Se celebra
actualmente el bicentenario del Museo del Prado y por ese motivo se expone de
forma destacada el gran cuadro de Antonio Gisbert Fusilamiento de Torrijos y sus compañeros en las playas de Málaga (1888); se expone junto a un gran boceto
recientemente restaurado, otros óleos y documentos relacionados con esta
pintura.
Sobre este
cuadro y su motivo han escrito diversos autores como Espronceda, Gil y Carrasco,
Cossío, Gómez de la Serna,
Machado, Marías, Marsé, Pérez Reverte y Chirbes. Recientemente Luis Alemany,
periodista de la sección cultural de «El Mundo», ha escrito un artículo en el Metrópoli del 26 de abril pasado, en el que establece un cierto paralelismo de ese cuadro con el Guernica.
Es la única obra de pintura histórica que encargó el Estado con destino al Prado, fue encargada por el gobierno liberal de Sagasta en 1886 como símbolo de la construcción de la nación desde la defensa de la libertad y reflejo de la dureza de la lucha contra el abuso de poder del absolutismo.
Es la única obra de pintura histórica que encargó el Estado con destino al Prado, fue encargada por el gobierno liberal de Sagasta en 1886 como símbolo de la construcción de la nación desde la defensa de la libertad y reflejo de la dureza de la lucha contra el abuso de poder del absolutismo.
José MaríaTorrijos (1791-1831) fue un militar de gran prestigio, combatiente contra el ejército
francés en la guerra de Independencia, que alcanzó el grado de general con 23
años. Fue un tenaz opositor al régimen
absolutista de Fernando VII, lo que le costó pena de cárcel. Fue ministro de
Guerra durante el trienio liberal y volvió a enfrentarse a los franceses con
motivo de la invasión de los Cien Mil Hijos de San Luis en apoyo del monarca
absolutista. Tuvo que exiliarse a Francia e Inglaterra y contó con la amistad y
protección del general Lafayette y del duque de Wellington, con quien coincidió
en la batalla de Vitoria contra Napoleón.
Durante el
exilio, continuó conspirando contra Fernando VII y organizó un levantamiento
contra él. Desde Gibraltar desembarcó en Málaga con sesenta compañeros pero
fueron traicionados, apresados y fusilados sin juicio previo en las playas de Málaga
por orden del rey.
Autorretrato (1865) de Antonio Gisbert
Antonio Gisbert (Alcoy, 1834-1901), pintor de obra histórica o realismo retrospectivo y director del Prado
durante cinco años, se encargó de plasmar la escena en este gran lienzo de seis
metros de tamaño. Con gran sentido de la realidad viajó a Málaga para conocer
el lugar del fusilamiento, buscó imágenes de los fusilados y se entrevistó con
familiares y testigos.
El resultado es un cuadro impresionante por su tamaño y gran realismo, con figuras mayores que el tamaño natural, retratos que reflejan magníficamente los rasgos de los personajes, por otro lado perfectamente identificados, dotados de expresiones de orgullo, resignación y, sobre todo, de gran serenidad y dignidad. En la composición deja en un segundo plano menos definido al pelotón de fusilamiento. Todo el conjunto trasmite una fuerza sobrecogedora, su contemplación impresiona y emociona por igual. Es una buena escusa para acercarse una vez más al Museo del Prado.
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