Título: El testamento de un bromista
Autor: Jules Vallés
Páginas: 95
Editorial: Periférica
Precio: 12 euros
Año de edición: 2006
Esta novelita, publicada en 1869 por entregas, describe la infancia del autor, es de suponer que algo deformada por el recuerdo y las libertades que se toma siempre un buen narrador para hacer más interesante la historia que cuenta y darle sentido. Pero no nos engañemos, lo que aquí se cuenta es verdad y es una verdad terrible: una infancia durísima bajo la cruel autoridad de unos padres que parecían odiarle.
Menos mal que el dramático relato se suaviza algo gracias a la ligereza con la que se cuenta y a un humor negro y feroz, pero humor al fin y al cabo, con el que este revolucionario impenitente se ríe de sí mismo y de sus sufrimientos. La lectura es entre terrible y divertida, el lector no puede evitar reírse y disfrutar, a la vez que siente remordimientos por pasárselo bien con el relato de una infancia desgraciada. En fin, una experiencia muy curiosa.
En cualquier caso, hay pasajes que brillan con una calidad literaria de muchos quilates. Son párrafos que demuestran que Vallès tenía madera de gran escritor. La descripción del profesor de tercero de secundaria es genial, la visita al parlamento es un pasaje desternillante, lleno de humor vitriólico, y de vez en cuando uno se encuentra con retratos espectaculares, hechas con dos frases que dibujan perfectamente a un personaje.
Finalmente, el protagonista de esta novela se convierte en revolucionario a los 14 años, así que ya no queda duda de que es un trasunto del propio autor.
Una novela corta excelente, dura, directa y rebosante de humor un poco salvaje, que retrata a una época y a un escritor maldito y revolucionario, que tuvo una vida tan atrabiliaria como la que aquí se cuenta. Este hombre es un verdadero descubrimiento, un autor sorprendente que os recomiendo por lo interesante que resulta conocer su vida y por su innegable talento literario.
Jules Vallés (Le Puy-en-Velay, 1832-1885), periodista, escritor y revolucionario, era hijo de un maestro y a pesar de ue tuvo una infancia difícil fué siempre un buen estudiante que sacaba buenas notas, tan buenas que su madre creía que las falsificaba.
Sus padres le enviaron a París a estudiar, pero él se dedicó a frecuentar grupos revolucionarios mientras hacía como que estudiaba y se dedicaba de lleno al periodismo comprometido. Participó en un levantamiento contra Napoleón III, sus padres le ingresaron en un manicomio en Nantes, se escapó, entró a trabajar en «Le Figaro», se presentó como candidato al parlamento, fué encarcelado varias veces por alterar el orden público... vamos que no paraba.
Fué uno de los cabecillas de la Comuna de París y de la revolución de 1871, por lo que fué condenado a muerte y tuvo que huir a Inglaterra. Pudo volver a París en 1880 gracias a una amnistía general, volvió a ejercer el periodismo y la agitación social, y solo cinco años después falleció de diabetes.
Jules Vallés, un chico difícil
Publicado por Antonio F. Rodríguez.
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