Título: La soledad del corredor de fondo
Autor: Allan Sillitoe
Páginas: 256
Editorial: Impedimenta
Precio: 19,95 euros
Año: 2013 (2ª edición)
Este volumen, publicado originalmente en 1959, está compuesto por diez relatos, diez piezas que nos hablan de la dura vida de los trabajadores sin cualificar en la posguerra británica. Una clase social dura y sacrificada que tuvo que trabajar de lo lindo para levantar el país después de la Segunda Guerra Mundial, para ver que se enriquecían las mismas familias de siempre mientras sus hijos seguían llevando una vida dura y difícil.
Esa es la realidad social que aquí se retrata, eso sí, desde el punto de vista del obrero rudo y poco domesticado, bronco, que se rebela y no se deja dominar fácilmente. El primer relato, el que da título al libro, es sencillamente genial. Con una economía de recursos expresivos asombrosa y una fuerza dramática considerable, saca a la luz un largo monólogo de un chico de 17 años, difícil y marginal, que está en un reformatorio por haber robado en una panadería y sabe muy bien quienes son los de arriba.
El lenguaje coloquial, el argot, la visión de un adolescente y todo un submundo social están estupendamente bien reflejados. Es la historia de un rebelde con causa que llama a la televisión «la caja de las mentiras», que tiene muy clara la diferencia entre «ellos» y «nosotros», encerrado por ejecutar el «llegué, abrí y entré- como dice una divertida canción del reformatorio».
El desenlace está a la altura del desarrollo del relato, el correr se convierte en una metáfora de muchas cosas, la libertad, la evasión, la soledad en la que cada uno se encuentra a sí mismo...
Un relato de culto, impresionantemente bueno, que marcó una época y que creo que nadie debiera perderse. Retrata perfectamente unos años y una situación social no tan lejanos como pudiera parecer a primera vista, con realismo y poesía.
No hay que olvidar que el Reino Unido ha sido el escenario en el que se han desarrollado algunos de los capítulos clave de la lucha obrera: la revolución industrial, la explotación sin límites de los obreros, la escritura de «El capital», las huelgas obreras y el tatcherismo, etcétara. En ese contexto, este relato cobra un simbolismo especial.
En 1962 el británico Tony Richardson dirigió una versión cinematográfica del relato que da título a este volumen, una película muy biena que creo que todo buen aficionado al cine debe ver.
Fotograma de la película de Tony Richardson
Allan Sillitoe (Nottingham, 1928-2010) fué un escritor inglés, vinculado al movimiento de los Young Angry Men de los años 50. Nació en una familia obrera. Su padre trabajaba en la fábrica de bicicletas Rayleigh (yo de pequeño tuve una) y maltrataba a sus hijos.
Sillitoe se alistó en la Royal Air Force británica en la Segunda Guerra Mundial, fué destinado a Malasia y allí cayó enfermo de tuberculosis. Tuvo que estar ingresado durante un año y medio, y para matar el rato se aficionó a la lectura y a escribir. Luego viajó por el sur de Europa y en Mallorca, su amigo Robert Graves le convenció para que se dedicase a escribir. Escribió más de 50 obras de narrativa, obras de teatro y poesía.
Allan Sillitoe
Publicado por Antonio F. Rodríguez.
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