Título: Relatos de Sevastópol
Autor: Lev N. Tolstói
Páginas: 213
Editorial: Alba
Precio: 16 euros
Año de Edición: 2013
El sitio de Sevastópol duró once meses y fué uno de las batallas claves de la Guerra de Crimea, que tuvo lugar entre 1853 y 1856, entre una Imperio ruso con aspiraciones expansionistas ante el debilitado Imperio Otomano y una coalición formada por Francia, Reino Unido, Piamonte, Cerdeña y el ya citado Imperio Otomano.
Tolstói llegó a Sevastópol como alférez de artillería y publicó estos tres relatos, tres crónicas de carácter antibelicista que aparecieron en los periódicos de la época y bien pueden considerarse como los primeros reportajes de guerra de la época moderna, tres ejemplos del mejor periodismo. Fueron censurados y no se publicaron en su versión original hasta 1928.
De estilo claramente realista, el autor ruso dibuja el horror de la guerra, el miedo, los heridos, los barracones, las trincheras y el barro, las reacciones de los soldados y su psicología, el esnobismo de los nobles, la arrogancia de los mandos, el juego, la jerarquía militar, el reglamento y los comportamientos enraizados en una sociedad clasista y tradicional, dirigida por una aristocracia algo trasnochada. Se nota que los que más le interesa es la experiencia vital de las personas, cómo reaccionan y cómo se comportan.
Una obra interesantísima, la cuarta escrita por Tolstói, que llegó a decir que había nacido en Sevastópol como escritor. En ella asistimos a la formación de un gran escritor, vemos cómo se configura su capacidad de observación, su interés por la psicología de los personajes y sus motivaciones, su profunda compasión y su convencido pacifismo. En toda ella se adivina el futuro genio del autor de «Guerra y paz».
Leon Nikolaievich Tolstói (Yasnaya Polyana, Tula, 1828-1010) nació en una familia de la antigua nobleza rusa. Empezó a estudiar Derecho y Lenguas Orientales en la Universidad de Kazán, pero pronto lo dejó para llevar una vida bastante disipada en Moscú y San Petersburgo. Comenzó a escribir relatos autobiográficos, «Infancia», «Adolescencia» y «Juventud», que le procuraron cierto éxito. En 1852 acompañó a su hermano a la Guerra de Crimea y acabó ingresando en el ejército. A la vuelta, se dedicó por completo a la escritura.
Después de escribir sus dos grande sobras, «Guerra y paz» y «Ana Karenina», sufrió una profunda crisis espiritual, abandonó la literatura para abrir una escuela para campesinos en su aldea natal y se convirtió en una persona intensamente espiritual, religiosa y altruista. Una especie de filósofo cristiano libertario y anarcopacifista, que incluyó notablemente en el movimiento anarquista.
Sus ideas sobre la «no violencia», expresadas en varios libros y artículos, tuvieron una profunda influencia en Gandhi, con quien mantuvo una intensa correspondencia, y en otras figuras, como Martin Luther King. También se escribió con Bernard Shaw, Rainer Maria Rilke y el zar Nicolás II de Rusia, entre otros. Su epistolario, formado por más de 10.000 cartas se encuentra custodiado en el Museo Tolstói de Moscú.
Cristiano, vegetariano, pacifista, fué uno de los mayores defensores del esperanto y un precursor de la idea del horticultor autosuficiente.
Tolstói en 1856, cuando publicó estos relatos
Publicado por Antonio F. Rodríguez.
Uno puede intentar escapar, puede convertirse en soldado, puede escribir crónicas para animar a la patria.
ResponderEliminarPero cuando dentro llevas un puñado de novelas descomunales y un par de ojos que leen a las personas con la mayor profundidad, no puedes huir de eso. Tampoco de la compasión: puedes ir al frente cantando canciones heroicas, pero volverás con el corazón dispuesto a contar una historia muy diferente.
Si no es molestia, dejo mi propia reseña, aquí: https://libreriadeurgencia.wordpress.com/2020/04/12/el-sitio-de-sebastopol-leon-tolstoi/
No es ninguna molestia. Al contrario, muy agradecido. La reseña mencionada es muy buena y el blog, estupendo. Muy recomendable.
ResponderEliminarSalud y libros.