Título: La calle de las camelias
Autora: Mercé Rodoreda
Páginas: 272
Editorial: Edhasa
Precio: 9,95 euros
Año de edición: 2000
Pues hoy quiero recomendaros que leáis esta novela de Mercé Rodoreda, una escritora que puede haber sido vista como una autora muy ligada a la literatura en catalán, y de hecho solía publicar en ese idioma, pero su literatura es muy universal y tiene auténtica calidad.
En este libro, escrita en 1965, creo que el tema principal es presentarnos a la protagonista, Cecilia, un personaje femenino peculiar, uno más de la galería de mujeres que caracterizan la parte principal de su narrativa. Se trata de una mujer misteriosa, voluble e incapaz de sentir una pasión duradera, que va encadenando hombres en su vida como argumento principal de su existencia, mientras pasa por todo tipo de peripecias.
La historia está contada con una sencillez y una naturalidad pasmosas, muy conseguida, sin complicaciones aparentes, que permiten que a menudo se nos olvide que estamos leyendo un libro y nos metamos en el argumento hasta el fondo. Rodoreda es una maestra del realismo sin artificios, una maga de la sencillez que se pasea con facilidad por los temas más difíciles de contar. El ambiente marginal o semimarginal de la Barcelona de principios de siglo está muy bien descrito, con un desfile de personajes que sobreviven a duras penas en las márgenes de la sociedad.
Una novela bien trabada, que se deja leer muy a gusto, sobre el enigma de esas mujeres incapaces de llevar una vida convencional, con el aliciente de describir un escenario humano y urbano, y la sensación de estar asomándonos a la vida de una persona de carne y hueso. Una mujer que hace del amor su modo de vida y a la vez es incapaz de amar de manera auténtica. Un personaje complejo y fascinante que hace de esta novela una obra muy interesante.
Páginas: 272
Editorial: Edhasa
Precio: 9,95 euros
Año de edición: 2000
Pues hoy quiero recomendaros que leáis esta novela de Mercé Rodoreda, una escritora que puede haber sido vista como una autora muy ligada a la literatura en catalán, y de hecho solía publicar en ese idioma, pero su literatura es muy universal y tiene auténtica calidad.
En este libro, escrita en 1965, creo que el tema principal es presentarnos a la protagonista, Cecilia, un personaje femenino peculiar, uno más de la galería de mujeres que caracterizan la parte principal de su narrativa. Se trata de una mujer misteriosa, voluble e incapaz de sentir una pasión duradera, que va encadenando hombres en su vida como argumento principal de su existencia, mientras pasa por todo tipo de peripecias.
La historia está contada con una sencillez y una naturalidad pasmosas, muy conseguida, sin complicaciones aparentes, que permiten que a menudo se nos olvide que estamos leyendo un libro y nos metamos en el argumento hasta el fondo. Rodoreda es una maestra del realismo sin artificios, una maga de la sencillez que se pasea con facilidad por los temas más difíciles de contar. El ambiente marginal o semimarginal de la Barcelona de principios de siglo está muy bien descrito, con un desfile de personajes que sobreviven a duras penas en las márgenes de la sociedad.
Una novela bien trabada, que se deja leer muy a gusto, sobre el enigma de esas mujeres incapaces de llevar una vida convencional, con el aliciente de describir un escenario humano y urbano, y la sensación de estar asomándonos a la vida de una persona de carne y hueso. Una mujer que hace del amor su modo de vida y a la vez es incapaz de amar de manera auténtica. Un personaje complejo y fascinante que hace de esta novela una obra muy interesante.
Mercé Rodoreda (Barcelona, 1908-1983) es una de las escritoras catalanas más universales e influyentes, sus libros se han traducido a más de cuarenta idiomas y tocan caso todos los géneros con solvencia: poesía, teatro, periodismo, narrativa, literatra infantil... aunque destaca especialmente como novelista.
Fué hija única y sus padres eran grandes aficionados al teatro y la literatura en general, así que creció en un ambiente lleno de letras. A los cinco años actuó en una obra de teatro y a los 20 se casó con su tío Juan Guirgui, catorce años mayor que ella, para lo que los novios necesitaron una dispensa papal.
Su marido había hecho fortuna en América y Mercé inició una carrera como periodista y escritora para establecer una cierta independencia. Al estallar la Guerrra Civil Española, se separó de su marido, inició un romance con el anarco-comunista Andrés Nin, que fué asesinado por un espía soviético. Al acabar tuvo que exiliarse, vivió en París, Limoges y Ginebra. En 1972 volvió a Barcelona. En sus últimos años de vida, se dedicó a la pintura y no lo hacía nada mal. Ganó un buen número de premios y está considerada por la crítica como una de las figuras indiscutibles de las letras catalanas. Gabriel García Márquez le dedicó en 1983 un elogioso artículo que podéis leer aquí.
Fué hija única y sus padres eran grandes aficionados al teatro y la literatura en general, así que creció en un ambiente lleno de letras. A los cinco años actuó en una obra de teatro y a los 20 se casó con su tío Juan Guirgui, catorce años mayor que ella, para lo que los novios necesitaron una dispensa papal.
Uno de los cuadros de Rodoreda
Su marido había hecho fortuna en América y Mercé inició una carrera como periodista y escritora para establecer una cierta independencia. Al estallar la Guerrra Civil Española, se separó de su marido, inició un romance con el anarco-comunista Andrés Nin, que fué asesinado por un espía soviético. Al acabar tuvo que exiliarse, vivió en París, Limoges y Ginebra. En 1972 volvió a Barcelona. En sus últimos años de vida, se dedicó a la pintura y no lo hacía nada mal. Ganó un buen número de premios y está considerada por la crítica como una de las figuras indiscutibles de las letras catalanas. Gabriel García Márquez le dedicó en 1983 un elogioso artículo que podéis leer aquí.
Mercé Rodoreda
Publicado por Antonio F. Rodríguez.
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