Esta novela corta, o cuento largo, es la ópera prima (la escribió con 24 años) del escritor Sándor Márai, felizmente redescubierto en los últimos años tras un tiempo en el olvido.
Dividida en tres capítulos, nos cuenta la vida y la evolución de Otto, un niño hijo de un guarnicionero y huérfano de madre; como ironía del destino, recordando a una tragedia antigua griega, Otto fue concebido tras asistir sus padres a una función de circo que acabó en tragedia para una domadora. Crece rodeado de un padre frio y distante y de su nueva pareja, que lo ignora; ya desde niño muestra una rara brutalidad en el juego. El chico no muestra interés alguno por el oficio paterno, pero después de presenciar el sacrificio de un buey queda fascinado por el hecho de la muerte, se le antoja como algo positivo, la solución definitiva a un problema, y ahí descubre su vocación.
Durante el segundo capítulo, el joven Otto se establece en Berlín como matarife, con negocio propio tras heredar; es llamado a filas durante la Primera Guerra Mundial y se trasforma en un soldado sanguinario y cruel. Para él matar reses es algo parecido a matar enemigos, militares o civiles; se convierte en un cuerpo sin ideas ni sentimientos, salvo la lealtad incondicional al emperador. Un sujeto con una crueldad obediente y muda en una institución que premia la barbarie sumisa del soldado.
El tercer capítulo corresponde a la vuelta a la capital y a su negocio. Es un antiguo combatiente desadaptado y violento, inquietante por su frialdad. Como se puede imaginar el lector, con estos ingredientes se masca la tragedia.
Está narrado con una escritura precisa y descripciones ajustadas. El narrador se mantiene siempre al margen de lo sucedido, distante y frio como un cronista, expone los hechos sin condenarlos explícitamente, pero se puede apreciar claramente la crítica a la guerra y a los nacionalismos. Una característica de esta novela y en general de la obra de Márai es una prosa intimista y densa, cautivadora, con acción ajustada y una gran capacidad para hacer un perfil psicológico muy acertado de sus personajes.
Es autor de novela, teatro y poesía, aparte de artículos de prensa. Pese a dominar el alemán desde niño, siempre escribió en húngaro, por considerar esta lengua muy rica en matices. Se casó con Lola Matzner, mujer judía de familia adinerada, y estuvieron unidos toda la vida hasta la muerte de ella, sesenta años después.
Siempre fue muy crítico con los totalitarismos, lo que le acarreó ser perseguido por los nazis y después por los comunistas; tras un periodo inicial de respeto debido a su popularidad, sus obras fueron prohibidas por ser literatura burguesa y reaccionaria, y terminó exiliándose de nuevo, primero en Francia y luego en Estados Unidos, donde se estableció definitivamente. Se suicidó en 1989 muy afectado por la muerte de varios familiares (esposa, hijo, hermanos) en un corto periodo de tiempo, y por su deterioro físico. Una frase suya, célebre y apropiada es «Hay algo peor que la muerte y el sufrimiento, es cuando uno pierde el amor propio».
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