Título: Cuentos criminales Autora: Laura Méndez de Cuenca
Páginas: 176
Editorial: Libros de la Ballena
Precio: 13,90 euros
Año de edición: 2020
La literatura mexicana, como la argentina, la colombiana, la francesa y tantas otras, a veces parece inacabable. No cesan de aparecer editados autores desconocidos, al menos por mí, que llevo unos cuantos años leyendo, de lo más interesantes. A veces da la impresión de que nunca llegaremos, no a leer todo lo bueno que se publica, sino ni siquiera a conocer todos los autores que valen la pena de un solo país.
En fin, melancolías aparte, aquí tenemos un libro formidable y seductor de una autora que es una clásica mexicana, Laura Méndez de Cuenca, nacida a mediados del XIX y que vivió a caballo entre dos siglos. Se trata de una brillante pionera del true crime, ese género ahora tan de moda que toma crímenes reales de las páginas de sucesos y los transforma en literatura. Es un campo peligroso, porque es fácil recrearse en lo morboso, echar a volar la imaginación y enriquecer los casos con detalles inventados, ceñirse tanto a los hechos que el resultado sea una pobre noticia de diario... los riesgos son muchos y no es facil crear así grandes obras, como la impresionante «A sangre fría».
En esta ocasión tenemos nueve historias reales de crónica negra de mediana extensión, unas diecisiete páginas cada una, narradas de forma precisa, contundente, sin concesiones ni paños calientes, pero a la vez con la habilidad y pericia suficientes como para que se lean de un tirón, sin poder soltar el libro. El texto es muy moderno, en los temas que toca y en el lenguaje que utiliza, contenido y objetivo para lo que es el habla mexicana cotidiana. El estilo es impecable, muy cuidado, escueto, certero y penetrante. Nos deja frases que resumen párrafos enteros («Los ingleses son máquinas que comen») y que casi dan vértigo cuando se leen demasiado rápido.
Son historias terribles, trágicas, a veces brutales, que siguen el lema de Julio Cortázar para redactar buenos cuentos: «Noquear al último minuto». Dan la medida de esta pionera mexicana del género negro, exploradora atrevida y elegante de los rincones más oscuros del alma humana. Méndez de Cuenca se escapó de las reglas sociales y las convenciones de la época, reivindicó la libertad de la mujer y denunció la violencia a la que se veía sometida a menudo. Es una escritora de una pieza.
La edición cuenta con un atinado prólogo de la también mexicana Brenda Navarro, que resume el carácter de esta autora con una frase: «Ni musa ni indómita. Una escritora visionaria». Una antología sorprendente y muy recomendable.
Laura Méndez de Cuenca (Ayapango, 1853-1928) fue una profesora, escritora y poeta mexicana. Nació en la Hacienda de Tamariz, en una familia de buena posición, y estudió en Ciudad de México en el Conservatorio de Música y en la Escuela de Artes y Oficios para Mujeres. Se dio a conocer a los 19 años en los salones de la capital como poeta de mérito. Tuvo un hijo con el poeta Manuel Acuña, pero desgraciadamente fallecieron ambos al poco tiempo, padre e hijo. A los 24 años se casó con el periodista y poeta, que moriría 7 años después.
Fue una poeta muy reconocida, incluida en todas las antologías de la época. Desarrollo una notable carrera periodística en El Universal, El Imparcial, El Periódico de las Señoras, El Correo Español, El Pueblo, El Mercurio y El Mundo, en el que apareció por entregas su única novela, «El espejo de Amarilis». Publicó también relatos, ensayo y multitud de artículos.
Fue profesora durante muchos años y como reconocimiento a su labor docente, viajó a Estados Unidos, comisionada para estudiar los métodos de enseñanza en primaria y la organización de los jardines de infancia y representó oficialmente a su país en congresos internacionales de educación.
Participó en política al liberal constitucionalista Venustiano Carranza. Mujer libre y muy independiente, fue una de las primeras que vivía de sus publicaciones. Defendió los derechos de la mujer en su país y denunció su papel secundario en la sociedad. Falleció a los 75 años debido a complicaciones de la diabetes que padecía.
Publicado por Antonio F. Rodríguez.
No hay comentarios:
Publicar un comentario