Nicolás Guillén
El cubano Nicolás Guillén (Camagüey, 1902-1989) fue sin duda uno de los más grandes poetas cubanos del siglo XX. Periodista y escritor desde temprana edad, buen exponente del sentimiento afrocubano, militante comprometido y activo del partido comunista cubano, fue muy conocido en nuestro país en los años de la transición por haber puesto música a sus poemas artistas y grupos como Pablo Milanés, Paco Ibáñez, Quilapayún o La NuevaTrova. Pero además de sus poesías de contenido social o de apoyo a la revolución cubana, tiene otros escritos liricos de gran belleza como el que hoy os traigo.
Una glosa es un género poético difícil y exigente, que crea lazos de unión entre dos poetas, a menudo como muestra de admiración y respeto. Un poeta toma como punto de partida cuatro versos, en este caso una redondilla, de otro autor y a partir de ahí desarrolla su poema en forma de décimas de tal forma que cada una de ellas finaliza con un verso de la redondilla.
En este caso, la única glosa que escribió Guillén, toma unos versos del poeta venezolano Andrés Eloy Blanco y desarrolla este magnífico poema amoroso de despedida, una muy bella expresión de sentimientos como el temor, la inquietud y la zozobra que le produce la separación. Los versos se llenan de espacios tan grandes como abstractos (cielo, mar noche, tierra) para que en ellos tengan cabida los sentimientos que le embargan.
No sé si me olvidarás,
ni si es amor este miedo;
yo sólo sé que te vas,
yo sólo sé que me quedo.
1
Como la espuma sutil
con que el mar muere deshecho,
cuando roto el verde pecho
se desangra en el cantil,
no servido, sí servil,
sirvo a tu orgullo no más,
y aunque la muerte me das,
ya me ganes o me pierdas,
sin saber que me recuerdas
no sé si me olvidaras.
2
Flor que sólo una mañana
duraste en mi huerto amado,
del sol herido y quemado
tu cuello de porcelana:
Quiso en vano mi ansia vana
taparte el sol con un dedo;
hoy así a la angustia cedo
y al miedo, la frente mustia...
No sé si es odio esta angustia,
ni si es amor este miedo.
3
¡Qué largo camino anduve
para llegar hasta ti,
y qué remota te vi
cuando junto a mí te tuve!
Estrella, celaje, nube,
ave de pluma fugaz,
ahora que estoy donde estás,
te deshaces, sombra helada:
Ya no quiero saber nada;
yo sólo sé que te vas.
4
¡Adiós! En la noche inmensa
y en alas del viento blando,
veré tu barca bogando,
la vela impoluta y tensa.
Herida el alma y suspensa
te seguiré, si es que puedo;
y aunque iluso me concedo
la esperanza de alcanzarte,
ante esa vela que parte,
yo sólo sé que me quedo.
Nicolás Guillen
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