Título: El niño perdido Autor: Thomas Wolfe
Páginas: 96
Editorial: Periférica
Precio: 15,50 euros
Año de edición: 2011
Aquí tenemos una pequeña joya de la literatura americana de principios del siglo XX, pequeña solo por su breve extensión. Una novela corta autobiográfica acerca de un suceso conmovedor. El título alude a un hermano mayor del autor, Grover Wolfe, fallecido a los doce años de tifus, un chico en opinión de todos sensible y maduro, con una personalidad especial, como para diferenciarse de otros chicos de su edad. Trascurre a principios de siglo cuando la familia Wolfe se traslada desde Asheville a Sant Louis, donde abren un pequeño alojamiento para los visitantes de la Exposición Universal. Dejan una vida que a ojos de los niños es confortable y agradable, acogedora por los lugares conocidos y se trasladan a la gran ciudad.
Está dividida en cuatro capítulos contados por cuatro voces distintas: Grover el niño perdido, su madre, su hermana mayor y el autor, su hermano pequeño. Cuatro narradores en cuatro momentos diferentes desgranan sus recuerdos, la memoria que les ha quedado grabada por encima del paso del tiempo. La primera parte, muy descriptiva y lirica, recuerda los momentos felices de la infancia de un chico observador, inteligente y reposado capaz de apreciar y disfrutar de las pequeñas cosas que le ofrece su entorno, incluye frases intensas como: «Mirar la tienda era como pasear por Arabia». En las otras tres, su madre y hermanos recuerdan al muchacho, con diferentes tonos y reflexiones: «Al haber encontrado todos los recuerdos y lugares de la infancia supe que los había perdido».
Un texto escrito con melancolía, pero sin que domine la tristeza; hecho para recuperar la memoria del chico, no tanto como para superar su pérdida; una escritura profundamente evocadora, sensible e intensa. Muy emotiva y de gran calidad. Os la recomiendo encarecidamente.
Thomas Clayton Wolfe nació en Asheville, Carolina del Norte en 1900. Comparte nombre, nacionalidad y profesión con Tom K. Wolfe (autor de La hoguera de las vanidades) pero están separados por tres décadas. Estudió en las universidades de Carolina del Norte y de Harvard y fue profesor de Lengua Inglesa en la Universidad de Nueva York. Comenzó a escribir joven, inicialmente poesía, cuentos y obras teatrales que tuvieron escasa repercusión.
Al iniciarse en la novela tuvo un gran éxito con su primera obra La mirada del ángel, lo que le permitió dedicarse de lleno a la literatura. Viajó por varios países de Europa y se estableció en Londres una temporada por considerar a esta ciudad como muy adecuada para escribir. Gran observador, avisó de que la persecución de personas por su raza o ideas desembocaría en una guerra. Estaba dotado de una memoria excepcional que le permitía retener múltiples datos de costumbres, hábitos y cultura americana que vertía en obras descriptivas y a menudo basadas en recuerdos de su vida. Falleció joven, a los 38 años víctima de una tuberculosis generalizada; aparte de cuentos y piezas teatrales nos dejó cuatro novelas solamente, algunas de ellas publicadas tras su muerte.
Tuvo reconocimiento en vida, e influyó en la escritura de otros autores como Philip Roth, Jack Kerouac, William Faulkner o Sinclair Lewis, éste último lo citó en su discurso de aceptación del premio Nobel, y Faulkner lo consideró el mejor escritor de su generación. Su popularidad se fue difuminando progresivamente hasta ser redescubierto recientemente como el gran escritor que fue, uno de los más importantes de la primera mitad del siglo pasado, gracias a la reedición de sus libros y a la publicación de recopilaciones de sus relatos.
Publicado por John Smith.
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