Título: El lunes nos querrán Autora: Najat El Hachmi
Páginas: 304
Editorial: Destino
Precio: 20 euros
Año de edición: 2021
Me parece una excelente noticia que el Premio Nadal de este año haya ido a parar a una española nacida en Marruecos. Hay en nuestro país más de un 5 % de españoles nacidos en el extranjero y más de un 10 % de residentes foráneos. Un 15 % de aportación intercultural que puede ser un caldo de cultivo artístico excelente. Pero no quiero frivolizar y hablar de lo agradable que es recibir la visita del exotismo, porque esta novela es muy seria.
Cuenta en primera persona la vida y experiencia de una chica joven marroquí, aproximadamente desde los 12 años hasta casi la treintena, que vive en el cinturón de Barcelona, en un barrio encerrado entre un río, una carretera y una línea de ferrocarril. Un lugar en el que las mujeres están sometidas y controladas como en muchos países árabes. La ley islámica en nuestro país, pesada omnipresente y dos amigas que tratan de encontrar su lugar en el mundo.
La novela está escrita desde las primeras frases (Íbamos en manga corta el día que nos conocimos. Todavía no estaba mal visto que las jóvenes enseñásemos los brazos en ese barrio) en segunda persona, como una carta personal y directa a la admirada y mejor amiga de la protagonista. Con un lenguaje íntimo y cercano, tal y como se les habla a las amigas del corazón. Literatura emocional, natural y algo digresiva para describir un mundo opresivo.
Los diálogos son frescos y naturales, muy creíbles; el desarrollo de la historia engancha, resulta ameno y está lleno de frases afortunadas. Es un texto muy bien escrito, que podría parecer una típica novela rosa si no fuera por la multitud de temas sociales y profundos que trata, desde lo emocional y lo cercano Y es que a veces es más efectivo vivir los problemas de manera vicaria, así, identificándose en la lectura con un personaje, que leyendo un sesudo ensayo sobre el tema.
Chicas casadas, no que se casan, porque el matrimonio lo conciertan las familias, a los 14, chicas que solo deben llevar ropa holgada que no muestre la figura, madres que salen de casa una vez a la semana, certificados oficiales de virginidad para la boda, niñas libres hasta los doce años, niñas haciendo de adultas y adultas protegidas como menores, control y espionaje de las vecinas, autoexigencia, bulimia, vómitos y dietas, soñar con un novio normal, no islámico... así es la vida de una adolescente refugiada en la lectura en un barrio en el que toda era discriminatorio, hasta la altura de los techos.
Esas chicas, triplemente discriminadas, en Marruecos porque ya no son marroquíes sino española, es decir, unas frescas y perdidas; en España porque son moras y no españolas, por más que el DNI diga lo contrario, y en su barrio porque tienen un padre que prefiere la muerte al deshonor y todos se creen con derecho a vigilarlas y controlarlas. Circunstancias que recuerdan el reflejo pálido que resuena en algunas canciones de Serrat («... y oír sobre las diez "niña la hora que es y sin poner la mesa"...») que describen situaciones parecidas y pasadas, mucho más suaves.
Una novela de crecimiento (bildungsroman) muy especial, que te toca el corazón. También denuncia el paternalismo y los clichés con los que los españoles mejor intencionados ven y tratan a las moras. Y es que ya era hora de escuchar la voz de esos hijos de inmigrantes que ya son españoles y dejar que sean ellos los que nos cuenten su historia. Ya vale de hablar en su nombre. Un mensaje relacionado con un artículo valiente y certero que ha publicado hace poco bajo el título de «Moras como Dios manda» (lo siento, para leerlo hay que registrarse con una dirección de correo electrónico válida). Una lectura muy recomendable para empezar a conocer cómo ve las cosas esta española de lengua fácil y mente despierta.
Una gran novela, muy digna ganadora del Nadal, que prestigia al premio y nos muestra en detalle una realidad viva y palpitante muy diferente de la mayoría de nuestras vidas, pero a la vez muy cercana, de aquí, de este país que, en realidad, siempre ha sido mestizo e híbrido.
En fin, que ha nacido toda una escritora, con todas las letras.
Publicado por Antonio F. Rodríguez.
¡Qué tremendo el tema del desarraigo!¡Cuánto sufrimiento para intentar adaptarse desde una posición imposible de partida porque en los suyos solo encuentran, como bien dices Antonio, rechazo brutal, y otra posición también imposible de llegada, en donde nosotros tampoco ayudamos en nada, ni nos enteramos! ¡cuánta soledad!
ResponderEliminarMuchas gracias por la recomendación, lo he leído sin respiro y creo que lo debería leer todo el mundo y, especialmente, nuestros jóvenes.
Gracias por el comentario. Tienes toda la razón, Paloma. Es una novela admirable por muchas razones, entre otras, porque describe perfectamente otro mundo (el de los inmigrantes marroquíes), que está en este país.
ResponderEliminarUn abrazo, salud y libros.