Título: Cien años de soledad
Autor: Gabriel García Márquez
Páginas: 496
Editorial: Debolsillo
Precio: 8,95 euros
Año de Edición: 2003
Ayer, Gabriel García Marquéz cumplió 85 años, así que aprovecho la excusa para hablar de su gran obra, la archiconocida «Cien años de soledad», una novela genial, embriagadora, innovadora, escrita con un nivel de lenguaje altísimo y con un ritmo en las palabras que empapa al lector poco a poco y cala hasta lo mas hondo de la memoria.
Portada de la primera edición publicada en 1967
por la Editorial Sudamericana de Buenos Aires
Algunos años más tarde, como alumno del entonces llamado Curso de Orientación Universitaria (COU), utilizamos en clase de Lengua el maravilloso libro de Lázaro Carreter y Correa Calderón, que incluía algunos fragmentos estupendos de esta obra. Nuestro profesor, el inefable señor Moya, cojo, atildado y exquisitamente educado, nos transmitió el amor por esta obra, leyendo y comentando párrafos en clase. Naturalmente lo leí, o mejor dicho lo devoré. Fué una experiencia maravillosa, sentirme transportado a un tiempo y un lugar mágicos, en el que ocurrían cosas reales e irreales al mismo tiempo. Entonces aprendí que se podía disfrutar de una novela sin un argumento bien organizado como Dios manda.
Estábamos en el tardofranquismo y la relación de este texto con la censura fué curiosa. Mientras otras obras del «boom» latinoamericano pasaban dificultades para editarse en España, ésta, a pesar de ser una de las más procaces e irrespetuosas, se publicó sin demasiados problemas. Los motivos fueron varios: era la época en la que la dictadura se relajaba y se hablaba de cierto aperturismo, el mencionado Lázaro Carreter, presidente de la Real Academia Española, se enamoró de la novela y la defendía a capa y espada, a las editoriales barcelonesas les interesaba expandirse en el mercado latinoamericano y tuvo algo de suerte, a los censores les gustó.
Se ha escrito mucho sobre este libro, que ha cumplido ya 45 años, uno de los más representativos del realismo mágico y del citado «boom» latinoamericano, de la que se han vendido más de 30 millones de ejemplares. Es una obra maravillosa, muy innovadora, que crea un espacio imaginario, Macondo, un tiempo circular, y utiliza toda una panoplia de recursos del lenguaje para construir un discurso barroco, exuberante, con ritmo, mucho ritmo, que se disfruta como un gran banquete de la palabra y la imaginación. Una gozada. Es uno de los pocos libros que he leído y releido varias veces, completo y a salto de mata.
Gabriel García Márquez (Foto http://www.dentrocine.com/)
Recomendar «Cien años de soledad» es recomendar lo obvio, lo que todos conocemos y hemos leído. Sin embargo, les sugiero a los que no lo han leído todavía que lo hagan y a los que lo han leído ya, que lo relean, es un auténtico placer, de los que valen la pena.
Publicado por Antonio F. Rodríguez.
la obra es muy larga y nos esta matando leerla por la isiste tan larga
ResponderEliminarHace poco he leído que es posible que Gabo contase con la ayuda y asesoramiento de Álvari Mutis en este libro.
ResponderEliminarAmbos eran muy amigos, se admiraban mutuamente e hicieron un pacto de no adulación entre ellos, para no aburrir al personal.
Parece ser que durante 18 meses García Márquez iba acabando capítulos y se los pasaba a Mutis, que luego le daba su opinión y le hacía sugerencias. ¿Hasta qué punto es importante la aportación de Muts? Es imposible saberlo.
Salud y libros.
No sólo Álvaro Mutis participó en las opiniones a García Márquez, también se reunían en esa casa de San Ángel (donde Gabo escribió Cien Años de Soledad) Carlos Fuentes, Jomí García Ascot, Emmanuel Carballo, con sus respectivas esposas. la cosa era que en la noche, cuando Gabo había escrito algunas cuartillas, se las contaba (no leía) a Mutis y a todos, y éstos les hacían sugerencias. Al grado que cuando Gabo cuenta (no lee) cómo el cura levita después de tomarse una taza de chocolate, Mutis le dijo a todos, "Pero que este hombre ha jodido la novela, mira que poner a un cura que levita". Ahí está la magia de Cien Años de Soledad, que si te la cuentan no te la crees, pero si la lees, entonces caes en el embrujo narrativo propio de nuestro amado Gabo. Saludos desde México.
ResponderEliminarGracias por el comentario, no sabía esos detalles.
ResponderEliminarSalud y libros.