Título: El imperio de Yegorov
Autor: Manuel Moyano
Páginas: 192
Editorial: Anagrama
Precio: 14,90 euros
Año de edición: 2014
Siempre se lee con distintos ojos un libro que viene avalado por una
trayectoria y una popularidad, que otro que no cuenta con dicha garantía. Pero
también es verdad que la satisfacción que experimentamos ante cualquier
circunstancia es igual a la percepción que tenemos de ella menos las
expectativas previas que nos había generado.
«El Imperio de Yegorov» de Manuel Moyano (Córdoba, 1963) es una
de las tres novelas finalistas del Premio Mandarache de este año; circunstancia
que ha hecho que la conozca y la lea, y además, su publicación vino motivada
por ser finalista de otro importante galardón, como es el Premio Herralde, en
su edición de 2014.
Quiero creer que independientemente de haber conocido o no
su palmarés antes de leerla, me hubiera parecido una grandísima novela. Es una de
las mejores obras que he leído últimamente, y no por su prosa que, como
explicaré, está un tanto sujeta a su planteamiento, sino por la
historia que cuenta, de la que el propio Manuel Moyano dice que es para
pensar.
«El Imperio de Yegorov», aunque he leído reseñas incapaces de
etiquetarla en un género, es una novela de ciencia-ficción en toda regla, además
de por su contenido, por tener una escritura que también parece de otra
naturaleza.
Manuel Moyano combina distintas maneras de interactuar con
el lector -casi una por capítulo y hay alrededor de una treintena-, para hacerle
llegar una novela con un único hilo conductor por medio de singulares puestas en
escena como un diario, un artículo periodístico, reproducciones escritas de
grabaciones e interrogatorios, y hasta el prospecto de un medicamento, entre
otras originalidades. Una curiosa mezcla de muy buen gusto, ideal para esos
momentos en los que apetece leer «algo diferente».
La singularidad de la novela no solo queda ahí, y aparece
también en la trama, que aborda la siempre pretendida por el ser humano
inmortalidad. Comenzando con un hecho acontecido en los años sesenta durante
una expedición japonesa a Oceanía y un breve episodio en el Osaka de los años
ochenta, la historia salta a un futuro próximo que se extiende hasta la década
de los cuarenta del presente siglo, mientras que algunos de sus personajes sobrevivirán
todo ese tiempo y más.
Con motivo de ser finalista del Premio Mandarache, este mes
de enero Manuel Moyano ha tenido a bien acercarse a Cartagena para hablar con
sus lectores de esta novela, lo que supuso para mí la deseada
oportunidad de asistir y escucharle. Allí, nos contó curiosidades como que la novela
fue escrita en tan solo quince días, y que tiene un blog exclusivo que ha
surgido a partir de ella. También se emitió en el acto una vídeoilustración que ha
sido subido a Youtube, y que es una excelente antesala para su lectura.
Publicado por Jesús Rojas.
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