Título: Las Siete Maravillas del mundo antiguo
Autor: Kai Brodersen
Páginas: 176
Editorial: Alianza
Precio: 9,50 euros
Año de Edición: 2010
Este curioso libro demuestra que la manía del ser humano de hacer listas y clasificaciones se remonta a la antigüedad más clásica. ¿Quién no ha oído hablar de las siete maravillas del mundo antiguo? Parece que su origen es incierto; la primera mención que se ha encontrado en un texto griego del siglo II antes de Cristo y a partir de entonces se convirtieron en un lugar común mencionado por poetas y escritores de la antigüedad. Así es como se acuñó la expresión «la octava maravilla» para aludir a algo único y extraordinario.
La siete maravillas del mundo antiguo eran siete construcciones humanas especialmente insignes y destacadas, que se consideraba merecían ser visitadas por constituir la cima de las realizaciones humanas. No incluían maravillas naturales, la mayoría eran obras arquitectónicas griegas y constituyen un concepto típico del Período helenístico, que va desde el año 323 a. C. hasta el 30 a. C.. En ese periodo la cultura griega clásica y sus valores se expanden por todo el mundo conocido como consecuencia del dominio del emperador Alejandro Magno y los monarcas que le sucedieron.
La lista de esas siete maravillas es la siguiente:
- La gran pirámide de Gizéh, la única maravilla que se conserva hoy en día y la más antigua. Acabada aproximadamente en el año 2 570 a. C., tiene unos 146 metros de altura y durante casi 40 siglos fué la construcción más alta hecha por el hombre, hasta que se erigió la catedral de Lincoln (1311) en Inglaterra.
La gran pirámide en una foto del siglo XIX
- Los jardines colgantes de Babilonia, construidos entre el 605 y el 562 a. C. por Nabucodonosor II, que fueron destruidos por los persas en el año 126 a. C.
Los jardines de Babilonia, grabado de Martin Heemskerck (siglo XVI)
- La estatua de Zeus en Olimpia, esculpida hacia el 430 a. C. por Fidias, media unos 12 metros de altura y casi no cabía en el templo dedicado a ese dios en la ciudad de Olimpia. En el 394 fué trasladada a Constantinopla y poco después, destruida por un incendio.
Supuesta apariencia de la estatuda de Zeus en Olimpia
- El templo de Artemisa en Éfeso (actualmente Turquía), construído hacia el 550 a. C. y destruido por un incendio intencionado en el 365 a. C. Alejandro Magno ordenó reconstruirlo y ese segundo templo, acabado en el año 323 a. C., fué definitivamente destruido por los godos en el 262.
Modelo del templo de Artemisa en Éfeso (Parque de las miniaturas, Estambul)
- La tumba del sátrapa persa Mausolo en Halicarnaso (hoy Turquía), que dió origen a la palabra mausoleo. Fué construida entre el año 353 y el 350 a. C., tenía unos 45 m de altura y estaba decorada con estatutas y relieves de los escultores más conocdos de la época. Fué destruido por un gran terremoto en el año 1404.
Modelo de la tumba de Mausolo (Parque de las miniaturas, Estambul)
- El Coloso de Rodas, que era una enorme estatua al dios Helios que guardaba la entrada al puerto de Rodas. La leyenda dice que tenía una pierna apoyada en cada lado de la entrada al puerto. Tenía unos 32 m de altura, se construyé en el año 292 y un terremoto la derribó en el 226 a. C., por lo que fué la maravilla más efímera.
El Coloso de Rodas, grabado de Martin Heemskerck (siglo XVI)
- El Faro de Alejandría, acabado en el 247 a. C., en la Isla de Pharos, guiaba a los barcos y dió nombre a ese tipo de torres. Los terremotos de 1303 y 1323 la redujeron a escombros y sus restos fueron utilizados para construir una fortaleza cercana.
Réplica del Faro de Alejandría, en el Parque cultural Window of the World (Shenzhen)
En esta obra, Brodersen repasa la historia y principales características de cada una de estas construcciones míticas, que parecen legendarias, pero que existieron realmente. Un libro ameno, entretenido y curioso, de los que ayudan a que nazca y se desarrolle la afición a la Historia y el gusto por la Arqueología. Está escrto en un tono muy divulgativo y se lee con facilidad.
Curiosamente, la única de estas maravillas que no se ha perdido es la pirámide de Gizéh, todas las demás han desaparecido, lo que las hace más maravillosas y legendarias. En muchas situaciones de la vida, a veces parece que es una ley natural el que lo más valorado es lo que se ha perdido. El juguete más querido de la infancia es áquel con el que pudimos jugar un poco y en seguida se rompio o se perdió. De forma parecida, las maravillas perdidas poseen un halo de misterio que las prestigia y embellece.
Kai Brodersen (Tübinga,1958) es un historiador alemán, especializado en Historia Antigua, que actualmente trabaja para la Universidad de Erfurt. Ha colaborado como profesor visitante en varias universidades y es el director de la revista Historia.
Kai Brodersen
Publicado por Antonio F. Rodríguez.
bien:)padre es para una tarea de monografia
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