Título: Paraíso Autor: Abdulrazak Gurnah
Páginas: 287
Editorial: Muchnik editores
Precio: 15,67 euros
Año de edición:1997
Importante novela que cuenta la vida de un niño suajili nacido en Zanzíbar, al igual que el autor. Su padre se lo da a un comerciante árabe en pago de una deuda que nunca pagará. Tiene 12 años y le llevan a una ciudad lejana. En la tienda contigua a la gran casa del comerciante, hay otro chico un poco mayor que él que le irá ayudando a conocer la nueva vida que va a llevar. Trabajo y nada más, y las condiciones de una austeridad rayana en la miseria, duermen en la terraza de la tienda o en la misma tienda sobre una estera y comen lo que les llevan de la casa.
Es una novela de aprendizaje en la que lo primero que tiene que hacer Yusuf, que así se llama el protagonista, es perder su inocencia, lo que comienza cuando sabe que su «tío» Aziz, el mercader que lo ha comprado, no es su tío. Pero se resiste a admitir la realidad hasta que pasan unos años, pues no quiere admitir la realidad, prefiere adaptarse a lo que tiene sin hacerse preguntas cuyas respuestas solo pueden producirle dolor, pero no por ello se siente desgraciado. No cambiará hasta el sorprendente final, cuando ya es un joven fuerte y por fin, toma una decisión vital.
Ya se ha abolido la esclavitud, pero todavía quedan sus reflejos, el mismo chico es un ejemplo. Los alemanes e ingleses ya están disputándose el territorio y sus productos, y se hacen con ellos por la fuerza y con unos pocos abalorios. También reclutan a los hombres para llevárselos a formar parte de sus ejércitos pues la Primera Guerra Mundial está fraguándose. Entretanto, vemos cómo se organiza el comercio que, sin llegar a ser una gran caravana, necesita de muchos preparativos, muchos hombres y alguien que los dirige con dureza extrema si es preciso.
Ya se ha abolido la esclavitud, pero todavía quedan sus reflejos, el mismo chico es un ejemplo. Los alemanes e ingleses ya están disputándose el territorio y sus productos, y se hacen con ellos por la fuerza y con unos pocos abalorios. También reclutan a los hombres para llevárselos a formar parte de sus ejércitos pues la Primera Guerra Mundial está fraguándose. Entretanto, vemos cómo se organiza el comercio que, sin llegar a ser una gran caravana, necesita de muchos preparativos, muchos hombres y alguien que los dirige con dureza extrema si es preciso.
Del periplo aprendemos cómo se vivía en los pequeños poblados del interior en aquellas épocas, pobreza, miseria a nuestros ojos occidentales. En aquellos momentos ya han perdido la confianza en quienes llegan de fuera, algunos incluso resisten con especial dureza, pero con resultado siempre fatal para los que se revelaban contra quienes les robaban lo que les pertenecía, la tierra y sus riquezas, y quienes convertían a las personas en meros títeres a sus órdenes, pues también les arrebataron su cultura y prohibieron sus lenguas. Los colonos son mucho más poderosos y actúan sin ningún tipo de consideración hacia la población local, a quienes consideran salvajes.
Es una novela contada con una serenidad que nos recuerda que en origen las culturas africanas tienen en común la oralidad, algo que en Occidente se perdió hace tiempo. La oralidad requiere tiempo y así conocemos que cuando la caravana retorna, todo el pueblo va una y otra vez a pedir que los que han ido cuenten y vuelvan a contar lo que han visto.
Está escrita con un narrador omnisciente como intermediario del autor, pero que se nos antoja muy cercano al protagonista, con quien empatizamos enseguida. El tono es sosegado, el lenguaje muy cuidado pero sencillo, descriptivo sin ser pesado y se percibe el cariño especial que tiene el autor a su tierra a la que viajó expresamente para escribir esta novela.
Tenemos la sensación de que esta obra escrita en inglés está dirigida a un público extranjero, occidental, por ese detalle con el que trata tanto a los paisajes como a los personajes. Unos personajes a los que a su propia complejidad se añade otra común a todos ellos y es el mestizaje. Es una tierra de comercio inmemorial con Oriente en la que los árabes se instalaron con tanta potencia y tiempo que aún ahora la mayoría de la población es musulmana, aunque conserven muchas de sus creencias míticas, de las que algunas aparecen en el relato.
Es un autor que está a favor del movimiento africano que lucha por escribir en las lenguas propias, no en la de los colonizadores. Quizás el autor conocido más comprometido con el movimiento sea Ngugi wa Thiong'o, tres veces reseñado en este blog por su creador, Antonio Rodríguez. Ese importante escritor y activista reivindica desde posiciones extremas la descolonización y una de sus formas es la lengua. En todas sus obras y especialmente desde que dejó de escribir narrativa en inglés es tema principal. Por cierto, que es un autor siempre en «las listas» de los posibles Premios Nobel, pero quizás sea un freno para conseguirlo su propio extremismo.
Gurnah parece que nos haya querido mostrar ese mundo que fue suyo desde la nostalgia. Un mundo que, según dice, nunca ha dejado de sentir como suyo a pesar de tantos años distanciado de él. Es muy buen narrador, tanto que ya lo habían juzgado así en el año que escribió la novela, 1994, pues quedó finalista del famoso Booker Prize, el mayor reconocimiento que da Reino Unido a obras de ficción.
En España, se han traducido tan solo tres de sus novelas que ahora, como decía Antonio en su reciente artículo La antigua Biblos: ¿Quién ha leído a Abdulrazak Gurnah?, solo se encuentran en algunas bibliotecas públicas. Una editorial ya ha anunciado que, en breve, las reeditará y seguro que otras se apuntan y nos inundarán con más obras suyas, lo que, aunque los motivos sean fundamentalmente comerciales, será bienvenido, porque ha sido todo un descubrimiento.
Es un libro muy recomendable de un autor que, en cuanto podamos, leeremos más.
Es un autor que está a favor del movimiento africano que lucha por escribir en las lenguas propias, no en la de los colonizadores. Quizás el autor conocido más comprometido con el movimiento sea Ngugi wa Thiong'o, tres veces reseñado en este blog por su creador, Antonio Rodríguez. Ese importante escritor y activista reivindica desde posiciones extremas la descolonización y una de sus formas es la lengua. En todas sus obras y especialmente desde que dejó de escribir narrativa en inglés es tema principal. Por cierto, que es un autor siempre en «las listas» de los posibles Premios Nobel, pero quizás sea un freno para conseguirlo su propio extremismo.
Gurnah parece que nos haya querido mostrar ese mundo que fue suyo desde la nostalgia. Un mundo que, según dice, nunca ha dejado de sentir como suyo a pesar de tantos años distanciado de él. Es muy buen narrador, tanto que ya lo habían juzgado así en el año que escribió la novela, 1994, pues quedó finalista del famoso Booker Prize, el mayor reconocimiento que da Reino Unido a obras de ficción.
En España, se han traducido tan solo tres de sus novelas que ahora, como decía Antonio en su reciente artículo La antigua Biblos: ¿Quién ha leído a Abdulrazak Gurnah?, solo se encuentran en algunas bibliotecas públicas. Una editorial ya ha anunciado que, en breve, las reeditará y seguro que otras se apuntan y nos inundarán con más obras suyas, lo que, aunque los motivos sean fundamentalmente comerciales, será bienvenido, porque ha sido todo un descubrimiento.
Es un libro muy recomendable de un autor que, en cuanto podamos, leeremos más.
Abdulrazak Gurnah
Abdulrazak Gurnah nace en 1948 en Zanzíbar, de donde huyó a los 18 años por la persecución que hubo de quienes eran musulmanes. Estudió en Inglaterra, en donde reside desde entonces y ha ejercido fundamentalmente como profesor de literatura y editor. Parece que su defensa de la descolonización está presente en toda su obra que consta de 13 novelas, bastantes relatos cortos y un buen número de ensayos y de entre ellos hay algunos que se refieren a la escritura.
Publicado por Paloma Martínez.
Excelente reseña. Ahora ya no hay excusa para desconocer a Gurnah. Las raíces de viejas culturas africanas destrozadas por la colonización occidental; trajeron, pero también arrasaron. El propio Gurnah es un ejemplo viviente de sincretismo cultural: un escritor británico de origen africano que escribe en inglés y reivindica la herencia de su pueblo originario.
ResponderEliminarGracias y un cordial saludo.
Muchas gracias abc. Efectivamente, hay muchos autores que tuvieron que exiliarse y necesariamente se adaptaron a nueva lengua y cultura, aunque siempre hay un sufrimiento que se refleja en sus obras. Y la elección del Nobel, aunque admitimos que tenga algo de político, también nos habla de la calidad del autor.
ResponderEliminarSaludos