Título: Juegos reunidos Autor: Marcos Ordóñez
Páginas: 320
Editorial: Libros del Asteroide
Precio: 18,95 euros
Año de edición: 2016
Este libro de memorias tan estupendo, colorido y evocador, retrata con la precisión y riqueza de detalles de un largometraje de calidad la Barcelona de los años 70, cuando el autor tenía entre 13 y 20 años y atravesaba su adolescencia, época mágica de la vida como pocas. A través de 24 capítulos de longitud variable, Ordóñez nos ofrece un espléndido puzle de recuerdos e historias, pinturero como un álbum de cromos, un almanaque o un juego de la oca, destilados de su memoria con pulso firme de narrador y periodista, hasta componer un completísimo reportaje que nos sumerge en el paisaje, la atmosfera, el ambiente y la cultura de aquellos años. Un viaje al pasado reciente encantador, que se disfruta página a página.
El texto está animado de una vitalidad arrolladora, las ganas de vivir de esa maravillosa época en la que despunta la juventud y estamos llenos de energía. Como dice nada más empezar el narrador «Teníamos esa sensación de que la ciudad estaba llena de lugares por descubrir y era nuestra». Los barrios, el Gato Pérez, las librerías, los cinestudios, los drugstores, los atentados durante la transición, los viajes a Londres, los circos, bares, barras de copas, meublés (casas de citas), puentes, tranvías fantasma, las películas que hicieron época («American Graffitti»), los atardeceres, las actrices de entonces, María Asquerino, la música, Sisa, los gimlet de Philip Marlowe, el bar Nunca cierra, el robo de un taburete, la revista Fans, los poemas de Gil de Biedma, un gato que es el daemon del dueño, las películas de Sorrentino, Joan Didion, el tema Redemption Song de Bob Marley, recuerdos de Truffaut, visitas a Madrid, Juan García Hortelano, Caravan de Van Morrison... todo un caleidoscopio plagado de imágenes, historias y anécdotas, con un sentido del humor muy especial, en el que hay dos temas hipertrofiados que dan lugar a sendos capítulos que son lo mejor del libro para mi gusto: su peculiar primo Mario, iniciador y mentor de la adolescencia del autor, y cómo se bebía en aquella época.
La obra está trufada de poemas, cuentos cortos y perlas memorables: «El amor verdadero no deja huellas», «... su irritación cada vez que la vida se empeña en ser un cuadro mal colgado...», «Es sabido que cuando vives en un sitio tiendes a hocicar en el opuesto», «El día más importante de mi vida fue el día en que conocí al Fary», «No quiero que me presenten a nadie que no conozca» (E. Jardiel Poncela), «¿Que qué quiero ser de mayor? Yo mismo, pero cumplido» (H. de Montherlant), «Malé Stanfeld tiene las piernas alegres y la sonrisa triste».
El estilo es ágil, periodístico, tiene agudeza y vitalidad, parece ligero y desenfadado, pero este hombre sabe qué quiere contar en cada momento y lo hace muy bien. Recuerda en el fraseo a la manera de redactar de Cortázar salvando las distancias y en conjunto resulta muy ameno. Evidentemente, el libro es un pastiche construido con multitud de artículos y crónicas que Ordóñez ha publicado en prensa, pero está tan bien amalgamado que no importa que sea material reciclado y el resultado final, leído como un libro de memorias, es excelente. Además, al leerlo se despiertan los recuerdos del lector y, si tienes la fortuna de haber vivido la misma época siendo adolescente, hay muchos detalles y aspectos con los que se entra en resonancia.
Un muy buen libro, recomendable sin ninguna duda, que demuestra una vez más que también se puede hacer gran literatura desde el periodismo. Buena lectura.
Marcos Ordóñez (Barcelona, 1957) es un crítico, escritor y profesor español. Desde 1994 es profesor asociado de Guion cinematográfico y Dirección de actores de la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona.
Ha publicado 8 novelas, volúmenes de memorias, 4 biografías, 2 libros de relatos y 2 de críticas. También es autor de varias obras de teatro, es colaborador habitual de Babelia y crítico teatral de El País.
Publicado por Antonio F. Rodríguez.
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