viernes, 6 de diciembre de 2024

Doy fe... - Antonio Ruiz Villaplana

Título: Doy fe...                                                                                                                      Autor: Antonio Ruiz Villaplana

Páginas: 288

Editorial: Espuela de Plata
 
Precio: 22,90 euros

Año de edición: 2023 (2ª ed.)

Este libro es un testimonio vivo, lacerante y en primera persona del terror desatado en la zona franquista durante la guerra civil. Antonio Ruiz Vilaplana, su autor, es muy poco conocido. En 1936 ocupaba el cargo de secretario judicial en Burgos. Fue testigo de lo sucedido. No era un fanático. Tampoco militaba en partido político alguno. Sus ideas eran liberales, templadas, moderadas. Preocupado por su carrera (y por su seguridad personal), en principio aceptó el golpe militar. Al cabo de unos meses estaba tan asqueado por lo que tuvo que presenciar que abandonó la España franquista para pasarse a la zona leal. Ese mismo año publicó su estremecedor testimonio: Doy fe... , subtitulado Un año de actuación en la España nacionalista, recuperado ahora en una excelente edición a cargo de Francisco Espinosa Maestre y Luis Castro Berrojo

Doy fe... es sin duda un libro de combate contra el fascismo. Tiene una fuerte impronta propagandística. Se tradujo a varios idiomas e influyó en la opinión pública internacional. Frente a las versiones edulcoradas sobre la España de Franco, Ruiz Vilaplana pinta un cuadro realista: los militares se han hecho con el poder por la fuerza de las armas; aplican un terrorismo masivo e indiscriminado sobre la población desafecta; se apoyan en los sectores sociales más reaccionarios y vengativos (empezando por el clero); con la política de incautaciones roban sus bienes a quienes asesinan o encarcelan, y como remate, reciben ayuda de las potencias fascistas, hasta tal extremo que cabe hablar de una invasión alemana e italiana.

Todos estos aspectos siguen siendo objeto de discusión entre historiadores, aficionados e indocumentados varios. Así que el autor acertadamente y desde muy pronto la raíz de los problemas. Doy fe... no es un libro académico y objetivo, sino la verdad indignada de un hombre inteligente, que contó con pasión sus experiencias durante esos meses terribles. 

Los historiadores Espinosa MaestreCastro Berrojo insisten en que Ruiz Vilaplana se equivoca en fechas, nombres o detalles; pero acierta en lo esencial: la verdad de la indiscriminada represión que azotó la provincia de Burgos y se cobró quizá 2000 vidas. Sus equivocaciones son perfectamente comprensibles, dado el ánimo estremecido del autor y los fallos normales de la memoria. Refuerzan la veracidad global del testimonio. En este sentido, deben leerse las notas eruditas que acompañan al texto: la verdad histórica no es exacta, se va construyendo trabajosamente, gracias a libros como este. 

Algunas de las barbaridades son tan horribles que cuesta leerlas. Con el beneplácito de los militares golpistas, única autoridad real en la zona facciosa, bandas de asesinos, con o sin uniforme, se dedicaron a exterminar a cientos de personas con el método del paseo: las sacaban de las cárceles, procediendo luego a asesinarlas en cualquier cuneta. Ruiz Vilaplana, funcionario del juzgado, levantaba acta de que en tal kilómetro de la carretera había aparecido un cadáver «desconocido». Entre comillas, por supuesto. Los militares escondían así sus delitos. Los asesinados se enterraban a menudo de forma chapucera y alguien los encontraba. En otras ocasiones, desaparecían sin dejar ni rastro. Por toda la geografía española se han encontrado tumbas anónimas con miles de infelices sacrificados. 

Escenas patéticas y escalofriantes: debajo de un puente aparece un hombre acribillado a balazos y con las manos atadas. En el bolsillo, lleva una cuchara carcelaria y una foto mojada de una mujer y una niña pequeña. Especialmente conmovedor fue el obrero asesinado con la siguiente nota escrita de su puño y letra (las faltas de ortografía lo dicen todo de aquel tiempo): «Abisa a todos los compañeros y marchar pronto. nos dan de palos brutalmente y nos matan como lo ben perdío no quieren sino la barbaridá». Esta nota inspiró uno de los poemas más bellos de César Vallejo: «Solía escribir con su dedo grande en el aire: ¡Viban los compañeros! Pedro Rojas / de Miranda de Ebro, padre y hombre». 

Hasta en los alrededores de la Cartuja de Miraflores se fusilaba, ante el horror e indignación de los pacíficos monjes. El autor rinde también homenaje a su amigo el músico burgalés Antonio José Martínez Palacios. Lo mataron el 9 de octubre de 1936. Tenía 33 años. 

En Doy fe... aparecen retratos incisivos de Mola, Franco y Cabanellas. Aldeanos analfabetos dispuestos a matar a los «sin Dios». Un personaje siniestro y como amojamado que, vestido de negro, se empeña en asistir al levantamiento de los cadáveres de los paseados. Personas decentes abrumadas por tanta barbarie. Presumidos oficiales italianos y discretos agentes nazis, que van a lo suyo. El ambiente inquisitorial y acobardado de Burgos está descrito con mano maestra, aunque Ruiz Vilaplana no era precisamente un virtuoso de la pluma. Se han escrito miles de libros sobre la guerra civil. Este, en mi opinión, es de lectura obligada. Huele a muerte y verdad. 

Antonio Ruiz Villaplana

Antonio Ruiz Vilaplana (1905-1973) fue un jurista y escritor español nacido en Barcelona. Estudió derecho en Madrid. En 1928 se convirtió en secretario judicial. Rodó por varias ciudades hasta recalar en 1935 en Burgos. Fue testigo directo de las atrocidades de los rebeldes. En 1937 logró escabullirse y publicó Doy fe..., testimonio desgarrador de su experiencia en la retaguardia franquista

De ideas liberales y republicanas, colaboró activamente con la propaganda de la España leal. Tuvo que exiliarse. Vivió en los EE. UU., México y finalmente Suiza, en donde trabajó como intérprete para la ONU. Falleció en Ginebra

Publicado por Alberto.

3 comentarios:

  1. Un libro interesante y duro. Hay que hacer notar que el otro bando, el legítimo, cometió también salvajadas a mansalva. Chaves Nogales quedó igualmente horrorizado por lo que vió y conoció en ambas partes. La única diferencia parece ser que, en la mayoría de los casos, en el bando republicano fue sin la implicación de las autoridades. Luego ocurrió lo de Paracuellos y algún que otro episodio. Otra diferencia fue que en la posguerra continuaron los fusilamientos y la represión más dura.
    Salud y libros.

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  2. Totalmente de acuerdo Antonio. Nadie niega las atrocidades del llamado terror rojo, que acabó con un mínimo de 50.000 vidas en la retaguardia republicana. Lo que sucede es que la represión franquista causó el doble o más de muertos porque duró más, estuvo más organizada y se prolongó de manera inmisericorde después de la guerra. El testimonio De Ruiz Vilaplana se ha convertido en un pequeño clásico por su ausencia de odio, lo temprano de su publicación y el hecho de que sus afirmaciones han sido en general comprobadas por la investigación histórica posterior. Es un libro importante en este sentido.
    Un saludo y libros.

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