Título: Peregrinos de la belleza
Autora: María Belmonte
Páginas: 314
Editorial: Acantilado
Precio: 20 euros
Año de edición: 2015
¡Qué libro tan estupendo! Me ha parecido una de esas lecturas que relaja el espíritu, ensancha el corazón y reconforta el alma; y por añadidura, leyéndola se aprende bastante de geografía, viajes y un poco de historia contemporánea.
El tema es el viaje al sur, como rito iniciático de los intelectuales europeos, sobre todo alemanes, ingleses y nórdicos, que a partir del siglo XVIII y hasta nuestros días, cruzan los Alpes para visitar Grecia e Italia y enamorarse de la luz del Mediterráneo, sus paisajes y hacer algo de arqueología cultural, porque como ya hemos comentado aquí algunas veces, en occidente todas las ideas vienen de las antiguas Grecia y Roma.
«No deja de sorprenderme cómo estos escenarios mediterráneos hacen que me sientan como en casa. Algunas pienso que estoy hecho para vivir recluido en este microcosmos, sin deseo alguno de abandonarlo...».
El libro se abre con esta cita del poeta Yorgos Seferis (Esmirna, 1900-1971), el Premio Nobel que, como otras grandes artistas tuvo su particular epifanía, «bebedores de luz» que encontraron su lugar en el mundo en el Mediterráneo oriental. Desde Goethe y su «Viaje al Sur», Lord Byron, que murió defendiendo la independencia de Grecia o Schiller, que llegó a decir «Todos somos griegos», hasta el japonés Mishima y el viajero Bruce Chatwin, pasando por Stendhal, que dió nombre al síndrome de sobredosis de belleza en la maravillosa Florencia, perderse en esas dos penínsulas fué algo muy especial para todo tipo de artistas.
Dos cosas se encuentra allí el viajero sensible: la sensación de haber vuelto a casa y el sentir que está regresando a sus orígenes culturales.
Esta amena obra repasa la vida de nueve grandes autores que cayeron rendidos ante el embrujo de esas islas y penínsulas, agrupándolos en dos partes, una dedicada a Italia, con Johann Winckelmann, el fotógrafo Wilhelm von Gloeden, Axel Munthe, D. H. Lawrence y Norman Lewis, y otra sobre Grecia, con Henry Miller, Patrick Leigh Fermor, Kewin Andrews y Lawrence Durrell.
Todos ellos encontraron su voz, escribieron el libro que querían escribir, produjeron la obra de arte que buscaban y maduraron allí como artistas, rodeados de limoneros, aceite de oliva, paisajes embriagadores, ruinas y estatuas, el eco de los dioses, héroes y antiguas epopeyas, la luz de levante y el mar, siempre el mar.
Un libro estupendo, iniciático, que lleva a otros libros que menciona y cuenta mil y una historias a cuál más interesante. Leyéndolo entran ganas de hacer la maleta y perderse en alguna de las playas luminosas del Mar Egeo. Una maravilla de libro, que disfrutarán muy especialmente los lectores empedernidos que conozcan ya la literatura de los nueve peregrinos de este libro. Maravilloso.
¡Qué libro tan estupendo! Me ha parecido una de esas lecturas que relaja el espíritu, ensancha el corazón y reconforta el alma; y por añadidura, leyéndola se aprende bastante de geografía, viajes y un poco de historia contemporánea.
El tema es el viaje al sur, como rito iniciático de los intelectuales europeos, sobre todo alemanes, ingleses y nórdicos, que a partir del siglo XVIII y hasta nuestros días, cruzan los Alpes para visitar Grecia e Italia y enamorarse de la luz del Mediterráneo, sus paisajes y hacer algo de arqueología cultural, porque como ya hemos comentado aquí algunas veces, en occidente todas las ideas vienen de las antiguas Grecia y Roma.
«No deja de sorprenderme cómo estos escenarios mediterráneos hacen que me sientan como en casa. Algunas pienso que estoy hecho para vivir recluido en este microcosmos, sin deseo alguno de abandonarlo...».
El libro se abre con esta cita del poeta Yorgos Seferis (Esmirna, 1900-1971), el Premio Nobel que, como otras grandes artistas tuvo su particular epifanía, «bebedores de luz» que encontraron su lugar en el mundo en el Mediterráneo oriental. Desde Goethe y su «Viaje al Sur», Lord Byron, que murió defendiendo la independencia de Grecia o Schiller, que llegó a decir «Todos somos griegos», hasta el japonés Mishima y el viajero Bruce Chatwin, pasando por Stendhal, que dió nombre al síndrome de sobredosis de belleza en la maravillosa Florencia, perderse en esas dos penínsulas fué algo muy especial para todo tipo de artistas.
Dos cosas se encuentra allí el viajero sensible: la sensación de haber vuelto a casa y el sentir que está regresando a sus orígenes culturales.
Esta amena obra repasa la vida de nueve grandes autores que cayeron rendidos ante el embrujo de esas islas y penínsulas, agrupándolos en dos partes, una dedicada a Italia, con Johann Winckelmann, el fotógrafo Wilhelm von Gloeden, Axel Munthe, D. H. Lawrence y Norman Lewis, y otra sobre Grecia, con Henry Miller, Patrick Leigh Fermor, Kewin Andrews y Lawrence Durrell.
Todos ellos encontraron su voz, escribieron el libro que querían escribir, produjeron la obra de arte que buscaban y maduraron allí como artistas, rodeados de limoneros, aceite de oliva, paisajes embriagadores, ruinas y estatuas, el eco de los dioses, héroes y antiguas epopeyas, la luz de levante y el mar, siempre el mar.
Un libro estupendo, iniciático, que lleva a otros libros que menciona y cuenta mil y una historias a cuál más interesante. Leyéndolo entran ganas de hacer la maleta y perderse en alguna de las playas luminosas del Mar Egeo. Una maravilla de libro, que disfrutarán muy especialmente los lectores empedernidos que conozcan ya la literatura de los nueve peregrinos de este libro. Maravilloso.
Kardamili, el rincón favorito de Bruce Chatwin y Kalami, el de Lawrence Durrell
María Belmonte nació en Bilbao. Es licenciada en Historia por la Universidad de Deusto, en Antropología por la Universidad de Barcelona y se doctoró en Antropología por la Universidad de Pais Vasco con una tesis sobre la Historia de las religiones.
Vive cerca del Mediterráneo y se dedica, entre otras coas a recorrer lugares y escribir sobre lo que se le ocurre y acerca de quienes han pasado por allí. Este es su primer libro y ya ha publicado otro, titulado «Los senderos del mar» (2017). También trabaja como traductora e intérprete.
Vive cerca del Mediterráneo y se dedica, entre otras coas a recorrer lugares y escribir sobre lo que se le ocurre y acerca de quienes han pasado por allí. Este es su primer libro y ya ha publicado otro, titulado «Los senderos del mar» (2017). También trabaja como traductora e intérprete.
María Belmonte sentada bajo un árbol en algún país mediterráneo
Publicado por Antonio F. Rodríguez.
Antonio, es este uno de mis libros favoritos. Su lectura me entusiasmó. Poner las fotos solo consigue ponerme los dientes largos y soñar con lo que sería perderse como un peregrino de la belleza más por uno de esos rincones paradisiacos, mientras toca arrostrar otra ola de frío más.
ResponderEliminarTe entiendo. Hace poco hice un viaje a Grecia y fué una experiencia maravillosa.
ResponderEliminarSalud y libros.