Autor: Boris Izaguirre
Páginas: 384
Editorial: Planeta
Precio: 21,50
Año de Edición: 2013
Es
una suerte que un escritor como Boris Izaguirre (Caracas, 1965)
publique con cierta asiduidad una novela tras otra. El venezolano, que escribe
desde 2007 para la Editorial Planeta, publicó en
ese mismo año su exitosa y premiada novela «Villa Diamante», en 2009 «Y de repente fue ayer» y, más recientemente, en septiembre de 2011, «Dos
monstruos juntos».
Los
años han pasado, casi veinte concretamente, para los Uzcátegui.
Llevábamos sin saber de ellos desde el desenlace de «Villa Diamante» con
el Caracazo de 1989. Ahora, en una coyuntura no mucho más halagüeña,
septiembre de 2008, la quiebra de Lehman Brothers, volveremos a saber qué
tal les va. La novelesca familia que impulsó definitivamente la
trayectoria literaria del escritor venezolano, Finalista del
Premio Planeta en 2007, vuelve a ser protagonista en este libro.
El
clan de los Uzcátegui no escarmienta con el paso de los años.
Generación tras generación seguirá cometiendo los errores del pasado.
Sus miembros aún no han aprendido que «la avaricia mató al gato». En un
entorno temporal muy limitado y reciente (2008-2010), Boris nos sumerge
en una interesante trama de operaciones financieras ilegales, con el
vaivén de sus personajes entre el Nuevo Mundo y el Viejo Continente al que
ya nos tiene acostumbrados en sus novelas.
Los
rasgos de la narrativa del venezolano, en ésta su última novela hasta la
fecha, traen consigo una curiosa transformación acorde con los tiempos
que trata. Su prosa descriptiva de anteriores novelas, cargada de
adjetivos que daban glamour y luminosidad a escenarios de la Gran Venezuela
de Marcos Pérez Jiménez y a la americanizada Cuba de Batista, pasa a
ser ahora más lóbrega al reflejar un Occidente inmerso en la crisis actual. No
por ello pierde riqueza su lenguaje ni colorido sus pasajes. El
Boris colorista vuelve a estar muy presente en «Dos monstruos juntos».
Por
último, advertir de una faceta de este autor que me ha llamado la atención. No
sé si calificarla de futurista o pesimista. En esta novela, publicada
hace dos años, en verano de 2011, preve en uno de sus diálogos nuestra realidad actual de corrupción en
las altas esferas:
“…las
leyes del juego cambiaron de repente. Que nadie volverá nunca, nunca
más a ser inocente mientras dure esta crisis. Y va a durar, como también
sabes, mucho tiempo.”
Si lo escrito parece premonitorio, podemos recordar, para más inri, lo que se presentaba como los albores de recuperación de la España de 2011, cuya realidad sumida en una situación crítica tanto en lo económico, como en lo social y en lo moral, era camuflada de recesión y suavizada con vanas esperanzas de brotes verdes.
Si lo escrito parece premonitorio, podemos recordar, para más inri, lo que se presentaba como los albores de recuperación de la España de 2011, cuya realidad sumida en una situación crítica tanto en lo económico, como en lo social y en lo moral, era camuflada de recesión y suavizada con vanas esperanzas de brotes verdes.
Boris Izaguirre
Publicado por Jesús Rojas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario