Título: Distintas formas de mirar el agua
Autor: Julio Llamazares
Páginas: 190
Editorial: Alfaguara
Precio: 17,50 euros
Año de edición: 2015
Este libro, a medio camino entre la novela y las memorias, retrata mediante la ficción una peripecia humana real. La historia trumática de desarraigo que sufrieron los humildes campesinos de los pueblos que quedaron en 1969 sepultados bajo las aguas del embalse del río Porma, al noroeste de León, luego llamado embalse de Juan Benet por haber sido construido por el ingeniero y famoso escritor madrileño.
El valle del Porma marcó de manera muy diferente a ambos escritores. Mientras estaba allí trabajando, Juan Benet escribió «Volverás a Región» y parece que precisamente allí está situada la Región benetiana. Por otro lado, la expropiación ruinosa, el exilio obligado y han marcado la vida literaria de Llamazares, que siempre cuenta que cuando conoció a Benet, éste le dijo con la arrogancia de algunos Ingenieros de Caminos: «Así que tú eres escritor gracias a mí».
En 1983, una revisión de la presa oblgó a vaciar completamente el embalse y los pueblos anegados quedaron al descubierto, ruinosos y cubiertos de lodo, como un cementerio marino o un paisaje lunar, familiar y extraño al mismo tiempo para los lugareños que volvieron esos días a su valle para volver a ver su pueblo.
Volviendo a la novela, trata el tema de forma indirecta, de manera que cala mucho más en el lector. Arranca cuando una de las familias de los pueblos anegados, vuelve al embalse para esparcir las cenizas del padre fallecido y cumplir así su última voluntad. El autor va desgranando el monólogo interior, lo que va pensando cada uno de los miembros de la familia. Desvela historias cruzadas en un juego de espejos recíprocos lleno de melancolía, pero muy interesante.
El resultado es espléndido. La escritura de Llamazares es poética y romántica en el sentido estricto del término, porque gira alrededor de la pérdida de un edén, que
en realidad nunca existió. Sin embargo, ese sentimiento retrata muy
bien la condición humana: parecemos hechos para añorar lo que no fué.
El título alude a las ideas, recuerdos y sentimientos de cada miembro de la familia al contemplar las aguas del río represado. Cada uno es muy diferente, pero todos comparten, en mayor o menor grado, el desarraigo, el exilio obligatorio y decretado por la autoridad. Memoria y poesía. Como dice uno de los personajes: «De ahí que algunos exclamen mientras lo contemplan: ¡Qué bonito! Y qué triste, añado yo». Esa cita resume el libro. No os lo perdáis.
Julio Llamazares (Vegamián, 1955) nació en un pueblecito del noroeste de León y cultiva una literatura con raíces, muy ligada a esa región, empobrecida, despoblada y olvidada de la mano de Dios y de la agenda de los políticos.
Hijo de un maestro nacional, estudió Derecho, pero pronto dejó la leyes para dedicarse a la radio y televisión, a escribir artículos, reportajes y a publicar nueve novelas, dos libros de poemas, cuatro libros de viajes, por ahora, y a ganar premios. Ya hablamos aquí de su fenomenal novela, «Las lágrimas de San Lorenzo».
Julio Llamazares en la revista Tarántula
Publicado por Antonio F. Rodríguez.
Que casualidad, me pasé por tu blog para recoger libros recomendados que mereciesen la pena, y nos estábamos leyendo el mismo. No lo he acabado pero la verdad es que lo estoy disfrutando. El estilo de Llamazares es impecable. Un beso.
ResponderEliminar¡Qué coincidencia! Me alegro de que te guste. Y si disfrutas con la forma de escribir de Llamazares, te recomiendo "Las lágrimas de San Lorenzo". Morrocotuda.
ResponderEliminarSalud y libros