divisé una antigua edición de ese relato en una librería de lance, una de esas islas perdidas en el océano urbano de olas de asfalto en las que todavía se encuentran tesoros maravillosos, no lo dudé ni un momento, me tiré a por él, lo compré y lo devoré como se merece esa misma tarde.
Es un relato muy interesante, un cuanto que cumple varios de los puntos esenciales que definen el canon clásico del cuento infantil: un principio que resulta familiar, un niño desvalido como protagonista, una cadena de acontecimientos que parecen lógicos e inevitables, la imaginación y los juegos del crío como mecanismo disparador de la fantasía, un suceso imprevisto, un extraño que lleva escondido un conflicto y un misterio, un momento de peligro y real y un desenlace feliz de vuelta a la seguridad del hogar y la familia.
Tres hermanas solteronas viven solas en un gran caserón. Un día encuentran un niño abandonado en su puerta, Jujú, al que cada una intentará educar según sus preferencias y vocación. Pero un suceso imprevisto alterará la plácida vida de los cuatro protagonistas. La narración está muy bien llevada por la voz de una narradora omnisciente, los diálogos son naturales y fluidos, el ambiente, el de los cuentos clásicos, la historia es creíble, la psicología de los personajes tiene su trasfondo y el español que maneja Matute es excelente.
El texto refleja con maestría el gozo de la niñez, el ansia de libertad de la infancia, la sed de aventuras, la pulsión de salir a conocer el mundo y el proceso de maduración que supone conocer la amistad, la lealtad y la traición. Finalmente, puede decirse que se trata simplemente de la historia de un niño que creció.
Un cuento estupendo, redondo, que en algunos momentos recuerda la trama de «El espíritu de la colmena