Título: Elnervio óptico
Autora: María Gainza
Páginas: 160
Editorial: Anagrama
Precio: 16,90 euros
Año de edición: 2017
Este libro, que se presenta como novela, parece más bien una curiosa mezcla de autobiografía parcial, ensayo e introducción al arte. Está compuesto de once textos construidos por la autora con la misma pauta: un recuerdo, un episodio o un aspecto de su vida, un pintor y finalmente, un tema tratado de manera indirecta que poco a poco va saliendo a la luz. Porque como, dice Gainza, «una escribe algo para escribir otra cosa».
Escritura indirecta, sabiduría para contemplar el arte, sensibilidad, hondura y una prosa sencilla, directa, tersa, que casi pasa desapercibida, lo cual es una de las mejores cosas que se pueden decir de una manera de escribir.
La pintura de Alfred de Dreux, quizás el mejor pintor de caballos, Cándido López, Hubert Robert, Gustave Courbet, Mark Rothko, Henri Rousseau, Natale Schiavoni, Touluse-Lautrec, el Greco... aparecen en estas páginas vistas con una mirada diferente y esclarecedora, que nos hacen descubrir aspectos que se le suelen escapar al espectador ocasional de arte. Y entreverados con la experiencia estética, frases tan definitivas como profundas. Un libro para leer despacio, con calma y exprimiéndole hasta la última gota a cada frase.
«El nervio óptico» ha sido en el mundo editorial la sensación argentina 2017, aunque ya se publicó en el 2014 y pasó casi desapercibida. Ahora, de la mano de la editorial Anagrama, se ha convertido en todo un éxito y la vedad, se lo merece. Una novela que promete mucho por su planteamiento y luego, lo cumple.
Autora: María Gainza
Páginas: 160
Editorial: Anagrama
Precio: 16,90 euros
Año de edición: 2017
Este libro, que se presenta como novela, parece más bien una curiosa mezcla de autobiografía parcial, ensayo e introducción al arte. Está compuesto de once textos construidos por la autora con la misma pauta: un recuerdo, un episodio o un aspecto de su vida, un pintor y finalmente, un tema tratado de manera indirecta que poco a poco va saliendo a la luz. Porque como, dice Gainza, «una escribe algo para escribir otra cosa».
Escritura indirecta, sabiduría para contemplar el arte, sensibilidad, hondura y una prosa sencilla, directa, tersa, que casi pasa desapercibida, lo cual es una de las mejores cosas que se pueden decir de una manera de escribir.
La pintura de Alfred de Dreux, quizás el mejor pintor de caballos, Cándido López, Hubert Robert, Gustave Courbet, Mark Rothko, Henri Rousseau, Natale Schiavoni, Touluse-Lautrec, el Greco... aparecen en estas páginas vistas con una mirada diferente y esclarecedora, que nos hacen descubrir aspectos que se le suelen escapar al espectador ocasional de arte. Y entreverados con la experiencia estética, frases tan definitivas como profundas. Un libro para leer despacio, con calma y exprimiéndole hasta la última gota a cada frase.
María Gainza (Buenos Aires) es una crítica de arte que ha triunfado como narradora con este su primer libro. Nació en una familia argentina muy distinguida, pero su origen no le facilitó el ser escritora, sino más bien la inquietud de encontrarse en una clase en la que se sentía desubicada, según confiesa.
Había publicado crítica de arte y ensayo, y después de este espléndido debut, estoy deseando leer su segunda novela, titulada «La luz negra». Aquí tenéis dos interesantes entrevistas en este enlace y en este otro.
Había publicado crítica de arte y ensayo, y después de este espléndido debut, estoy deseando leer su segunda novela, titulada «La luz negra». Aquí tenéis dos interesantes entrevistas en este enlace y en este otro.
María Gainza
Publicado por Antonio F. Rodríguez.
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