Título: Íliada
Autor: Homero
Páginas: 464
Editorial: Espasa
Precio: 12,95 euros
Año de Edición: 2011
Páginas: 464
Editorial: Espasa
Precio: 12,95 euros
Año de Edición: 2011
En el libro que estoy leyendo, una novela negra de campeonato que ya comentaremos en su momento, un detective mexicano perseguido encuentra en su escondite un ejemplar de la «Ilíada» y se pone a leer el gran poema épico. ¡Qué contraste! ¿Qué pensará al leerla?¿Se verá reflejado en esas líneas?
No he podido resistir la tentación y he vuelto a abririr el viejo libro para recordar la antigua epopeya, los afanes de Aquiles, el de los pies ligeros y sus fieles mirmidones, Héctor, domador de caballos, el astuto Ulises, el gigante Ayax, Agamenón, rey de hombres, el rubio Menelao, Helena la de largo pelo, Paris el seductor, y todos aquellos héroes cuyo recuerdo no se ha extinguido todavía.
¡Qué fuerza tuvo aquella guerra, cuyo fragor todavía se escucha! ¡Qué impresionante el entrechocar de aquellos aceros, cuyo eco ha llegado hasta nosotros! Veintisiete siglos más tarde, todavía nos impresiona la grandiosidad de aquella historia, cuyo colofón, la larga y accidentada vuelta a casa de unos de sus héroes, Ulises, es nada más y nada menos que la «Odisea», una de las mejores novelas jamás escritas.
Qué curioso que miles de años más tarde, se note la huella de todo aquello en nuestro lenguaje cotidiano. Porque todavía se emplea, aunque cada vez menos, la expresión «talón de aquiles» para aludir al punto débil de alguien, y «troyano», o caballo de troya se llama a los software maliciosos que se presentan como programas inofensivos y cuando los utilizamos, le abren una puerta a un hacker remoto que puede utilizar nuestra máquina a su antojo. Curioso periplo el de esa palabra, desde la épica más antigua a la informática más actual.
Y ya conocéis la increíble historia de Schliemann, el millonario prusiano al que de niño le contaron el cuento de la ciudad de Troya y sus altas murallas. Cuando creció siguió creyendo en aquel relato, pensó que no podía haber desaparecido completamente una fortificación tan imponente. Busco eso muros utilizando las pistas que le daba Homero en el texto y encontró en Turquía, cerca de la entrada del mar Negro, no una Troya, sino hasta diez troyas, diez ciudades sucesivas, superpuestas unas encima de otras en el mismo emplazamiento, un yacimiento de enorme valor arqueológico. También descubrió otros yacimientos homéricos, como Micenas, Tirinto y Orcómeno, con lo que demostró que la «Ilíada» describe escenarios históricos reales.
Los exámetros siguen manteniendo su fuerza, aunque estén traducidos y convertidos en prosa, los guerreros siguen luchando, Aquiles sigue siendo iracundo y terrible, su joven amante Patroclo conserva su belleza..., la historia continua, interminable.
Esta edición nos ofrece la ya famosa traducción de Luis Segalá y un muy interesante estudio de Javier de Hoz, de la Universidad Complutense de Madrid que, contextualizando el poema, facilita su comprensión y el disfrute del lector de nuestro tiempo.
En el 2004, el director alemán Wolfgang Petersen dirigió la versión cinematógrafica que todos conocemos, con Brad Pit, Eric Bana, Orlando Blonm, Peter O'Toole... y una larga lista de intérpretes de primera. Un peplum que ha marcado una época en el género y que disfruté sin reservas.
Un libro impresionante, un ocho mil que hay que conquistar cueste lo que cueste, eso sí, con el oxígeno que proporcionan los resúmenes que sintetizan cada capítulo y hacen que no nos perdamos. Si no lo has leído en algún momento, ahora puede ser una buena ocasión.
Homero (s. VIII a. C.) es el gran poeta al que se le tribuyen los dos grandes cantos épicos, la Ilíada y la Odisea, que forman la base de la épica grecolatina y en consecuencia, de toda la literatura occidental.
Poco se sabe de su vida. Hay quien dice que su nombre procede de Homaros, rehén, y era uno de los poetas hijos de rehenes, es decir prisioneros de guerra, que no eran enviados a luchar poque se dudaba de su lealtad, y estabán obligados a cantar las hazañas de los demás.
Hay quien sostiene que Homero viene del griego ho me horón, el que no ve, y es un simple mote que alude a su ceguera.
Heródoto recoge otra tradición incierta, según la cual, Homero era hijo de una huérfana seducida, de nombre Creteidas, que le dio a luz en Esmirna. Conocido como Melesígenes, pronto destacó por sus cualidades artísticas, iniciando una vida bohemia. Una enfermedad lo dejó ciego, y desde entonces pasó a llamarse Homero. La muerte, siempre según el gran historiador, le sorprendió en Íos, en el curso de un viaje a Atenas.
En cualquier caso, es notable que el gran autor más antiguo que se conoce, cuyo rastro se pierde en la noche de los tiempos, escribiese hace 2700 años la primera obra de la historia de la literatura y quizás, según algunos, tambien la mejor. ¡Vaya manera de empezar!
Poco se sabe de su vida. Hay quien dice que su nombre procede de Homaros, rehén, y era uno de los poetas hijos de rehenes, es decir prisioneros de guerra, que no eran enviados a luchar poque se dudaba de su lealtad, y estabán obligados a cantar las hazañas de los demás.
Hay quien sostiene que Homero viene del griego ho me horón, el que no ve, y es un simple mote que alude a su ceguera.
Heródoto recoge otra tradición incierta, según la cual, Homero era hijo de una huérfana seducida, de nombre Creteidas, que le dio a luz en Esmirna. Conocido como Melesígenes, pronto destacó por sus cualidades artísticas, iniciando una vida bohemia. Una enfermedad lo dejó ciego, y desde entonces pasó a llamarse Homero. La muerte, siempre según el gran historiador, le sorprendió en Íos, en el curso de un viaje a Atenas.
En cualquier caso, es notable que el gran autor más antiguo que se conoce, cuyo rastro se pierde en la noche de los tiempos, escribiese hace 2700 años la primera obra de la historia de la literatura y quizás, según algunos, tambien la mejor. ¡Vaya manera de empezar!
Homero
Publicado por Antonio F. Rodríguez.
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