Título: Te vendo un perro
Autor: Juan Pablo Villalobos
Páginas: 256
Editorial: Anagrama
Precio: 16,90 euros
Año de edición: 2015
Pocos libros han conseguido hacerme reír. Creo que eso es un defecto mío. Pero esta Semana Santa, con motivo de ser uno de los tres finalistas del Premio Mandarache de este año, he conocido la novela que, hasta el momento, ha desatado en mí más risas y, sobre todo, más pronunciadas. El libro en cuestión es «Te vendo un perro» de Juan Pablo Villalobos (Guadalajara, 1973).
Su protagonista es alguien atípico. Se trata del anciano Teodoro que, por avatares de la vida, ha desarrollado un modus operandi de supervivencia al que no piensa renunciar llegado a la senectud. Fue taquero en Ciudad de México, y durante el ejercicio del oficio no le importó adquirir carne de perro para su comercialización. Esta es barata y agradecida. Ahora, jubilado y recluido en un edificio destinado a albergar a personas mayores, se las sabe todas, y lo más suave que hace es continuar con la compra-venta de canes. Digamos que, se ha pasado también, a otros negocios turbios.
Juan Pablo Villalobos ha sabido aprovechar ese vivir más allá de la legalidad moral, pues la otra hace tiempo que la sobrepasó. Ha conseguido contar la historia en capítulos cortos en los que alterna la trama principal con flashbacks de la vida del protagonista para remontarnos a su niñez. En sus primeros años, Teodoro era un niño que soñaba con ser pintor de brocha fina y no un taquero despreocupado que vendía carne de perro.
Páginas: 256
Editorial: Anagrama
Precio: 16,90 euros
Año de edición: 2015
Pocos libros han conseguido hacerme reír. Creo que eso es un defecto mío. Pero esta Semana Santa, con motivo de ser uno de los tres finalistas del Premio Mandarache de este año, he conocido la novela que, hasta el momento, ha desatado en mí más risas y, sobre todo, más pronunciadas. El libro en cuestión es «Te vendo un perro» de Juan Pablo Villalobos (Guadalajara, 1973).
Su protagonista es alguien atípico. Se trata del anciano Teodoro que, por avatares de la vida, ha desarrollado un modus operandi de supervivencia al que no piensa renunciar llegado a la senectud. Fue taquero en Ciudad de México, y durante el ejercicio del oficio no le importó adquirir carne de perro para su comercialización. Esta es barata y agradecida. Ahora, jubilado y recluido en un edificio destinado a albergar a personas mayores, se las sabe todas, y lo más suave que hace es continuar con la compra-venta de canes. Digamos que, se ha pasado también, a otros negocios turbios.
Juan Pablo Villalobos ha sabido aprovechar ese vivir más allá de la legalidad moral, pues la otra hace tiempo que la sobrepasó. Ha conseguido contar la historia en capítulos cortos en los que alterna la trama principal con flashbacks de la vida del protagonista para remontarnos a su niñez. En sus primeros años, Teodoro era un niño que soñaba con ser pintor de brocha fina y no un taquero despreocupado que vendía carne de perro.
Quitando los efectos nocivos que sobre la sensibilidad de un
animalista acérrimo pueda causar esta novela, me ha parecido un
excelente libro cómico, recomendable para todos los públicos, incluido a este
sector, siempre que tenga un muy buen sentido del humor.
Juan Pablo Villalobos es un autor que ha pasado de casi el
anonimato a ser Premio Herralde con su novela «No voy a pedirle a nadie que me
crea», y ya veremos si no acaba alzándose también con el Premio Mandarache 2017
por «Te vendo un perro». Su novela candidata desde luego que lo merece y, ante
todo, consigue hacer pasar al lector un rato muy agradable.
Juan Pablo Villalobos
Publicado por Jesús Rojas.
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