Esta es una historia de un día de verano, con una vaca con sobrepeso, un coche rojo, un campo lleno de flores y un sauce llorón. Hablaremos sobre el amor, la lealtad, la confianza y la nostalgia.
Era un día cálido de verano, el sol brillante refulgía en el cielo despejado. La vaca con sobrepeso pastaba tranquilamente en el campo junto a una floración de colores. El aroma de la hierba y las flores llenaba el aire de tranquilidad.
De repente, el sonido de un coche rojo interrumpió la paz del día. Era un coche antiguo, con una pintura desgastada. El conductor salió del vehículo y caminó hacia el sauce llorón. El hombre se quedó parado debajo del árbol durante unos minutos, mirando a la vaca con tristeza. Se podía sentir el aire cargado de nostalgia y tristeza. El hombre se acercó a la vaca, le acarició el cuello y le habló suavemente. La vaca bajó la cabeza y el hombre colocó su cabeza sobre su hombro, como si fuera un hijo, un amigo o un compañero.
En ese momento, se podía sentir el amor de ese hombre hacia ese animal. Era el amor de un padre, de un amigo, de un confidente, de un compañero. Era la lealtad y la confianza entre dos seres vivos. La vaca entendió la tristeza de aquel hombre y se acercó a él, como si quisiera consolarlo. Y el hombre se sintió comprendido y comprendido. Comprendió que aquellos momentos no eran para llorar sino para agradecer y recordar.
Y así, los dos se quedaron un rato más en silencio, disfrutando de la calidez y la tranquilidad que el verano les regalaba. Y en ese momento, el hombre y la vaca comprendieron la verdadera magia de aquel día de verano, y de lo que la vida puede ofrecer.
Esas líneas que habéis leído son el resultado de pedirle a un bot —un programa informático que efectúa automáticamente tareas reiterativas en Internet, con capacidad de interacción y aplicando Inteligencia Artificial— que escriba un cuento con las instrucciones que hay en el primer párrafo. Habría que corregir varias repeticiones, añadir alguna cosita que otra, pero en líneas generales, el resultado es espectacular.
La aplicación utilizada es ChatGPT, una aplicación lanzada en noviembre de 2022 y disponible en la web, que aprende en cierto modo cada vez que alguien interactúa con ella. Está en esta dirección (https://chat.openai.com/chat) y solo hace falta rellenar algunos datos muy generales, introducir una dirección de correo electrónico y un número de móvil válidos, y ya se pueden probar sus habilidades, cosas como corregir y mejorar un correo, mantener una conversación, escribir un artículo, completar un texto, hacer un dibujo o mejorar uno ya hecho.
Aquí se puede leer, por ejemplo, un artículo en inglés de 1000 palabras sobre el futuro de la Inteligencia Artificial escrito por ChatGPT. Ya está empezando a aparecer el problema de estudiantes que encargan a esa aplicación que les redacte sus trabajos de clase o el Proyecto Fin de Carrera (véase este artículo). Dentro de poco, puede que los bots empiecen a ganar concursos de microrrelatos y relatos; parece que pronto veremos cosas asombrosas en este campo.
¿Acabarán los bots con el arte? Parece que de momento, no. Recientemente, un juez ha dictaminado que una obra de arte generada por un programa no tiene derechos de autor, porque una aplicación no es una persona jurídica y no puede poseer copyright (véase este enlace). Tenemos una tregua,
Publicado por Antonio F. Rodríguez.
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