viernes, 20 de diciembre de 2024

Años triunfales - Javier Quiñones

Título: Años triunfales                                                                                                            Autor: Javier Quiñones

Páginas: 221

Editorial: Alba
 
Precio: 5,99 euros

Año de edición: 1998

En 1940 murió un anciano de 70 años en la cárcel de la villa andaluza de Carmona. Fue enterrado de manera casi clandestina en un minúsculo cuchitril. Hasta 1960 las autoridades no dieron permiso para que los restos fueran trasladados al cementerio civil de Madrid. Aquel hombre se llamaba Julián Besteiro. Había sido presidente del PSOE, la UGT y las Cortes Constituyentes de la Segunda República. Enemigo de la violencia, socialista moderado, anticomunista, profesor de lógica, con aspecto de caballero inglés (alto, distante, distinguido, de modales exquisitos y rigurosas exigencias morales), Besteiro fue detenido por los franquistas al terminar la guerra civil y condenado a treinta años de prisión mayor. Su nombre se ha convertido con los años en símbolo de la tercera España: aquella que no quería guerra y la tuvo por culpa de otros.  

Javier Quiñones ha escrito una excelente novela histórica en donde la venganza se ceba en un hombre inocente. Los franquistas no fueron capaces de disfrutar de su victoria sin mancharla con crímenes. El autor reconstruye el periplo carcelario de Besteiro a partir de sólidas fuentes históricas: cartas de don Julián y su esposa Dolores Cebrián, libros, sumarios judiciales y artículos. En este caso, la verdad inspira a la ficción, porque en el pasado siempre quedan zonas oscuras que pueden ser legítimamente colmadas gracias a la imaginación creadora del novelista. En una palabra: lo que sucede en este libro es aproximadamente cierto. Los hechos están fehacientemente demostrados. Y la ficción tiene tal carga de verosimilitud que la hace verdadera, con el entendimiento de que una narración exacta del pasado es siempre imposible. 

El poco tiempo que Besteiro pasó en prisión fue suficiente para acabar con su vida. Durante esos años triunfales la muerte se prodigó con largueza. Los franquistas admitían que el socialista era un hombre honorable sin delitos de sangre. Había salvado a muchas personas durante los primeros meses del Madrid revolucionario. Intentó negociar una salida pacífica al conflicto. Al final se quedó con sus electores (la inmensa mayoría no podía exiliarse), mientras los demás líderes políticos escapaban. Besteiro representaba todo lo que odiaban los vencedores. Debía ser castigado no por lo que había hecho, sino por lo que era: socialista de larga data, político demócrata, intelectual marxista, republicano, liberal y ateo. Un símbolo del mal para los franquistas. Con la destrucción del profesor socialista se aniquilaba «para siempre» una trayectoria histórica que detestaban. No existió piedad con él. Con su muerte se convirtió en un mártir laico. 

Algunas escenas de este libro son inolvidables: Besteiro digno y estoico ante un tribunal (consejo de guerra sumarísimo y de urgencia número 1) que le había condenado de antemano por sus ideas y trayectoria política; la crueldad obstinada de la burocracia franquista, entregada a una caza de brujas digna de tiempos inquisitoriales; la desolación del Madrid derrotado, con personas harapientas y atemorizadas, vengativos vencedores con la amenaza en los labios, soldados en todas las esquinas, caballeretes falangistas de pistola, brillantina y bigotillo, colas interminables de hambrientos, y silencio, mucho silencio, solo roto por los disparos de los fusilamientos al amanecer; como contraste, los bellos e indiferentes ciclos de la naturaleza, paz en la guerra, tan bien descritos en este libro. Camilo José Cela, en su prólogo a Años triunfales, escribe sobre «el regusto amargo de una época gris y sombría de nuestra historia más violenta y todavía próxima».

Años triunfales cuenta una historia profundamente humana, quizá por ser tan trágica. Algunas personas buenas se movilizaron para intentar socorrer a Besteiro (otras le dieron la espalda). Dolores Cebrián, su mujer, fue un modelo de lealtad, abnegación y amor por su esposo. También aquellos, desconocidos o no, que nunca perdieron la humanidad. 

Quiñones resalta que siempre hubo una mano amiga que dio cobijo, ayudó en lo que pudo, prestó una humilde piel de becerro para que sirviera de manta, respetó al prójimo vencido o incordió hasta lograr un pequeño favor (grande en aquellas circunstancias). Todos estos esfuerzos se estrellaron contra el designio implacable de quien había decretado la muerte de Besteiro. Conclusión: una novela más que recomendable, de gran sobriedad expresiva, emocionante, indignada, sin demagogia y con una muy trabajada base histórica.

Javier Quiñones

Javier Quiñones (1954) es un escritor español nacido en Burgos y residente en Barcelona desde 1973. Profesor de enseñanza media, ha editado varias recopilaciones de cuentos, aforismos y elogios de Max Aub, cuya vida recreó magníficamente en Max Aub, novela (2007). Además de novelas como Años triunfales (1998) o El final del sueño (2002), ha escrito crítica literaria y artículos en diversos medios. 

Publicado por Alberto.

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