sábado, 25 de diciembre de 2021

Parte meteorológico - Liat Lasierra

 

Parte meteorológico

Empezó a chispear con un enfado. Un no volverá a pasar. Empeoró con tres cervezas y un whisky y nuestra casa sin limpiar. Amainó con un te quiero, un no lo haré más. Luego olvidé fregar los platos, volvió a agravar, las nubes grises que venían no barruntaban buena señal. La tormenta se desató un jueves noche, cuando, con miedo, las cosas quise hablar. El primer grito. El primer trueno. Sonaba lejano, casi imposible, casi irreal. A la mañana siguiente a la suerte no quise tentar, recogí en silencio, mientras oía la televisión sonar. Entonces llegó el primer golpe. El primer rayo, difícil de vislumbrar, me tapé la herida, con vendas y soledad. Nunca pude imaginar que algo semejante fuera a pasar, que de tanta lluvia no pudiese ver el exterior a través del cristal. Los truenos se volvieron estridentes y los rayos algo habitual, y yo ya no sabía cómo explicarle a esa tormenta que tenía que marchar. Ella me decía que no, que acababa de llegar. Yo le decía que sí, que me dejara vivir en paz. Y ya no sabía qué me hacía aguantar, si era que lo quería o algo que no podía explicar. Cuando quise darme cuenta, no era una tormenta lo que había que frenar, era un tifón, mucho más difícil de apaciguar. Los rayos eran constantes y los truenos no dejaban de sonar; fue ahí, desde el ojo del huracán, cuando supe que era yo la que tenía que cambiar. Y tú, lector, no sé si has oído que en caso de tifón lo mejor es evacuar. Y no, no es de cobardes, hay veces que lo mejor para una tempestad amainar es marchar. Para no dejar que vuelva a ocurrir un ni una más.

Liat Lasierra Pik (14 años)

 

Este minirrelato ha obtenido este año 2021 un accésit en el VII Concurso de microrrelatos contra la violencia de género «Jóvenes con mucho que contar» del Instituto Aragonés de la Juventud.

Publicado por Paloma Martínez.

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